ACTO XXIX

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Y entonces te volví a buscar, volviste a mis brazos, volvimos a mirarnos a los ojos y sonriendo, susurrando al mismo tiempo, ambos dijimos
-te amo-
Justo entonces desperté y una lagrima recorría mi mejilla, era solo eso, un sueño...

De la vida y para ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora