Shit.

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-Me gustas. Mucho

Sonrío y siento el calor ardiendo en mis mejillas. Toma una papa frita del cartón y la come despacio. Aun no logro llegar a la conclusión, Rubén es guapo, o no. No es guapo, guapo, pero tiene algo, algo con A mayúscula, y no se si es su pelo alborotado, sus labios ligeramente cortados, sus ojos verdes. Mierda. 

-¿Qué piensas?

-Estoy analizándote.- Me sonríe de una manera dulce, sin hacer ruido. Y con esperanza de que continuara mi frase – Quiero saber si te muerdes los labios. Los tienes partidos.

Y tal y como lo mencione, se muerde el labio, ligeramente, pasando su labio superior por el encima del inferior, haciendo que este mismo se humedezca un poco. Trata de parecer serio pero una sonrisa juguetea en la comisura de los labios.

-¿Y te gusta analizarme? – Juguetea con sus cejas, y me hace reír.

-¿quieres que te diga otra cosa que acabo de ver en u rostro?- Su mirada se ilumina y asiente con la cabeza. – Tienes un barrito justo debajo de tu boca.  

Y ríe conmigo. Gira los ojos hacia otro lugar.

-Soy apenas un puberto, Agnes, no soy tan viejo como parezco.

-La puberta aquí, soy yo. Calma ruquito.

Ambos reímos una última vez, hasta que una chica se acerca a él. Tiene que levantarse de la banca y abrazarla, y me doy cuenta de lo gentil que es. Todo el tiempo está lidiando con gente que no conoce, solo para hacerles sonreír un rato. La chica saca el móvil y se toma una foto con el. Y al final, le deposita un beso en el cachete, y el permanece sonriendo, despidiéndose de la emocionada mujer, que sale corriendo como una loca a la calle con una foto del youtuber famoso que estaba comiendo una hamburguesa como cualquier otra persona normal.

-Agnes…- Me llama cuando se vuele a sentar en la banca. Volteo a verlo y sus ojos verdes me miran fijamente mientras sus labios se mueven hablándome -¿Quieres ir a mi piso?

-Sí, ¿por qué no?

Tomamos la basura y la tiramos en el bote más cercano, después me tomo de la mano y caminamos fuera del restaurante. Me siguen sorprendiendo sus manos, son enormes, larguísimas y con dedos casi perfectos, y son frescas, casi no suda. Y sigue andando con sus enormes zancadas y ahora, jalándome con su brazo delgaducho. No andamos tanto en la calle, porque después de un rato pide un taxi. Le da la dirección y nos subimos a la parte trasera del auto.

Alrededor de 15 minutos después, el carro para frente a un parque. Rubén saca dinero de su cartera y le paga al señor del taxi. Me vuelve a agarrar la mano y sale corriendo azotando la puerta del coche.

Corre hasta un edificio blanco que tiene un jardín de juegos para niños, con juegos bastante desgastados y oxidados. Saca unas llaves y abre la primera puerta, que da a una recepción con elevador y escaleras.

-¿Elevador o escaleras?- Me da a escoger

-Acabamos de comer comida grasosa y poco saludable, ve por las escaleras, flojo.

Y corre por las escaleras, pero sus desgraciadas piernas largas cubren dos escalones, mientras que yo casi tengo que dar brincos para alcanzar un escalón.

-Vamos corre, solo falta un piso, nena.

“Nena”

Mierda.

Sigo corriendo tratando de alcanzarlo, pero evidentemente, la hamburguesa del Mc Donalds me hizo lenta. Llego jadeante a la puerta de su departamento, me agacho un poco tratando de recobrar el aire, aunque es casi imposible. Mientras el abre la puerta, yo me recargo en la pared.

-Bienvenida a Ruenlandia. – Dice con una linda sonrisa dibujada en sus rostro, con ojos iluminados –Siéntate flojita.- Me lleva hasta un sillón color gris, con miles de peluches tirados por encima, la mayoría de ellos ,son de Pokemon. Me siento en el sillón, y tomo a uno de los peluches, que es el dinosaurio Yoshi de Mario Bros. Y lo pongo sobre mis piernas. El va hacia la cocina dejándome recobrar el aliento. Regresa con dos vasos de agua. Me da uno y comienzo a atragantarme de agua. –Pero que mala condición tienes tu.

-Hace tiempo que no corría por las escaleras tratando de alcanzar a un dinosaurio como tú.

Sonríe.

-Me has llamado dinosaurio.

-Pensé que vivías con Miguel Ángel.

-Sí, bueno a veces viene a dormir a veces no llega.

Se sienta a mi lado, con el vaso de agua en las manos. Y jugueteando con Yoshi. Rubén deja el vaso en la mesita para café que esta frente a nosotros. Y se acerca a mí. Muy cerca, mi corazón comienza a palpitar, quiere salirse de mi pecho, siento cada pulso de el, y la sangre corre fría por mis manos, pero no hago nada para detenerlo. Rubén toma al chistoso dinosaurio y lo retira de mis manos, y me hace rodear su cuello con mis brazos. Y planta un beso en mis labios. Un lindo, suave, cortado, cansado beso. Un beso de Rubén Doblas Gundersen.

Mierda. 

Game Over *fanfic RubiusOMG*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora