Día extra

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Un manto azulado y negruzco relucía en el cielo, con pequeñas puntos de diamantes que decoraban el paisaje aun cuando la luna permanecía oculta. En el centro de algún lugar, entre el imperturbable silencio, destellaba y dejaba escuchar un pequeño vals, al adentrarse al lugar, uno se encontraba con la maravillosa vista de una gran pista de baile, que a sus alrededores tenía pequeñas mesas con bocadillos, en una decoración exuberante y elegante.

El lugar estaba lleno de gente, que usaba extraños y peculiares trajes, peinados altos, largos, como una fantasía pero entre tanta belleza, los rostros invisibles, que eran cubiertos por extrañas y peculiares máscaras, daban un toque irreal, que lo hacía una memorable escena robada de alguna pintura. Entre los miles de rostros que se perdía con el sueño de un surrealista, había uno que tenía una larga cabellera de un grisáceo claro, amarrada en una coleta, que acomodaba su ropa con cierto gesto osco, era un traje que iba bien con su figura, de color azul intenso, con pequeños brillos en los hombros, lo lucía con buen porte y solo paseaba por allí.

Usaba ese peculiar antifaz, con dos cuernos de color negro, y detalles de hueso, similar a un demonio. Con una copa llena de vino en mano, una de muchas. En su mente el aburrimiento era notable y aun pensaba por qué había decidido asistir al festival, al menos podía pasar desapercibido y tener un buen trago.

Pero las manecillas del reloj eran sabias, más lejos estaba un chico, de aspecto más imponente pero con cierto aire de gentileza en él, con una camisa estilo victoriana, tenía una tela bastante peculiar, de mangas flojas, y su pantalón alto, hasta el ombligo, el aspecto era de pureza con cierta maldad y su máscara era de medio rostro, de un blanco pálido, unida por un palito que sostiene con gracia, su cabello corto y oscuro, caminaba entre sonrisas, las damas a su alrededor tenía un gran sonrojo que era bastante notable a pesar de los disfraces que usaban.
 
Complacido y alegre, daba vueltas por el salón, a un paso bastante lento, pues el hombre Bruno Bucellati, era bastante popular, con una luz propia que iluminaba el gran salón, era preciada y anhelada por casi todos los presentes, Leone que había considerado huir hace tan solo unos minutos se vio interrumpido de su plan de escape por el ya mencionado hombre de blanco, quien permanecía lejos pero le miraba con gran intensidad, ambos se encontraron entre una multitud y no entendía bien por qué esos instantes efímeros resultaban tan complacientes, tan deseados. 

Así dieron inicio a un pequeño juego, que largo por varias horas, en la que Bruno parecía alcanzarlo, para dar fin a su curiosidad pero a cada paso que podía avanzar Leone desaparecía, jugando con él, lo que duró bastante tiempo, hasta que la música bajo, dejó su intensidad o vivacidad para ser reemplazada por una totalmente melancólica y a la vez dulce, iniciaba con saludos dulces y acababa con despedidas agrias, fue en ese preciso momento en el que Leone dejo de dar vueltas, para ser atrapado con malicia por el otro que sin decir palabras le ofreció su mano y le guió con una sonrisa hipnotizante a la pista.

Bailaron con las estrellas, en una melodía que contaba una historia que fue suya pero olvidada, porque sin importar cuantas vueltas diera Leone y Bruno siempre acababan por encontrarse, en este mundo, en esta vida y las siguientes.

Pd: Si has llegado hasta aquí sin duda no tengo palabras suficientes para agradecerte por tomarte el tiempo de hacerlo. 

Así que lo diré una vez más sin rodeos: Gracias, por estar aquí.

Y mandó un poco de amor extra a Skoll_moon y Duraznito2o por el apoyo <3

Además de obviamente mi querida waifu <3


BruAbba Week 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora