Un soneto de su vida

80 8 8
                                    

(Casa de Peter)

Miro el reloj, noto que llegamos a mi casa 3:19, caminamos lento hasta aquí y Wade no soltó mi mano durante todo el camino, abro la puerta, Al y tía May están sentadas comiendo.

- Oh Wade, veo que encontraste a Peter.

- Así es, lo dejaré aquí, sano y a salvo.

Lo suelto y nos damos una mirada cómplice, él se va después de despedirse, cierro la puerta, me siento al lado de tía May.

-¿Sucede algo niño? - pregunta la mujer morena de cabello cano que está sentada frente a mi

- Ahora que lo dice... si- respondo con sinceridad - tía May ¿Por qué creíste que tomar clases de música me ayudaría a dezetresar. Sigo sin entender - Al y May sonríen.

- Fue mi culpa niño tonto - responde Al.

- No fue así Al, yo también estuve de acuerdo - le contesta mi tia tomando su mano.

- La primer razón por la que insistí en que May te mandara a las clases fue por como me contó que eras ¿Sabes? Wade no ha tenido la mejor vida del mundo, lo que es más, creo que ha sido la vida más dura.

- La segunda razón fue porque como me contó Al que era Wade, pensé que quizá podría enseñarte a ser más relajado y romper una que otra regla de vez en cuando - dice mi tía sonrojándose.

- Y tengo una tercera razón oculta, por lo que digo que fue mi culpa - dice Al y tía May se sonroja más - si tú no salías de casa ¿Cuando tendría yo un rato a solas con May?

Se hizo un pequeño silencio, un tanto incómodo y entonces estallamos en carcajadas como si alguien hubiera contado el mejor chiste del mundo.

- De acuerdo... Al ¿A qué se refiere con que Wade ha tenido una vida dura? - Ambas se quedan serías y en silencio total, Al traga saliva y aprieta la mano de tía May.

- ¿Le has dicho al chico en donde estuvo este tiempo Wade?

- No - contesta tía May nerviosa.

- Escucha niño, esto es muy duro para mí contártelo, así que quiero que seas cuidadoso y escuches atento.

" Wade creció solo en las calles, un niño huérfano de padre y una madre que abusaba físicamente de él, no tenía a nadie, no confiaba en nadie; a los nueve años lo encontré queriendo entrar a robar en mi casa el muy granuja, así que le di una buena lección para que no volviera a intentar entrar a la casa de nadie, nunca te metas con una ciega que vive sola, seguro te rompe la cara. Cuando terminamos de "hablar" quise enseñarle algo que le sirviera toda la vida, así que lo puse a tocar en el piano, el desgraciado era un erudito, sólo le bastó una clase para entender el funcionamiento completo del instrumento. Desde entonces le enseñé todo lo que debía saber de música, el muchacho estaba destinado para algo grande, pero fue idiota, de enamoró a los 14 años; su nombre era Vanessa, una niña que era abusada por su padre, por lo que huyó de casa, cuando Wade la conoció quiso protegerla a toda costa, pero no sabía que eso le costaría cuatro años de su vida. Una noche oscura, el mal encontró a Vanessa en un callejón, la violaron y asesinaron, Wade llegó justo a tiempo para ver a los culpables y querer vengarla solo, pero la justicia no funciona así, casi de inmediato llegó la policía, dos de los tres hombres se encontraron culpables y fueron condenados a cadena perpetua, el otro había sido alcanzado por el cuchillo que Wade empuñaba, murió, se manejó como defensa propia, mientras todo el proceso sucedía lo mandaron a la correccional para menores, fueron cuatro largos años, poco después de cumplir la mayoría de edad dieron resolución a su caso y salió libre, lo primero que hizo fue correr a mi casa a pedir perdón por gastar tanto tiempo de manera inútil. El hecho es que... quizás no fue inútil, de cierta forma en mi opinión fue una lección requerida; no tenía dinero ni a donde vivir, prácticamente lo adopte como un hijo, tuvo que esforzarse mucho para terminar de estudiar los niveles básicos y en cuanto lo hizo lo mandé a un conservatorio a que terminara sus estudios de música. La cosa con chicos como él, es que suben rápido, sólo su talento fue más que suficiente para llevarlo lejos, después de graduarse del conservatorio a los 21 se fue a giras y viajaba por el mundo, pero le bastaron 5 años para regresar conmigo, me dijo que debía volver a pagar su deuda y que me extrañaba... la verdad es que nada de eso le llenaba, la fama, el dinero, las mujeres con las que se acostaba esporádicamente, nada le llenaba, me propuso poner un estudio de música, adaptamos mi casa para ello y se le veía más feliz mientras enseñaba."

- Entonces lo que lo hace feliz es ¿Transmitir su conocimiento como usted lo hizo con él? - pregunto en cuanto se queda callada.

- Si niño, al parecer eso le gustó, pero aparte en cuanto tú apareciste fue... muy bueno para él.

- No entiendo

- Peter, venían tomados de la mano - siento mi cara arder por el comentario de tía May.

- ¿Q..que? No ¿De qué hablas?

- JA ese idiota tardó mucho.

Tía May y Al sonríen en complicidad haciendo un silencio abrumador, hasta que tía May rompe el silencio.

- Nosotros haremos galletas toda la tarde, ni siquiera notaremos si estás o no.

- Si, quizás quieras estar en otro lugar en lugar de aburrirte con un par de ancianas

Miro en reloj [4:27] me pregunto si ir ahora mismo será muy desesperado.

- ¿Quizás deba...?

-No te esperaré esta noche, supongo - tía May me mira entre intrigada y emocionada. Me hace soltar un suspiro y asiento con la cabeza.

- Diviertanse - tomo de vuelta mi chamarra que previamente había puesto en el respaldo de una silla y salgo del departamento.

Trato de caminar con calma, pero mis piernas se tensan, estoy nervioso, un chico moreno pasa a mi lado empujándome un poco, escucho un leve "disculpa" que se aleja y entonces me detengo, he llegado al edificio, miro el reloj [5:03].

Mi respiración sigue acelerada, mi corazón no para de correr, atravieso la puerta de cristal que me separa del lobby, me acerco a las escaleras "un paso, sólo un paso" comienzo a subir, mis pasos hacen eco en las paredes gris Oxford del pasillo, llego al primer piso y mis piernas se congelan, trago saliva, respiro profundamente y continuó subiendo al siguiente piso, miro el reloj [5:05].

Ni siquiera han pasado cinco minutos y los siento ser una eternidad, me pesan las piernas, se adormecen mis brazos, siento hormiguear los dedos de mi mano derecha, estoy a punto de llegar al tercer piso, la respiración se me entrecorta, sólo tres escalones más, un escalofrío recorre mi columna vertebral, sólo dos más, un hueco se me forma en la boca del estómago, sólo un escalón más, un escalón más y estaré frente a la puerta de su departamento, un escalón más y podré decirle todo lo que siento, sincerarme por completo y convertirme en algo más... algo más... ese pensamiento me distrae, me hiere ligeramente, me detengo frente a su puerta ¿Algo más? ¿Qué es eso que quiero? ¿Que más quiero? Miro el reloj [5:07] ¿Que más quiero?

Acercó mi mano al timbre, siento el sudor correr por mi espalda, mantengo mi mano frente al timbre ¿Que más quiero? ¿Realmente lo quiero? Miro el reloj y olvidó cómo leerlo.

La melodia de tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora