04. Dejame ayudarte

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Salgo del baño después de una buena ducha envuelta en una toalla blanca y con otra en la cabeza. Comienzo a buscar una ropa decente para la cena. En eso encuentro un vestido largo ajustado hasta la cintura, es azul con encaje desde el escote hasta la cintura y de mangas hasta los codos. Después de secarme y ponerme un bóxer con su top a juego, me pongo el vestido. Elijo unas sandalias para acompañarlo, no soy muy amante de los tacones aunque los domino muy bien. Después de secarme el cabello, decido hacerme una cola de caballo con rizos en la punta. El maquillaje no es mi fuerte así que solo me unto un brillo labial.

Ya lista, decido bajar a ayudar a mamá, si es que todavía no ha terminado. Efectivamente cuando bajo las escaleras ella aun está ocupada.

-¿Necesitas ayuda?- pregunto.

-Cielo, termina la lasaña, por favor- dice para retirarse a su habitación para vestirse.

-Claro-

Me adentro en la cocina y unto la salsa bechamel en el molde para luego colocar la pasta y el relleno, después de poco tiempo termino de prepararla y la entro en el horno.

-Ya está- digo para mi misma después de ponerla al lado del pollo que preparó mamá.

Y pensar que ella hizo el pollo y la ensalada, vaya, sí que está interesada. Mayormente soy yo quien cocino, me encanta hacerlo de hecho, creo que es una de las cosas más femeninas que hago, en fin.

-¿Cómo me veo?- doy un respingo al escuchar la voz de mamá de la nada.

-No puedes estar mejor- lleva un vestido por encima de las rodillas, rojo vino manga corta adherido a su cuerpo. Un precioso moño alto y unos tacones bastante altos que domina muy bien, de hecho, ella me enseñó a dominarlos también.

Es extraño ver a mamá tan arreglada, es decir ella siempre viste bien, pero no Tan bien y hasta maquillada y todo, si en verdad le gusta el doctor no me voy a oponer, pero me preocupa que esté tan entusiasmada con él porque no lo conocemos tanto... tanto... tanto... bueno, si un poco mucho, él es su doctor desde hace tres años, el peor día de mi vida.

Flashback

-Mamá, despierta... no te duermas ya viene la ambulancia, por favor no te duermas, si?- trato de animar a mamá, si algo he aprendido gracias a mi padre es que después de una gran paliza, no te debes dormir.

Para mi suerte, llega la la policía al igual que la ambulancia, los paramédicos dan primeros auxilios, mientras que otros buscan una camilla. Me aparto un poco de mi madre y busco con la mirada al causante de esta desgracia.

-Mal parido, ¡hijo de puta!- grito antes de abalanzarme encima de mi padre y ahorcarlo, éste tiene las manos atadas por los policías, quienes intentan quitármelo.

Mi ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora