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Esta vez dedicaremos el capítulo a uno de los temas de los que más se habla en el libro: el orgullo de Darcy.
En este también haremos un poco de incapie en el de Elizabeth, ya que ella a pesar de no demostrarlo también tenía.
Veamos primero que dice Lady Lucas sobre el orgullo de nuestro personaje masculino:

Su orgullo no me ofende como tal orgullo, porque tiene una excusa. No hay que maravillarse de que un muchacho tan fino, con familia, fortuna y todo a su favor, piense altamente de sí mismo. Si puedo expresarme así, diré que tiene derecho a ser orgulloso.

A lo que Elizabeth responde, dando a conocer que ella tiene un poco de orgullo al igual:

Es verdad, y con facilidad perdonaría su orgullo si no hubiera mortificado el mío.

Además algo que me gusta bastante es la reflexión de Mary en cuanto a todo esto:

El orgullo es un defecto muy común. Mis lecturas me han convencido de ello, de que la naturaleza humana es por extremo propensa a él, y de que hay muy pocos que no abriguen sentimientos de propia complacencia con motivo de tal o cualidad real o imaginaria. La vanidad y el orgullo son cosas muy diversas, aunque a menudo se toman como sinónimas ambas palabras. Una persona puede ser orgullosa sin ser vana. El orgullo se refiere más a nuestra opinión sobre nosotros mismos; la vanidad, a lo que los demás hayan de pensar sobre nosotros.

Recuerdos de Orgullo y PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora