Girlfriend I (and the little boys)

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Su primera cita con Alessia fue como reunirse con una amiga de años. William pudo hablarle acerca de lo mucho que le gustaba pintar con acuarelas, y él escuchó con atención cómo Alessia explicaba emocionada su vida en Italia, los paisajes que había en su villa y las horas enteras que pasaba jugando con los demás niños que vivían en la villa.

El tiempo se pasó tan rápido, que ninguno se dio cuenta de lo tarde que se hacía, hasta que los padres de Alessia llegaron a buscarlos. Cuando dejaron a Will en su casa, él se despidió con un abrazo de la niña y agradeció a los padres de ésta por haberlos dejado ir por malteadas.

Al entrar a casa, simplemente sonrió cuando sus padres, sus hermanos, su sobrino, su cuñada y su tío Jackson conenzaron a bombardearlo de preguntas.

—Yaaa —alargó la vocal, riendo—. Déjenmeee. Ya me tengo que ir a dormir, ya son las nueve.

Y los dejó a todos en suspenso hasta el día siguiente.

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—Will... ¿Esa niña te gusta mucho?

William dejó su tarea de lado al escuchar a su padre hablarle. El niño apretó los labios en una línea fina, dubitativo. Luego, asintió sin despegar la vista de sus manos.

—¿Puedes elaborar eso un poquito, cachorrito? —le pidió Derek con voz suave, tomando una silla para sentarse frente a su hijo.

—Cada vez que la veo me duele aquí, papá —Will se apretó el pecho con una mano, sobándose el tórax y haciendo una mueca—. Mi corazón late muy rápido cuando sonríe. Y cuando hablo con ella... me gusta escucharla. Todo lo que dice me gusta, ella es muy divertida, y me gusta cuando habla de su villa porque se oye feliz. Y... y su voz es muy bonita, papá. Siento que podría escucharla horas, y horas, y horas y no me aburriría.

Derek se llevó una mano a la boca, incrédulo ante las palabras de su hijo. Lo que Will describía sonaba mucho a cómo era una relación entre compañeros de vida. Sonaba mucho a como el mismo Derek se sentía con respecto a Stiles.

—Y... también... —William puso una mueca, Derek pudo darse cuenta de cómo su hijo se debatía entre sí decir lo siguiente o no—. Es que... huele bien —susurró Will con evidente vergüenza, escondiendo su mirada de la de Derek mientras su carita y su cuello adquirían un tierno color rosa. El hombre se aclaró la garganta y puso su mano en el cuello de su hijo para acariciarle la nuca y marcarlo con su olor.

—Will, tu papá y yo, bueno... Ustedes saben que su papá y yo somos compañeros... ¿Sabes cómo lo supe? —inquirió, su hijo levantó la mirada y negó con la cabeza—. Por su olor.

Will dejó escapar un jadeo de sorpresa. Derek le sonrió.

—Olía como a... —Derek intentó buscar las palabras para describir el olor de Stiles, pero no pudo encontrarlas—. Olía como a mío —fue lo único que pudo decir.

—Huele como si fuera una parte de ti —finalizó William. Derek abrió la boca sorprendido, atónito. Su hijo a veces era mucho mejor con las palabras que él. Y eso lo heredó de Stiles.

—Sí, exactamente. Huele como a una parte de mí que no sabía que me estaba faltando. Will... creo que Alessia es tu compañera, bebé.

—Yo no lo creo... yo lo sé —finalizó, algo en su mirada lleno de una fiereza que Derek no sabía si provenía de su lado de la familia o de la de Stiles. Tal vez de ambas.

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3 semanas después

Will bajó de la camioneta de su hermano mayor con los nervios hasta el tope. Sentía mariposas en su pancita, y éstas revoloteaban con más fuerza a medida que se acercaba a la niña de los hermosos ojos que le habían dejado sin aliento.

—Hola —murmuró con un poco de timidez.

—Hola —sonrió Alessia. Ella miró con curiosidad la caja que tenía en sus manos.

—Para ti —le tendió la caja y le dio un tulipán azul. La niña se sonrojó.

—Gracias —Will se secó en sus jeans el sudor de sus manos.

—¿Te gustaría...? —se quedó sin voz de los nervios. Se aclaró la garganta antes de continuar—. ¿Te gustaría ser mi novia?

Esta vez lo pronunció con más seguridad, sorprendiendo a Alessia.

—Yo... Es que sólo tengo once. Pero me gustas —la niña volvió a sonrojarse, removiéndose en su sitio al no saber qué decir.

—¿Entonces es un sí? —Alessia asintió con vergüenza. Y William sonrió. Las mariposas en su panza se convirtieron en pterodáctilos.

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Stiles Stilinski suspiró al ver a su hijo mayor abrirle la puerta del auto a su pequeña novia.

Aún recuerda cómo el niño le pedía mediante balbuceos, que sólo él y Derek entendían porque eran sus padres, un poquito de leche con chocolate. También recuerda cuando lloraba al separarse de su gemelo; recuerda aquella vez que ambos lloraron cuando vieron que Derek se había afeitado.

Y ahora, uno de ellos tenía novia. Le compraba flores, le horneaba galletas y le daba suaves e inocentes besos en las mejillas. Stiles sólo pudo echar de menos aquellos momentos, pero sabía que Alessia Di Vaio era la compañera de su hijo. Y lo sabía porque Derek se había encargado de hablar con él al respecto, alegando que Will estaba muy chiquito para estar con su compañera.

Stiles sólo pudo ponerle los ojos en blanco a su esposo y darle un beso de lástima, porque, en serio, ese argumento no era válido.

Ya daba por perdido a su hijo mayor, que había caído en las redes del amor. Su esperanza era Dallas, porque sabía que más temprano que tarde, Parker también caería por alguien. O por varias personas, conociendo el carácter de su hijo menor.

Así que todo recaía en su precioso nieto. Su primer precioso nieto. Dallas era su bebé, aunque ya tuviera trece. Era su ojito derecho. Lo que Dallas pedía, era lo que Dallas tenía. Pero Stiles se había encargado de no convertirlo en un niño pesado, pero de todas formas no era su hijo, sino su nieto. Así que confiaba que Maddox le enseñara lo correcto a Dall.

Pero mientras ninguno de sus tres hijos llegara un día a reclamar por qué no les había otorgado el tiempo necesario a su crianza, Stiles estaría tranquilo. Maddox ya estaba mayorcito y era el motivo de su orgullo, porque fue el primero.

Al rubio lo había criado sin conocimiento previo, lo que lo convertía en su orgullo. Era el alcalde de la ciudad, un exitoso abogado, buen esposo y padre de familia. Y no podía estar más orgulloso de él.

Ahora que lo pensaba de esa forma, Stiles no tenía nada de que quejarse. Se sentía feliz, muy feliz. Tenía tres maravillosos hijos, un nieto, dos nueras increíbles, y un esposo que ni en sueños pensó tener.

Porque Derek era su sueño hecho realidad, y todo lo que le hacía feliz era gracias a él.

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Gracias por leer!!

-MadMaxies

El día que Derek Hale se convirtió en papá... [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora