Timidez y Tristeza

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  Zoe volvió al día siguiente, y para suerte de ella, la madre de Kyle no se encontraba presente. Él se encontraba leyendo un apunte bastante grande, totalmente concentrado, y ella estuvo a punto de irse para no interrumpirlo, pero el joven levantó la vista y la vio, sonriéndole con alegría.

  -Te estaba esperando -dijo él, y ella se acercó, sentándose en el borde de la cama.

  -¿Qué leías? -preguntó.

 -Es para el ingreso a Ingeniería -respondió él-. Si tengo suerte el año próximo entraré a la universidad, y quiero ir preparándome desde ahora.

  -Entiendo...

  -¿Y tú? ¿Qué harás?

  Zoe no sabía que responder, no podía decirle que iba a pasarse la vida esperando poder controlar sus poderes, además de que no quería aceptarlo. Se quedó largo tiempo en silencio, tanto que Kyle tuvo miedo de haber metido la pata.

  -No debes contarme si no quieres -murmuró él, temeroso.

  Ella volvió y lo miró. Era tan tierno, con esa expresión culpable, siendo que todo lo que ella hacía estaba mal mientras que él había tenido la mala suerte de estar en un lugar equivocado.

  -En este momento estoy en una especie de... internado para señoritas -dijo Zoe, y no era del todo mentira-. Honestamente no sé que haré más adelante, me limito a pasar el día a día.

  Kyle sintió la tristeza en las palabras de ella y se sintió mal, y deseó poder cambiar eso.

  -Está bien, es una forma de tomarte las cosas -la intentó animar. 

  Hubo un largo silencio, en el cual sólo se miraban.

  -¿Puedo pedirte algo? -inquirió Kyle, con timidez.

  Ella asintió.

  -¿Podrías venir a verme siempre que puedas? Pero no si vienes por lástima.

  -Nunca vendría por lástima -contestó ella rápidamente-. Y claro que vendré.

  Kyle tomó las manos de ella entre las suyas y las sostuvo por largo rato, y luego tiró de ella para que se recostara a su lado. Zoe se sintió algo confundida, pero lo hizo, y ahí se quedaron hasta que la hora de visita acabó y ella tuvo que irse.

  -Te esperaré -murmuró él, acariciando es rostro de la bruja, en un arrebato de ternura. 

  Ella se sonrojó, cerró los ojos un momento ante el contacto y asintió.

  -Volveré.

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