Y de repente en casa ya no tienes que pedir que bajen el tono de voz para que te dejen escuchar la televisión tranquilo, ya no peleas por un puesto especifico en la mesa, ni por a quien le sirven la comida primero.
Se acabaron las tardes ruidosas en familia, el sonido constante de la puerta al abrirse desaparece,
las meriendas compartidas y risas contagiosas,
todo eso se esfuma,
porque uno a uno fue tomando su rumbo
por el mundo..Un comedor vacío
Cuartos de sobra
Y unos muebles que nadie ocupa..Gracias, comunismo.

ESTÁS LEYENDO
Souvenir
PoetrySiempre hay algo que decir y algo que leer. Relatos y vivencias reales y honestos.