Capítulo 1

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NUEVE AÑOS DESPUÉS 

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NUEVE AÑOS DESPUÉS 

He tenido ese sueño de nuevo, el que no ha dejado en paz mis noches desde hace meses.

Siempre es el mismo pozo enorme y tan profundo que es imposible ver qué hay dentro de él más allá de unos metros. 

En la orilla estoy yo de pie, descalza sobre la nieve, aferrándome con la punta de mis dedos, a punto de caer al vacío. O decidiendo si debería lanzarme a él o no. 

Usualmente pienso que debería hacerlo. 

En el sueño, tampoco puedo ver qué hay al otro lado del pozo, porque una densa niebla me lo impide. 

Cuando me doy cuenta de eso, me suelto a llorar. Algo se aferra a mí garganta, impidiendo que pueda gritar o pedir por ayuda. Me asfixia.

La sensación es terrible, pero no es lo que más me asusta. 

Aquello que me aterra del sueño es que, aun cuando despierto, esa sensación permanece; todos los días, todo el tiempo, y nunca se va. 

No lo ha hecho en los últimos nueve años. 

Aparto la lágrima rebelde que resbala por mi mejilla, antes de obligarme a salir de la cama. 

Me lavo el rostro y me arreglo el cabello, guiándome por mi reflejo en el trozo de espejo colgado en mi pared. 

Mientras trenzo unos pequeños mechones, me distraigo con la chica frente mí.

Me mira con dureza, cansada. Unas marcas oscuras delinean la piel por debajo de sus ojos y la hacen ver mayor de lo que en realidad es. Los huesos de sus mejillas que resaltan angulosos en su rostro no son agradables, aunque alguien alguna vez le dijo que la hacían ver bonita. 

No suelo prestar tanta atención a cómo luzco en el día a día. Lo cierto es que no me interesa. Si los demás me encuentran atractiva o no, me tiene sin cuidado. 

Pero hoy he querido hacerlo, porque cumplo diecisiete años, la mayoría de edad. 

Quiero revisar cómo han cambiado mis facciones; si es verdad que me he convertido en adulta, si me veo como una al menos, porque no me siento así. 

Solía esperar este día con más emoción cuando era pequeña por lo que significaba para mí, por el Ejército Blanco. 

Ahora solo lo detesto por lo que significa para mí, por el Ejército Blanco. 

Y es que, cuando cualquier persona nacida en el reino de Novaterra cumple los diecisiete años de edad, por ley debe presentar un año de servicio militar en el Ejército Blanco, el más honorable y poderoso de los ejércitos conocidos, comandado por el rey Elohim El Valiente, el salvador escogido del Sanctus sagrado.

Aricia y el Ejército Blanco © | EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora