Ian

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Will entró al colegio de la mano de su gemelo. Park tenía la nariz y la mejillas rojitas por haber llorado. Sus papás le habían dicho a Parker que sólo sería un ratito, pero Parker simplemente no quería entrar a la escuela. Así que Will, como todo buen hermano mayor, lo abrazó y luego le prometió estar con él todo el tiempo del mundo. Park dejó de llorar.

Pero su hermanito se alejó de él en cuanto vio a los niños en el aula y luego comenzó a entablar conversación con todos y cada uno de esos niños. Will sonrió, muy orgulloso de su hermano menor. Puso una mueca en su carita cuando, en lugar de sentarse con Parker, un niño de cabello rubio ocupó la silla.

—Soy Ian —dijo el niño con una sonrisa. Will frunció el ceño, porque ese niño había tomado el lugar que se suponía era el de su hermanito. Luego recordó las palabras de su papá: "Tienes que ser amable".

—Soy Will —murmuró mientras jugaba con su plastilina.

Alrededor de unos cinco minutos después, ya compartían plastilina y la brilantina color verde que usaron para sus camioncitos.

Ian Summers comió con ellos en el recreo. Comió de su manzana en forma de pétalos de rosa, y ellos dos comieron de su sándwich de jalea.

Will decidió que sería su mejor amigo desde entonces.

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*
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—¡Derek! —gritó Stiles con pánico al ver cómo su esposo soltaba a uno de sus hijos, quien se tambaleó en su bici y soltó un gritito de miedo al no tener buen equilibrio.

—¡Tú puedes, Park! —gritó Dallas desde su propia bici. Su padre, Maddox, los esperaba desde el otro lado de la calle en su bicicleta para llevarlos a pasear.

—Papá... yo no quiero que mi papá me enseñe. Enséñame tú —dijo Will con una mueca al ver la forma en la que Derek le enseñaba a Parker a manejar bicicleta.

—Obviamente yo te voy a enseñar. Tu padre no tiene una pizca de sentido común —murmuró lo último por lo bajo, pero tanto Derek, como Maddox y los niños eran hombres lobo, así que lo oyeron. Derek soltó una carcajada y se volteó para verlo.

—No se cae, Stiles, es un hombre lobo, tiene buenos reflejos —sonrió su marido. Stiles rodó los ojos—. ¡Mira, mira! Eso, Levy, tú puedes, bebé —animó a su hijo menor, viendo que ya no se tambaleaba en la bici.

—¡Mira, papi! ¡Ya pude, ya pude! —gritó con júbilo Parker, soltando la guía con una mano y saludando a Stiles.

—¡No sueltes el manubrio, Parker! —le gritó Stiles. Parker se rio y volvió a tomar el manubrio con ambas manos—. Lo estás haciendo bien, bebé.

—Mi turno, pá —le dijo Will, montándose en la bici y esperando a que Stiles lo empuje.

Derek, una vez seguro de que Maddox supervisaba a Parker, se acercó a ellos dos. Su torso desnudo brillaba gracias a los rayos de sol que impactaban contra su firme y dorada piel. A Stiles se le hizo agua la boca al ver a semejante espécimen; se lamió el labio inferior sin poder evitarlo, capturando la mirada de Derek, quien sólo le dio una sonrisa con una mirada traviesa.

—¿Necesitas ayuda, bebé? —preguntó Derek al aire.

—pronunció Stiles en un suspiro, sin despegar la vista de su cuerpo. Derek levantó la comisura de sus labios con diversión.

—Hablo de Will —la voz de Derek tenía un deje de diversión. Stiles puso un puchero.

—No, pá, estoy bien. Papi me va a enseñar —le anunció William con una sonrisa tierna. Derrk no pude evitar derretirse ante lo adorable que era su niño.

El día que Derek Hale se convirtió en papá... [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora