|Dieciocho| *Problemas con la ley*

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|Dieciocho|

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*Problemas con la ley*

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Mavis se reía, y Zeref solo atinaba a mirarla debatiéndose si debía enojarse, reír con ella o cobrárselas después. Y contra quién era la cuestión.

―Disculpe, Sr. Dragneel― el agente Fernandez se inclinó en su dirección medio apenado, y carraspeo antes de voltear y dirigirse a la mujer que estaba riéndose ―. Tenga su identificación, Srta. Vermillion― alargó la mano entregando el documento, y al mirarla se ruborizó, claramente avergonzado ―Disculpe la confusión, es que...todo apuntaba a...

―Tranquilícese, agente, no pasa nada― Mavis le ofreció al policía una sonrisa tranquilizadora. No le sorprendía, ella era de carácter amable ―. Créame cuando le digo que esto suele pasarnos con frecuencia. No fue el único en equivocarse, aunque es el primero en ponerse en acción tan rápido― rio de nuevo con gracia para voltearse hacia su persona y tomarle del brazo ―. Por cierto, en realidad soy la Sra. Dragneel ahora. Me case ayer.

Zeref no creyó que mostrarle las manos al agente, en específico el anular donde descansaba un círculo dorado, era necesario, pero que podía hacer si su amada esposa tamborileó en el aire sus dedos luciendo su recién adquirido estado civil. Vio al agente Jerall Fernandez enrojecer ante la última acción a modo de despedida de su esposa y de paso, porque no debía desaprovechar ningún tipo de oportunidad, lanzarle una mirada dura llena de reproche. El agente de cabellera azulada le sostuvo la mirada, valiente de su parte, aun con el rubor dentro de sus mejillas, le hizo una leve inclinación de cabeza a modo de disculpa. Zeref estaba a punto de lanzarle algún comentario mordaz, pero Mavis atrajo su atención jalándole del brazo y sonriéndole. Que podía hacer sino sonreírle de vuelta con ternura viéndola tan alegre. Suspiró derrotado, y guiado por su esposa tomaron el camino de regreso a su hotel.

En definitiva, el aspecto juvenil de Mavis siempre le traería problemas con la ley.

Resultaba curioso, porque según su hermano, él tenía cara de niño, sin embargo, parecía que le estaba mintiendo, porque de ser así no lo hubieran detenido por confundirlo con un pedófilo, eso según ese policía de curioso tatuaje en el rostro.

Maldito prejuicioso.

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