Patagones - La tierra del fuego

Capítulo 4 - Para siempre

Así como el primer beso bajo este cielo los unió, y quitó las vendas de sus ojos frente al amor. Éste sellará su unión sagrada. Compañeros, amantes, esposos. Niños, jóvenes, Mujer y hombre.

 - Frente a ésta multitud, Los declaro Esposos.- finalizó el discurso la anciana.

Sellaron la ceremonia con un beso intenso, el cuál guardaba mil emociones y promesas de una vida.

El padre de la muchacha, Gustav, lloraba inconsolablemente. Pensaba en su esposa Aurora, y como le hubiese encantado ver a su niña Rayén, contraer matrimonio. Tendrían esas charlas de mujer a mujer, y ella le daría los consejos que él no podría darle. Escogerían vestidos juntas, y luego trenzaría el cabello de su hija.

Lamentos de una vida que pudo ser, y que el cáncer se llevó.

Inara por su parte, solo sonríe y aprecia todo a su alrededor. Es un día de júbilo, la gente está feliz, sus amigos dichosos, sin embargo algo falta. Alguien.

La busca intensamente con la mirada, por cada barca y piso de roca que alcanza a ver. Maitén no está ¡Faltó a la ceremonia! Algo continúa oprimiendo su pecho, la misma sensación que ha tenido hace rato, hasta que su mirada se cruza con una enamorada novia, la cual su expresión de felicidad va cambiando poco a poco de enojo a preocupación. Nota la ausencia de su amiga. “Quizá se retrasó tanto, que no alcanzó botes para llegar a la ceremonia”, Maitén no era conocida por su puntualidad. “Debe estar esperando en la orilla, para la celebración”.

Todos se preparaban para volver a la orilla, ésta vez, los novios irían juntos, viajando en la embarcación grande.

Nahuel notaba a Rayén ligeramente ida, preocupada, aunque lo disimulara muy bien. Él sabía lo que pasaba, pero no diría comentario alguno en éste momento. Maitén y su irresponsabilidad no arruinaría el día más feliz de sus vidas. La regañaría más tarde, quizá después de la fiesta.

En el otro extremo de los campos de hielo, en una orilla rocosa, Un hombre sostenía con fuerza la cabellera de una mujer, la cual se resistía fieramente a las embestidas que trataba de hacer el sujeto. La encontraba exótica, novedosa, quería probar una parte del nuevo mundo.