Capitulo 05

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—Es difícil olvidar a alguien con una personalidad tan fuerte —susurro distrayéndome con lo que dijo Adam el primer día de su experiencia universitaria.

—¿Qué dijiste? —pregunta Abigail abrochando el cinturón de seguridad.

Mamá me dejó usar su auto a cambio de recogerla por la tarde. No podía dejar pasar la oportunidad de salir con mi amiga y más si teníamos las dos últimas horas libres.

—Escuché lo que dijiste: alguien con una personalidad fuerte —Abigail insistió en el tema, mientras que yo giraba a la derecha.

—Es una línea de un libro que leí anoche.

Sí, esa soy yo con mis excusas tontas que Abigail no cree ni la mitad.

—¿A dónde vamos? —Pregunta mi amiga quitándose la goma del cabello negro y liso, que suelto se le ve hermoso.

—Un lugar no muy lejos del centro de la ciudad —sugerí con cierta mordacidad—, y lleno de hombres guapos para ti.

—Otra vez —se queja dando vueltas a la goma en su dedo.

—Zack Craven no es el único hombre en la tierra —Detuve el auto en el semáforo rojo, esperando que cambiara y el autobús delante de mí se moviera.

—Su hermano es bastante guapo —murmura ella devolviéndome la pelota.

—¿Lo viste?

—Es difícil de ignorar y más cuando mi mejor amiga lo ayuda a adaptarse —resalta con destellos de ironía.

Era lo que esperaba que me dijera por pasar tiempo con él como su guía.

—Es un asunto entre su padre y el mío, nada importante —la luz cambia y yo muevo la palanca de cambios para partir—. ¿Me puedes sugerir un lugar donde podamos comer y pasar el rato? que no sea demasiado lejos, tengo que recoger a mamá en la editorial.

—El restaurante de mi tía queda a quince minutos de aquí. En el segundo piso hay salón privado que podemos usar para comer y charlar.

—Indícame como llegar.

No me fue difícil dar con él y más si al tomar una vía menos congestionada.

—Me encanta cómo te vistes, Celeste —comento Abigail vertiendo té en la pequeña taza de porcelana—. Pensé que te urgía comprar el cinturón.

—Es cosa de mi madre, además prefiero comer en un lugar tranquilo que hacerlo con niños y gente dando vueltas a mí alrededor.

Pensé en ir al centro comercial, pero de solo pensar en visitar tiendas solo para comprar un cinturón, me estresé. No soy muy buena compradora, de hecho, si no fuera por mi hermana y mi madre, me abstendría de hacer compras anuales para actualizar mi armario.

—Deberíamos venir aquí más a menudo, ¿por qué no me contaste de este lugar? —Puse mis codos sobre la mesa, mirando el cielo y la línea del horizonte, hasta donde llegaba la bahía.

—No hubo oportunidad —dijo—. Vengo una vez cada dos fines de semana a ayudar a mi tía. Creo que trabajaré aquí en verano para ganar algo de dinero extra.

Cuando me quejaba por alguna tontería, recordaba el gran esfuerzo que hace mi amiga para estudiar. A diferencia de mí, Abigail no tiene una posición financiera estable, estudia Arquitectura gracias a una beca.

No es que fuéramos ricos, pero gracias al fideicomiso que dejo mi abuela, Emilia y yo no teníamos que preocuparnos por los estudios ni otros gastos el resto de nuestras vidas.

—No sería una mala idea trabajar aquí —dije sin más.

—Olvídalo —dijo Abigail tomando dos palillos de la canasta—. Tu padre se enojara y no lo necesitas.

La Novia RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora