Colores, destellos y miles de sensaciones,
y yo recostada en tu pecho contando constelaciones.
Que ni las más dulces canciones se comparan con la melodía de nuestras erráticas respiraciones.
Tomas mi mano y yo la tuya,
tomas mi cuello y me susurras,
y con aquello me arrullas.
Besos descontrolados y desbocados, en nuestras bocas y en todos lados, y me deshago en tu agarre.
Te pido que me amarres, ¡átame!
Con mis ojos te lo pido y con mis suspiros también, que nada me haría más bien que morir hoy en tus brazos, cediendo a mis deseos.
Me desarmo en retazos, y con cada toque me regresas y me vuelvo a perder.
Amor mío me voy, o al menos eso siento, apriétame fuerte y demuéstrame lo contrario, o realmente creeré que esto es el cielo.
Aprésame en esta voluntaria condena que te cedo con anhelo, hazme vivir y hazme morir como tanto sabes.
Estalla conmigo en el éxtasis que es verte a los ojos.