Después de un día de clases, un día bastante interesante diría yo, tocan el timbre de salida y ahora me dirijo al estacionamiento, pero antes de montar mi vehículo, me encuentro con una escena un tanto entretenida.
-Por Dios, pero, ¿qué te pasó en la cara?- le pregunta una chica morena, de hecho, es la misma chica que me saludó el primer día.
-Te dije que nada, Myli. Estoy bien, sí?- contesta el chico que aún no sé su nombre.
Sin poder evitarlo, río de satisfacción porque fui yo quien le propinó ese golpe, pero de pronto y no tengo idea de cómo, le tengo en frente.
-¿Esto te parece gracioso?- ya sabe que me estoy burlando de él, afortunadamente la chica no está con él.
-En realidad... sí- digo antes de reír a carcajadas.
-No me digas, o sea que me golpeas SIN razón y no solo eso, sino que te burlas de mi- dice enmarcando el "sin".
-Es que... es muy gracioso ver cómo ocultas que una chica te dio tu merecido, porque desde luego que te lo merecías, si me disculpas. No quiero llegar tarde- digo con arrogancia, que conste que no soy así, solo con los tíos que se creen... como sea, el punto es que no soy así.
¡¡Maldición!! Yo no traje mi vehículo, él fue quien me trajo, maldición. Esta vez no quiero caminar, pero tampoco pasaré la vergüenza así que mejor me iré caminando.
Al salir de la universidad, no muy lejos, pero tampoco tan cerca, me doy cuenta de que hay tremendo lío y me acerco, para ser sincera no me gustan los abusos; es un chico golpeando una chica, Myli para ser exacta.
-¡EH, imbécil! metete con uno de tu tamaño- le grito al chico.
-¡Maldita perra!...- le grita el chico a Myli, ignorando mi comentario.
Le agarro la mano antes de que golpee el rostro ya morado de la chica.
-Mira, niña metiche, este no es tu asunto, vete a meter tus bragas a otro sitio- me dice .
-Déjala- digo para que suelte a la chica que ya esta inconsciente.
-Maldita...
¡¡¿Por qué nadie me hace caso?!!
Uno!
Dos!
Tres!
Y por ultimo cuatro puñetazos basta para que la soltara y caiga al suelo gimiendo de dolor.
A estas altura mi respiración no es normal. Ni siquiera me di cuenta de que a la chica se la llevaron y yo sigo aquí después de haber ganado una pelea ajena.
Siento que me toman del brazo y me llevan lejos de la multitud que se acumuló para ver mi espectáculo.
-Ven- dice el chico con el que estaba hablando anteriormente.
La verdad es que ahora no estoy en mis cinco sentidos, y es que reconozco que estoy en uno de mis ataques de ira, y no puedo llegar así a casa, así que decido que lo mejor será seguirle a donde sea que me quiera llevar, de todas formas, sé que no me hará daño.
{•••}
Ahora estoy en la casa del chico, después de un viaje en su moto que para ser sincera me calmó un poco.
-Oye... ¿por qué le pegaste?- me pregunta.
Yo lo miro con el ceño fruncido, o sea que él prefería que lo haya dejado que la mate a golpes.

ESTÁS LEYENDO
Mi Control
RomanceKarol Elizabeth Monrrow Ella producto de una violación. Es una chica universitaria de 19 años con una belleza y un cuerpo escultural opacados por unos ataques de ira frecuentes que sólo es capaz de controlar en su casa por su querida madre quien es...