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[Z & M]
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Hace un buen rato que siente que lo están observando. De vez en cuando levanta la cabeza y puede ver un destello dorado perderse detrás del marco de la puerta. Es un juego. Un juego que le tuerce el corazón y las entrañas por lo adorable que le parecen.
Sabe quién es la dueña de esos dorados cabellos. Sabe perfectamente porqué lo está haciendo. Sabe lo que quiere obtener de él esa traviesa chica de ojos verde oliva. Sabe muchas cosas, y por lo mismo se deja hacer. Se deja engatusar, se deja perder en esa mirada entre inocente y estratega.
La ve asomarse por la puerta y al verse descubierta sonreír inocente. Esa pequeña chica descalza lo hace esbozar una ligera sonrisa. Quiere llamarla para sentarla en su regazo, para abrazarla y fundirse en su calor, pero sabe, y qué bien lo sabe, que no debe ceder tan fácil, que así el juego no es divertido. Así que deja de sonreír, lleva de nuevo la vista a las hojas frente a él. Finge leer de nuevo. A estas alturas ya perdió la concentración, pero en pos a la diversión, finge que está concentrado, porque no quiere tampoco dejárselo a ella tan fácil, porque el hecho de haberse desconcentrado ya es una victoria para Mavis.
Lo menos que queda es resistir. Porque caerá, eso está más que claro.
Es inevitable sentir los pasitos de esos pies descalzos. Para cualquiera pasan desapercibidas, pero no para él. Está tan al tanto de Mavis que puede hasta oír su respiración. Está tan compenetrado con su presencia que ya es parte de él, que aunque ella solo fuera un alma errante, un ente incorpóreo, él sabría dónde está, la sentiría, la oiría. Le da miedo, pero así es, y no puede evitarlo. Y está seguro que ella, Mavis, también sabe cada cosa de él, y por eso mismo escucha una risilla traviesa salir de esos labios rosas.
Chica lista.
Siente unos brazos delgados abrazarlo por el cuello, una respiración en sus oídos y finalmente un beso en la mejilla. Un beso fugaz, sí, pero lleno de dulzura, cariño, amor.
Voltea la cabeza para encararla, y la sonrisa que ve, como siempre le pasa, lo eclipsa y lo invita a sonreír también. Lo hace, sonríe imitando el dulce gesto, y como no puede ser de otro modo, la besa. Pero él es más descarado. No es un beso dulce en la mejilla, es un beso lento en los labios rosas de Mavis. Es el premio que le otorga por ganarle, y por consiguiente, se lo otorga a sí mismo.
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22/03/2021.
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MOMENTOS
Fiksi Penggemarla vida tiene un sinfín de momentos, entre felices y amargos. Cada uno de ellos es especial, a su modo. Momentos Zervis. De todo un poco. En pequeños drabbles que recogen cursilerías o algunas tragedias. Historias independientes. En diferentes mund...