Capitulo 2

40 11 0
                                    

Minutos más tarde estoy sobre la cama de Josh, con la mirada perdida en el techo y con una bolsa fría sobre mi mejilla. Josh a curado mi labio roto, por suerte no pasó a más. Mi mejilla estaba tan roja que parecía que en cualquier momento se hincharía así que procedemos a colocar hielo para bajar la hinchazón.

No es hielo en realidad es un pedazo de carne congelada que Josh metió en una bolsa para si colocarlo en mi cara.

Según él porque lo vio en televisión.

Su habitación es tan grande como la mía, pero es más oscura y masculina, su olor está por todos lados. De chica siempre corría a si cuarto cuando discutía con mi padre, refugiándome bajo sus sábanas y calmando todo la rabia que estaba por explotar en mi interior.

Viven a sólo diez minutos de mi casa, por lo tanto se me hacía fácil agarrar mi bici y salir corriendo de mi casa a la suya.

Él es hijo único al igual que yo, por eso quizás es que nos queremos como el hermano que el otro no pudo tener. Nunca me dice que no y eso es lo que más me gusta de él, es como un hermano mayor, de esos que te cuidan y te apoyan cuando nuestros papás te castigan. Así lo veo a él.

—¿Y bien? — dice él, sacandome de mi concentración provocando que lo mire. Ya se a cambiado y ahora lleva una ropa más ligera de estar en casa. Se acuesta a mi lado y espera a que le contesté.

—Creo que ya me siento mejor, pero mi mejilla está completamente anestesiada, no la siento. — Nos reímos y yo hago muecas con mi cara, haciendo énfasis en mi cachete congelado. — Parezco de esas mujeres que se inyectan Botox y no tienen expresión. Es horrible.

Reímos a carcajadas. Veo como Josh suelta una lágrima y se agarra el estómago de tanto reír y yo hago lo mismo sólo porque el me contagia de su risa.

—Estas loca — Dice con dificultad y va calmando su risa desenfrenada con cada palabra que dice — Yo no hablo de eso.

Dejamos de reírnos de golpe y nos quedamos mirando el techo, cada uno perdido en sus pensamientos.  No quería hablar del tema, pero ya veo que es inevitable. Tengo que buscar una solución y salir de todo esto, sin perder todo lo que tengo.

No es que sea materialista, pero, vamos… quién querría perder todo Los lujos y la facilidad que te da el dinero para hacer lo que te plazca, creo que a nadie.

No quiero perder todo eso, pero tampoco quiero perder mi libertad o arruinar mi juventud contrayendo matrimonio y menos si mi esposo se trata de Josh. Él es mi mejor amigo, mi hermano, quizás no de sangre, pero es como si lo fuera, no puedo casarme con él.

— Josh, no me quiero casar — digo aun mirando el techo de su habitación.

— Lo se — dice — Pero, ¿Cómo vas hacer para salir de esta? Si no te casas conmigo tu padre buscara la manera de casarte con otro. Sabes que no estoy de acuerdo con la decisión de tu padre, pero esta vez no se cómo hacer para sacarte de esto Yosmi. Me preocupa que tu padre este decidido a hacerlo y me preocupa aún más que arruine tu vida.

— No lo dejaré, no te preocupes por eso. Ya buscare la manera de salir de esta — hago una pausa pensando un momento en como carajo lograré eso.

Josh tampoco dice nada y eso me asusta aún mas, el siempre tiene algo que decir o cuando me meto en problemas siempre tiene una solución, pero esta vez no tiene nada y eso solo hace que me preocupe, necesito que me ayude, porque a mi tampoco se me ocurre nada.

Absolutamente nada.

¡Joder! Por primera vez en la vida no tengo ni idea de como salir de esta. Por primera vez desde que cumplí los quince, siento que mi papa lograra hacer que acate sus reglas, me dio en mi punto débil.

¡Al Diablo las Reglas! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora