Las despedidas apestan y me refiero a apestar en serio.
Cuando te toca mudarte y eso implica despedirte, así te mudes dentro de la misma ciudad, esa despedida va a doler. No frecuentaras los sitios que solías visitar a diario, y eso duele, apesta.
De repente ya no es en la misma ciudad, y esta, apesta más que la anterior, pasaras de visitar a los tuyos por lo menos tres veces por semana a solo una vez al mes. Cierto que apesta?
¡Sorpresa! Ya no es de ciudad, ¡Es de país! Sí, de país. Electrizante, no es así? Y te detienes solo tres pequeños segundos y esos son más que suficientes para que toda tu vida, tus buenos y malos momentos, lugares visitados, experiencias vividas ,risas que te sacaron lágrimas, encuentros familiares y con amigos pase sobre tus ojos como el tráiler más rápido nunca antes visto de una película.. y es ahí donde te das cuenta de lo afortunado que haz sido a lo largo de tu vida, y te preguntas; ¿Volveré aquí? ¿Por qué? ¿Cuándo regresé permanecerá todo igual? ¿Cuándo voy a volver?
Ninguna de las personas alrededor de las despedidas salen ilesas, cada quien se lleva su porción de vacío, nostalgia, fuerza, amor, coraje, estupefacción, dudas.
¿Sufre mas quien se va o quien se queda?
El trabajo de ambas partes es ser firmes, fuertes, valientes y empoderados.
Una vez alguien dijo que sufre más quién se queda, porque quien se va, lleva una maleta llena de sueños y de obligación a enfocarse, y que por el contrario quien se queda, solo guarda dudas y pesar en sus bolsillos.
De una cosa hay que estar seguros y es que hay noches en que ambas partes lloran, sufren, extrañan y decaen, noches como hoy.
Por eso, las despedidas apestan.
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Souvenir
PoetrySiempre hay algo que decir y algo que leer. Relatos y vivencias reales y honestos.