Los tres días siguientes al encuentro con aquel florista se le pasaron lentos y repletos de ansiedad. Se revolvía en su departamento, pensando qué debería de decir y por qué le dio esa flor con ese significado. No quiere parecer un obsesionado, pero fue a la biblioteca de su universidad y logró encontrar un libro con el significado de cada flor, planta o árbol.
Lo leyó en su tiempo libre, lo leyó en menos de lo que esperaba y solo decidió visitar la florería una vez que lo hubiera terminado. Tomó su billetera, su celular y las llaves, el pequeño local quedaba a unas cuantas calles de distancia y aunque hacía un poco de calor, optó por llevarse una chaqueta. Aun no lograba acostumbrarse al ajetreado ritmo de la ciudad, pero al menos los taxistas ya no lo insultaban por tardar demasiado en cruzar las avenidas y no chocaba con demasiadas personas, logró utilizar su pequeña figura como una ventaja para escabullirse entre los huecos de la gente.
Pasó por un café antes de reunir el valor suficiente para ver a aquel chico, bueno, chico de lo que se llama "chico" no era. Quizá tuviera unos veintiséis años o un poco más y obviamente era mucho más alto que él, quién no lo era.
–Buenos días, ¿Puedo ayudarle en algo? –El morocho se encontraba hojeando algún listado sobre su aparador, no sabía muy bien cómo llamar su atención, tampoco si lo recordaría o si debía hablar él primero. –¿Y ha visto algo...? ¡Eres tú!
–Uhm, si, hola... –Sonrió, agradecía que lo recordara o se sentiría como un idiota por ir allí con dos cafés. –Traje esto para ti, como agradecimiento por las flores. Eran muy bonitas.
–Tú también, por eso te las obsequié, te veías muy lindo con ellas. –No sabía si sentirse halagado o avergonzado, tomó un poco de ambas opciones. –¿Qué te trae por aquí?
–Bueno, busqué su significado como dijiste y... Solo eso, vine a comprar algunas flores para mi nuevo departamento. –Intentó desviar la conversación y se escabulló a un costado para curiosear a unas bonitas petunias. Afortunadamente una mujer castaña, no mucho más baja que él y con unas caderas de muerte, entró quejándose y captando la atención del florista.
–¡Detesto las hormigas! Se comieron mis jazmines, no puedo creerlo, ¡Estaban preciosos! –El morocho evitó reírse de la histérica explicación que su amiga daba, tomó asiento tras el mostrador y vio con atención al joven de gafas. –¿Quién es él...?
–Se llama JinYoung, vino aquí hace unos días y le pedí que vuelva para charlar un poco.
–¿Debería irme, verdad?
–Tú qué crees. – Cuestionó y casi suplicó a su amiga, la contaría suspiró y compró unos insecticidas para luego irse contoneando sus caderas de la mejor manera.
El lugar quedó en silencio total, quizá eso le daba un encanto único, el hecho de que la ciudad fuera un caos y poder entrar allí, y prácticamente aislarse, era algo que le podía llegar a gustar y mucho. Además la compañía de JaeBeom era algo así como un plus a toda la situación. Se acercó nuevamente hacia el alto chico, solo que ahora tenía una pequeña maceta en sus manos, compraría un pequeño cactus. Era bonito, pequeño y fácil de mantener, bueno, él no sabía nada de plantas pero aquel libro dijo que son bastante fáciles de cuidar.
–¿Llevarás un cactus? –Se sintió juzgado y es que él SI lo estaba juzgando. –No va para nada contigo.
–¿Por qué no? Es bonito. –Se quejó viendo la maceta, siente que hizo una muy buena elección. –¿Qué me aconsejas tú?
–Sin duda un espatifilo, no necesita demasiado cuidado y se verá muy bonito como decoración. –Él no leyó sobre ningún espatifilo, así que cuando vio la planta frente a sus ojos le pareció algo nuevo y aunque no le desagradara, se lo pensó. Se sentiría muy mal si aquella pequeña plantita moría, culpable.
–Estas súper seguro de que no morirá si olvido regarla un día, ¿Verdad?
–Completamente seguro. –Tenía la sonrisa más jodidamente sensual que vio en su vida, arregló sus gafas y suspiró, un poco de verde le vendría bien a su departamento. –¿Qué dices?
–La llevaré, quizá la ponga cerca de mi ventana.
–Genial... –Pagó y con sumo cuidado la envolvió para que no sufra ningún daño hasta volver a su hogar. –¡Antes de que te vayas, toma! –Le entregó unas preciosas margaritas, las cuales anteriormente se encontraban a un costado sumergidas en agua.
–¿Cuánto debo darte por ellas? –JaeBeom negó, y solo se las dio. –No puedo seguir recibiendo obsequios y no darte nada a cambio.
–Me has traído un café. –Respondió rápidamente pero recibió una mirada de: Hablo en serio. –Bien, qué tal si por cada flor que te regale, tú me dices algo de ti.
–¿Qué quieres saber?
–Me gustaría saber tu número.
Rio y en voz baja, casi a susurros, le dictó su número.
Nunca pensó estar en una situación como esa, coqueteando con un chico que ni siquiera conocía, guapo y divertido. Llegó a su departamento, dejó la planta sobre una mesita cercana a una de las ventanas, da justo al frente su cama y colocó las margaritas en agua.
Mensaje de desconocido:
La Margarita simboliza la pureza, la inocencia, un nuevo comienzo y alegría. Hoy te veías muy lindo y alegre, como una margarita. Por cierto, soy JaeBeom.
Se sonrojó al recibir el mensaje y dejó su teléfono a un lado, nuevamente observó las flores y rio bajito. Debía resumir unos cuantos textos para mañana así que no tenía tiempo para enloquecer por eso, ya lo haría luego.
JaeBeom:
Espero poder verte pronto.
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Encontré que "morocho" se les dice a las personas con cabello negro así que me referiré a Jae de esa manera, porque no encontraba otra forma jeje. Si alguien tiene una, déjenme su consejo porfisJJP RULES💚
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Libro de flores [Bnior] (Adaptación)
FanfictionJinYoung es un joven estudiante de literatura que se ha mudado a una nueva ciudad, lejos de su familia y con las calles repletas de personas que pasan de él, decide entrar en una bonita florería... ¿Qué encuentra ahí que llama tanto su atención? Es...