—Huh —exclamó Miharu al abrirse las puertas del aeropuerto—. Creí que estaría más soleado.
—Algunos días el sol sale casi todo el día, pero gran parte del tiempo es así —respondió Blake.
—¡Como en Londres! —dijo sonriente, Blake asintió— Mis abuelitos viven allá.
—Oh, ¿en serio? —vió de soslayo al castaño, y con fingida sorpresa dijo:— No lo sabía.
—¿Conoce Londres, Señor Orsen? —preguntó la menor aún con la sonrisa en su rostro.
—Lo he visitado un par de veces —regaló una sonrisa a la niña y continuó—. Síganme, el auto está por aquí.
Blake caminó a la par de Miharu y Baaya, mientras James les seguía unos pasos atrás con una expresión mezcla de cansancio y fastidio. Llevaba menos de diez minutos en aquel país y ya se estaba lamentando de su decisión. El azabache no perdía de vista al castaño, podía ver su reflejo por medio del cristal.
—Señor Auclair —llamó sacándolo de sus pensamientos, levantó la vista hacia el moreno quien tenía una sonrisa landina—, no se quede atrás. Sería una lástima si se pierde en esta ciudad.
El menor sonrió con sarcasmo y apresuró su andar hasta que llegaron al auto, un BMW Serie 5 de color negro mate. Baaya quedó encantada con el vehículo en el instante, mientras que Auclair, padre e hija, se quedaron boquiabiertos. La mujer se veía emocionada y comenzó a hacerle un montón de preguntas al azabache relacionadas a la mecánica del auto.
—Veo que sabe mucho de autos, señora Funakoshi.
—Mi padre era mecánico por lo que crecí rodeada de automóviles y camiones, le hubiera encantado trabajar con un vehículo así —respondió sonriente.
—Estoy seguro de ello —sacó las llaves de su bolsillo, el portaequipajes se abrió y las pequeñas arrugas en el rostro de Baaya se resaltaron por su sonrisa—. Subiré sus maletas.
Tomó las maletas más grandes y rápidamente las acomodó en el portaequipajes, sorprendentemente todas encajaban a la perfección. Miharu se acercó con la transportadora de Yuki en mano y con voz tímida se dirigió al moreno. James iba con ella.
—¿Hay problema si se va conmigo?
—Claro que no, nena —respondió Blake haciéndola sonreír.
—¿Ves papi? Te dije que no habría problema —habló sonriente subiéndose al auto junto con la transportadora. James suspiró pesadamente y dirigió una mirada severa al mayor que cerraba el portaequipajes.
—¿Qué? —dijo enarcando las cejas. No dijo nada y Blake puso los ojos en blanco— Tranquilo, no planeo nada. Es obvio que no serviría.
Subió al asiento del conductor, James fue de copiloto. El camino hacia el edificio fue acompañado por un sinfín de preguntas que hacía Miharu sobre la ciudad, todas eran contestadas por Blake. Baaya incluso le preguntó sobre el museo de la ciudad terminando en que Orsen los llevaría ahí en cuanto tuviesen oportunidad. James mantenía la vista en el camino mientras se repetía mentalmente sobre dejar de comportarse como un amargado y cumplir con trabajo, hasta podría intentar pasársela bien.
Boston tenía gran cantidad de edificaciones hermosas, y a pesar de que el día estaba parcialmente nublado, podía percibir la calidez de los habitantes. El edificio Radian estaba ubicado cerca del parque lineal Rose Kennedy, tampoco estaba lejos del acuario, la zona se veía segura y estaba cerca del distrito financiero de la ciudad. Incluso Chinatown quedaba cerca. Blake aparcó en la entrada del edificio saludando sonriente a John mientras los pasajeros bajaban del vehículo.

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el chico de ojos verdes
Lãng mạn💚 ; después de trece años, el destino entrelaza los caminos de James y Blake, dos almas marcadas por el paso del tiempo y que han enfrentado los altibajos de la vida. James, un arquitecto de renombre y padre soltero que se ha cerrado al amor t...