02.Si Llego con un Rasguño...

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-Karol, date prisa, el doctor casi llega- dice mi madre mientras toca la puerta de mi habitación.

-Si, ya voy- contesto incorporándome en la cama, ni siquiera sé en qué momento me quedé dormida, solo sé que hace un buen rato, ya que al mirar por la ventana me doy cuenta de que se marchó el sol.

Me levanto y voy directo al baño, abro la llave y espero a que el agua se regularice mientras me quito la ropa. Después de una rápida, pero relajante ducha, salgo del baño envuelta en una toalla blanca. Busco algo cómodo, pero apto para la ocasión y me decido por un vestido floreado, ajustado hasta la cintura y suelto de abajo, con unas sandalias de tiro largo el cual amarro en forma cruzada y lo termino detrás en forma de lazo. Sin más que hacer, bajo las escaleras y me dirijo a la sala de donde provienen voces.

-¡Buenas noches!- digo para que noten mi presencia.

-Buenas noches- dice mi madre para luego girarse y mirarme con el ceño fruncido.

-Buenas noches- contesta el doctor, con una sonrisa divertida.

¿Y ahora qué?

-¿Pasa algo?- pregunto intercambiando mi vista entre ambos adultos.

-Nada importante, podrías ir por la cena, Ah y de paso mírate en el espejo- dice mi madre mirándome divertida esta vez.

-De acuerdo- digo con el ceño fruncido.

Me paro rápido y voy a la cocina, como no hay un espejo miro mi reflejo un tanto borroso en la bandeja de aluminio y sonrio para mi misma cuando me doy cuenta de que se me olvido peinarme el cabello y está hecho un desastre. Agarro la bandeja y llevo la cena, ya que la mesa estaba puesta solo faltaba servir la pasta que hizo mi madre.

-Aquí está la cena, vengo en un momento- digo y ambos ríen suponiendo que ya me di cuenta de porqué me miraban raro.

Subo corriendo a mi cuarto y nada más entrar agarro un cepillo y me suelto lo que se suponía que era una cola para hacerme otra más alta y bien hecha.

-... Y Ambos estudian en la universidad de Harvard- escucho decir al doctor mientras bajo el último escalón.

-Escuchaste eso hija, Joseph tiene dos hijos y ambos están en la misma universidad que tú- dice mi madre mientras me siento.

-¿En serio?- la verdad no me interesa conocerlos, no sé si lo mencioné, pero no soy sociable.

-sí, de hecho le he dicho a Joseph que los traiga mañana, así los conoces y no andas sola en la universidad.

Pero qué mierda! ¿Acaso yo dije que los quería conocer? No, pero que todo sea por mamá, sí por ella esconderé mi cara de "Que diablos".

-Sí, así las clases no serán tan aburridas- digo con mi mejor sonrisa fingida, estoy segura de que si me gustara la actuación sería una de las mejores actrices.

-Sí, y también podrían salir de vez en cuando, porque la verdad es que ellos solo salen de noche para fiestas y eso, pero me gustaría que tuvieran salidas más benéficas- dice el doctor mirándome.

- Si, podría ser- otra sonrisa igual que la anterior. Mierda y más mierda ¡Que yo no quiero conocer a nadie!

-Bien. Entonces, mañana los van a conocer- dice el doctor con una sonrisa, la cuál mi madre corresponde, yo solo me limito a asentir.

{•••}

-Hija, levantate o llegarás tarde a la universidad- vocifera mi madre desde el otro lado de la puerta.

-Ya estoy lista- digo saliendo ya cambiada, y es que no sé qué me pasó pero no pude dormir bien.

-Wao, llevate una sombrilla, creo que lloverá- se burla mi madre, pues es la primera vez que me levanto sin alarma y sin que me llamen.

-Ja, Ja, que chistosa-  sarcasmo on

-El desayuno está listo, ah y no te olvides que hoy viene el doctor con sus hijos- me recuerda mi madre.

-Créeme que no lo olvidé- digo tomando un waffle.

Después de unos 15 minutos desayunando los cuales no eran necesarios, pero como me vestí temprano me tome mi tiempo, decidí ir caminando hasta la universidad, no quedaba tan cerca pero yo siempre he sido atlética aunque solo hago boxeo los fines de semana, en fin.

En el camino me distraje un poco con unas competencias en skateboards que me encantaron y de pronto creí que iba a quedar sin vida.

-¡Maldito imbécil! fíjate por donde vas- digo al chico de la motocicleta, muy linda por cierto, que casi me tumba.

Para mi desgracia y para su suerte, no le puedo ver, porque va con un casco, pero sorprendentemente éste se devuelve y viene hacia mí.

-¿Acaso eres ciego?- digo nada más se acerca.

-¿Disculpa?- dice incrédulo- ¡tú te metiste en el camino!-  termina señalando el asfalto. 

Es cierto, estaba pisando el asfalto donde se supone que pasan los vehículos, pero eso no significa que le voy a dar la razón, no señor!

Aguarda, yo lo conozco...

Por supuesto que lo conozco, pero de donde...

Ahh, ya se...

-Mira, como me pongan un castigo por llegar tarde, te maquillo el otro ojo y no exactamente con maquillaje- le advierto señalándolo, él solo se ríe.

-Ven, te llevo- vaya, también se acordó de mí.

No me lo pienso dos veces por dos razones, primero ya está tarde, segundo me encantan las motos, que conste que no tengo una porque a mamá no le agrada la idea.

-Si llego con un rasguño...-

-Agarrate- me interrumpe dándome el casco.

-Primero no uso esa mierda- digo señalando el casco- y segundo no soy una nenita, no tengo que agarrarme.

Mentira, sí tengo que agarrarme, pero no me agarraré de él, sino de la parte trasera de la moto.

-Como digas- dice emprendiendo el camino hacia la U.

Me permito disfrutar del paisaje, es precioso y si no fuera porque es precisamente él quien está manejando, el momento también lo sería, pero nada es perfecto.

Salgo de mis pensamientos al darme cuenta de que ha aparcado en el estacionamiento de la Uni.

-Si quieres seguimos el recorrido- dice el chico al darse cuenta de que estoy distraída.

Me bajo obviando su comentario y cuando estoy apunto de entrar me detengo y me giro.

-Gracias- digo sincera, si hay algo que tengo son modales aunque a veces sale mi lado grosero.

Mientras siento la brisa revolver mi pelo a su antojo, le miro y éste solo asiente y se desaparece por la entrada un poco desconcertado.

Ok...

Mi ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora