Día 5 antes de los 100

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Era Halloween, la había visto por última vez, esa luna azul que era caracterizada, ya había superado todo, de eso me convencí, fue de un dolor intenso a verlo hecho, pero se pudo y ese logro había que celebrarlo.

Un día atrás habíamos preparado todo para la noche de brujas, disfraces y otros objetos. Éramos seis en total, había planeado una serie de eventos el cual no olvidaría; todo había comenzado, salimos a pedir dulces y me había disfrazado de fantasma y llevaba conmigo un bate de béisbol, lo había decorado un poco. Una vez recogido nuestras herramientas, nos dirigimos hacer el detonante que daría inicio a ese dia, el plan era tapar ciertas cámaras de una calle y pegarle el susto de su vida a un tipo mal pedo del pueblo, sólo esperábamos a que saliera el auto.

Era el momento, teníamos que comenzar todo, uno de ellos se acercó casualmente y pego una nota en el retrovisor, mientras que el tipo maldecía al  chico, prendió su auto y terminando la calle, me encontraba yo, esa fue la distracción para poner dos baches en las llantas traseras para que no pudiera retroceder, de un salto llegue al capó y descargue toda mi irá sobre el vidrio, todos los demás se unieron a lo mismo, en seguida sacamos al hombre del auto para decirle unas amables palabras, pero no contábamos con que este tuviera una arma Blanca, y todo fue tan rápido que... recibí una apuñalada, una cortada profunda en el pecho. No pasó eso, pensé que iba a pasar así. Su bataso se llevó en la cabeza, creí que lo había matado, pero las convulsiones que estaba teniendo el hombre me dio a entender que estaba vivo, bueno, tampoco fue así, simplemente estaba respirando. rápidamente salimos de ese lugar; para integrarnos en la fiesta que se realizaba en el parqué.

31 de octubre a las 10:02 Pm

Me encontraba esperando una buseta para irme a casa, ya no vivía en ese lugar, así que tenía que coger transporte para ir a estudiar o hacer otras cosas cuando solía estar allí, llevaba un segundo disfraz, era una pijama de un muñeco de película infantil, llegando a casa, un tipo borracho me confundió con un dinosaurio; creo que si alguien supiera donde vivo, no se atreverían de ir a visitarme. Estando en mi reincidencia, me senté en el balcón a tomar café, acompañado del tabaco, ese día fume con tanta intensidad, ese día fue cuando supe que podía adoptar alguna enfermedad por dicha acción.

Fumaba de todo tipo de cigarrillo, desde el más caro al mas barato, pero mi preferido siempre fue el de la cajetilla roja. Vivía sólo, así que no me preocupaba de hacer lo que quisiera, en las mañanas estudiaba y en las noches fumaba, salía de fiestas, y que al final de ellas siempre armara un  club de la pelea.

El tiempo que estuve allá, no quise tener contacto con personas, no hice amigos, ni amigas, no tuve relaciones y no tuve vecinos con quien decir, "buenos días", siempre los finés de semana salía a caminar o me dirigía al centro comercial, específicamente al techo, llevaba conmigo la guitarra y me ponía a tocar allí. La primera vez que fui, las personas del gimnasio creyeron que me iba a suicidar, no más porque me senté en el borde de aquel lugar. A los poco días comencé a tocar y a recibir dinero, con ello comia, iba a cine y compraba nuevos libros.

Vivir sólo medio muchas enseñanzas, como no sentarme en el borde de un centro comercial para el día siguiente recibir dinero.

Bett - Antología (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora