Lirios.

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Lo único que rondaba en su cabeza desde hacía exactamente cuatros días, era aquella impulsiva acción. Era un miércoles soleado y bastante cálido en comparación a la semana anterior. Sobre la mesa yacían dos objetos: un florero con jazmines que desprendían un aroma exquisito y una bufanda, que también tenía un olor fabuloso. Mordisqueó la punta del lápiz que estaba utilizando para resumir uno de los cuantos textos que le habían entregado para esa semana, pero por mucho que intentara, no podía concentrarse y leer.

Se levantó del sofá, arrastró sus pies descalzos hasta la cocina y se preparó un café, si no podía estudiar, al menos intentaría relajarse. Esperando que el café estuviera listo, volvió sobre sus pasos para poder examinar con detenimiento la prenda sobre la mesa. La tomó un momento y volvió a dejarla, repitió la acción varias veces hasta cansarse, no importaba cuánto intentara dejar de pensar en él, aun así, sin su permiso se metía en sus pensamientos y le hacía un lío. Molesto.

Sirvió el líquido en su taza favorita, tomó la bufanda y se dejó caer en el sofá.

–Han pasado cuatros días, seguro que siente frío sin su bufanda. –Murmuró toqueteando la tela de la prenda, se rio de sí mismo recordando que JaeBeom mencionó que podría usar eso como excusa para volver a verlo. Muy listo.

Salió de su departamento, puso la bufanda en una bolsita y se desvió un poco de camino a la florería. Muy cerca de su edificio había una tienda de arte, entró y curioseó por todas partes, pinceles gruesos, finos; pinturas y colores que ni siquiera él podría distinguir. Había cuadernos, lápices y aunque él no supiera ni un poco de dibujo, estaba fascinado con todo ese orden y color.

–¿Buscas algo en especial? –La mujer era de cabello rubio, llevaba un delantal verde el cual lucía muy manchado, como si se hubiera recostado en una paleta de pinturas.

–Pues, ni siquiera yo sé qué es lo que busco. –Comentó ganándose la risa de la contraria. –Un amigo ha comenzado clases de pintura, él no tiene materiales para practicar en casa, bueno, creo que tiene algunos pero no los suficientes.

–¿Quieres regalarle algo?

–¡Exacto!

–Bien, ¿Qué tipo de pintura buscas? O ¿Unos lápices? ¿Pinceles? –La mujer caminaba de un extremo al otro, en el transcurso mostraba los diversos materiales.

Aunque JinYoung nunca se preocupó por el dinero, porque su padre era uno de los empresarios más reconocidos a nivel mundial, sintió que si gastaba demasiado JaeBeom probablemente no lo aceptaría. Se tomó un momento para pensar, la amable mujer le mostró un pequeño kit de pinturas al óleo, lucía un poco caro, pero parecía valer su precio. Tenía cinco bonitos colores, los cuales explicó que si eran mezclados debidamente lograría obtener aún más, unos cuantos pinceles y lo que parecían diluyentes, algunos aceites también.

–Es un kit básico, normalmente personas que comienzan clases y terminan dejándolo llevan esto. –Se rio de su propio chiste y vio la concentración total del muchacho. –¿Qué dices?

–¿Podrías envolverlo en ese papel? –El papel estaba estampado con lirios, la mujer asintió y luego de que el chico le entregara una tarjeta de crédito, la compra se dio como finalizada.

Lirios naranjas; energía, creatividad, ánimo y positivismo. También simbolizan amor y pasión ardiente.

El papel de regalo resaltaba en su pequeña bolsita color madera, el fondo blanco y las flores llamativas de un color chillón hacían que luciera como un regalo apetitoso de abrir.

Llegó a la florería, vio al mismo chico de la vez pasada, estaba vez le comunicó que JaeBeom estaba terminando de cambiarse para volver a casa. Pacientemente tomó asiento en un banquito vacío junto al muchacho alto, le dijo que podía esperar allí, ya que hacerlo afuera seguramente lo haría deshidratarse.

–Y...¿De dónde conoces a JB? –El de cabello castaño vio fugaz la bolsita que el contrario apretujaba contra su pecho.

–Mmh, una vez vine aquí a ver las flores y él me obsequió un ramo... –YoungJae casi que se lanza sobre el más bajo, se había sonrojado hasta las orejas y estaba evitando hacer contacto visual.

–Puedes dejar de acosar a los clientes.

–No debería decirte eso yo a ti. –El de cabello largo contraataco riendo y se despidió del castaño, el veinteañero saludó con su mano y caminó a paso lento tras el morocho.

–Estuve esperando tres largos días por mi bufanda. –Comentó chocando contra el cuerpo del más pequeño. –Aunque esperaba más por ti, que por ella.

–Bueno, pues, aquí estamos. –Sonrió siguiendo el paso contrario, se introdujeron en uno de esos callejones que dan a lo que son la parte trasera de las tiendas. –Compré algo para ti.

–¿En serio? –Preguntó curioso viendo el paquete que le estaba siendo entregado. –Espero que no hayas gastado demasiado. –Oh-oh.

–Para nada...

–¡JinYoung! Si lo hiciste. –El de ojos almendra desvió la mirada hacia un basurero cercano y espero que el contrario abriera el paquete. –¿Lirios naranjas? ¿Sabes lo qué significan, verdad?

No los habría escogido sino fuera así.

–Me sorprendes cada vez más.

Abrió el paquete y se topó con un estuche color negro, en cuanto logró ver lo que se ocultaba dentro, se sintió con un hueco en el pecho. La sonrisa de JinYoung resplandecía alrededor de la lúgubre luz que aquel callejón manejaba. Se sintió como un niño pequeño otra vez, como si le hubieran robado veinte años y solo se quedó con siete. Se abalanzó sobre el más bajito haciéndolo perder estabilidad, pero logrando quedar de pie.

–No puedo aceptarlo, sé lo costoso que ha sido.

–Entonces págame.

–¿Con qué?

Con besos.

Le robó una docena, lo besó lento, rápido, con calma y como si alguien los estuviera persiguiendo. Le besó las mejillas, la frente y la nariz, mordisqueó sus labios, lo besó con pasión y también como si fuera la primera vez. No se cansó de ninguno, era como si cada beso supiera diferente, como si cada cosa que le gustara estuviera en los labios de Park.

–No puedo pagarte solo con eso. –Susurró tan cerca de su boca que chocó labios en cada palabra. –Lo sabes.

–Entonces quiero un dibujo, no cualquier dibujo, uno con esas pinturas, pinceles, con todo y quiero que solo lo hagas pensando en mí. – Los brazos de JinYoung se colgaban a cada lado de su cuello y las manos de JaeBeom se escondían en los bolsillos traseros del pantalón del más bajo. –Págame con eso.

–Es un trato.

Entrelazaron sus dedos y caminaron por el desolado lugar.

Libro de flores [Bnior] (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora