AHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA es lo único que podía decir Aldo al caer en un vacío negro, más bien como un café oscuro o humo. — ¡¿Qué, qué es eso?!—dijo Aldo espantado y con las manos estiradas—NO, ¡VOY A CHOCAR! Cuando de repente, antes de caer al suelo, algo lo agarro: —Sostente, —le dijo la cosa— como estas. — ¡AAAAAAAHHHHH!— gritó Aldo—suéltame, auxilio, me secuestra un monstruo. —Oye, tranquilo—el "monstruo" trataba de calmarlo— no te are daño. — ¿No?—preguntó Aldo, asustado y preparado para escapar de miedo. —No, —le respondió—creo que empezamos con la rama izquierda, déjame presentarme, soy Montserrat, una niña árbol, y tú ¿qué eres? —Yo soy Aldo, —le respondió— un niño. — ¿Qué es un niño? —pregunto Montserrat. —Yo, ¿dónde estamos? —Estas, en MINOA, un mundo de poder, esta tierra está formada por ríos muy caudalosos, montañas hechas por los dioses, árboles rojos de roble, el pasto es morado, aquí, cada habitante tiene poderes diferentes, —explicó— ya me conoces a mí, soy un montón de lianas enredadas con una cabeza verde hecha de lianas que se alargan, se estiran y son muy flexibles, unas personas son capases de escupir fuego o transformarse, otros, de hacer o convertir cualquier cosa en agua, otros, pueden hacer tierra...— iba a continuar, cuando una trompeta la interrumpo. —Cúbranse —gritó un minuano. Era una tribu de ese planeta pero, estos eran malvados, dominaban a los minuanos, no tenían piedad de nadie, les robaban sus comidas, sus casas y se los llevaban para hacerlos esclavos. —Hola —dijo una persona de la tribu contraria con una voz de malo— venimos solo para avisarles que en una semana, vendremos por nuestra comida, o, y también venimos por la comida y esclavos de hoy. —Esta no es tu tierra, —dijo Montserrat— da la vuelta y regresa por el lugar de donde viniste. —Ja, ja, ja, —dijo el mismo de la otra tribu— ¡NUNCA!—grito y empezaron a zaquear toda Minoa. Se escucharon ruidos de angustia y niños llorando, los caballos de piedra que la otra tribu usaba, destrozaron todo a su paso. —Y no lo olviden, en una semana, ja, ja, ja. Cuando todo se tranquilizó, la gente volvió a sus actividades o a arreglar lo destruido. — ¿Quiénes eran esos? —pregunto Aldo. —Eran los Donler, unas criaturas llenas de maldad y odio, vienen cada semana a robarnos la comida y algunas personas. —Aaaahh..., por eso dijo que en una semana. —Sí. —Y ¿por qué no se rebelan? — ¿Rebelarse? —pregunto Montse. —Sí. —Nunca, la última vez que alguien se rebelo fue hace 500 años, nuestros abuelos los combatieron y al hacerlo murieron. —Hay que hacer algo. — ¿Pero qué? —No podemos dejarlo así.

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Minoa
FantasyEsta historia trata de que Aldo, un niño de 12 años con una vida,... normal, pero, un día cualquiera, viaja a Minoa, un mundo de criaturas fantásticas donde suceden cosas increíbles e impresionantes sobre la voluntad de uno y la valentía. Le debo l...