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Jimin solía ser quien siempre dormía hasta tarde. Pero aquel día, se levantó muy temprano.
Cuando Yoongi despertó, la habitación estaba limpia de principio a fin, y un aroma dulce llegó hasta sus fosas nasales... Manzana, fresa, canela y un toque de menta.
Arrastró sus cansados pies hasta la cocina, donde Jimin preparaba pequeñas tartas de frutas, y bien, ya había un desayuno completo empacado.
Yoongi se vio tentado a robar una de dichas tartas, pero lo interrumpió un golpe en su mano en el intento.
—Son para Jungkookie, no las robes— Dijo sonriendo al aire.
—¿Y para mí no hay nada, bebé?—exclamó haciendo un falso puchero.
—Desayunemos con él, ¿Está bien?—
—Por supuesto.—

¡Min Yoongi, quiero hijos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora