일곱.

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Omnisciente.

YoonGi había dejado al pequeño Jeon dos calles antes de su casa. El pálido siguió insistiendo en acompañarlo, ¡o esperarlo al menos!, pero el adorable ser el cual lo traía enamorado, dijo que no.

Al final, Min se había ido y JeonGguk soltó un suspiro, relamió sus pequeños cerezos y caminó a pequeños pasos a su casa; YoonGi estaba sumamente preocupado aún, tenía una terrible sensación que no abandonaba su pecho.

Ggukie, entró a lo que era su hogar y metió todo lo que era de su pertenencia en una maleta que se ubicaba debajo de su cama. Sintió su teléfono vibrar a lo que contestó confundido.

—¿hyung?

—Ah, JeonGgukie, bebé, ¿todo está bien allá?, ¿no hay nada extraño?

El menor rió enternecido ante la actitud de su mayor.

—Le dije que no sucede nada, yoonie-ssi, tranquilo.

Platicaron un poco más y al final, el menor colgó terminando de guardar sus cosas. Todo iba bien, salió completamente sano y tranquilo de su casa, caminó unas cuantas calles hasta que algo lo jaló a un rincón.

—Tú padre tiene razón, eres un niño muy bonito. —el extraño rió y puso un trapo en el rostro frágil del chico, que cubría su nariz y boca.—

El pedazo de tela estaba impregnado con cloroformo por lo que no faltó mucho como para que Jeon cayera dormido.

El tipo tomó el celular del menor y marcó a un número desconocido para después sonreír con burla.

—Listo, señor.

Colgó y aventó el celular al suelo para después pisarlo y así borrar evidencias. Salió con el cuerpo dormido de Gguk y lo metió en un carro para después manejar al destino y al mismo tiempo, el pequeño infierno del inocente conejito.

[...]


























YoonGi.

Yo ya había llegado a mi casa, han pasado dos horas de que mi bebé no regresa. ¡Dios!

Tomé las llaves de mi auto nuevamente y caminé a este, entré y manejé de regreso a la casa de mi pequeño algodón de azúcar. Al estar cerca, visualicé una maleta tirada en el suelo.

—Mierda, por favor no.

Me estacioné y corrí a esta, la abrí y... ¡maldita sea!, busqué algo más, era el celular destruido de JeonGguk, lo tomé con mis manos temblorosas y sentí como mis ojos comenzaban a aguarse.

—Esto no puede estar pasando...no, no, no. —comencé a soltar lágrimas mientras me levantaba.— ¡sabía que no debía dejarlo! ¡carajo!

Regresé al auto con los nervios a flor de piel y retomé el rumbo, tomé ahora mi celular y llamé a la persona que sabría que hacer ahora.

—Namjoon, necesito tu ayuda.

i'm fine - yoongguk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora