Capitulo 2: El nuevo productor

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Makis

No puedo creer que me levante excesivamente tarde, estoy corriendo por toda mi casa terminando de desayunar, maquillarme y pedir un uber, todo al mismo tiempo. Después de unos quince minuto estaba fuera de mi casa a punto de subirme al vehículo, le digo la dirección y me pongo a ver las historias de Instagram.

-Señorita llegamos- dijo el señor con una sonrisa amistosa.

-Gracias, que tenga un lindo día- me despedí saliendo casi de un salto.

Estoy a una cuadra del estudio, así que emprendo el pequeño tramo que me queda para llegar y siento un golpe en la espalda que me hacer caer.

-¡Lo siento tanto!- escucho la voz de un chico que me sujeta de los brazos para ayudarme a ponerme en pie.

Cuando me suelta veo su rostro, tiene las mejillas completamente rojas y tenia la respiración agitada parecía como si hubiese corrido. Sus ojos de un azul más oscuro que el de Olga, me miraban entre preocupados y asustados así que le sonreí para que se relajara un poco.

-Estoy bien- dije limpiando mi pantalón.

-¿Segura? lo siento, de verdad que no te vi y de paso estoy llegando tarde a mi primer día de trabajo- dijo bastante apenado.

-Somos dos- dije recordando que tengo que irme ahora- bueno adiós.

-Te acompaño, así me aseguro que no te vuelva a tropezar otro idiota corto de tiempo- dijo con algo de humor en su voz.

-Pero ¿no que estas llegando tarde?- dije extrañada.

-Bueno unos minutos más unos minutos menos- dijo encogiéndose de hombros- enserio que no hay cuidado. 

-¿Y como sé que no me harás nada?- dije sin mucha confianza.

-Tendrás que confiar en mi- dijo sin más- hola soy Santiago Ferri.

-Makis- salude estrechando su manos.

No sé por que pero empezamos a caminar y en cinco minutos ya estábamos frente al edificio donde me debían estar esperando con intenciones de matarme.

-Bueno hasta aquí llego, buenos días Santigo- digo como despedida, lo escucho reír y me giro para verlo- ¿que es tan gracioso? 

Enseguida para de reír y se pone muy tenso.

-Na...na...nada lo que pasa es que yo también tengo que subir- dijo señalado hacia arriba con una sonrisa tímida.

Me acompaña a los elevadores donde están unas cuatro personas esperando, nos quedamos en silencio esperando y cuando me monte dijo.

-Yo subiere por las escaleras- dijo con una media sonrisa- adiós Makis.

-Adiós- dije antes de que las puertas se cerraran. Sentí el viaje en esa pequeña cabina eterno pero cuando por fin llegue corrí estrellandome contra la puerta para abrirla. 

-No te preocupes falta...-estaba diciendo Juancho cuando entre.

-¡Makis!- dijeron Juancho y ¿Santiago?

El lindo chico de ojos azules estaba parado frente a mis compañeras y parecía aterrado pero al verme sus hombros se relajaron un poco y pude notar que las comisuras de su boca se curvaron.

-Resulta que íbamos a exactamente el mismo sitio- dijo con los ojos fijos en mi.

Le sonrío bajando la mirada, veo el rostro de Natalia que nos ve tratando de disimular su cara de enfado.

-¿Se conocen?- pregunto ella dirigiéndose a Santiago, él apretó los labios incomodo.

-Me tropecé con él de camino aquí- dije dando un paso al frente.

-Bueno eso ya no importa- dijo Juancho llamando la atención de todos- chicas él es Santiago Ferri, el increíble productor que les dije- lo presento parándose a su lado- Sati ellas son Ventino.

No pareció escuchar ni una sola palabra de nuestro representante, más bien estaba con la vista fija en la castaña, la cual estaba luchando por no pararse y salir de aquí. La situación estaba tensa así que aclare mi garganta para ver que pasaba, Santiago suspiro y puso la sonrisa más forzada de la historia.

-Es un gusto chicas, no saben lo honrado que me siento al poder trabajar con personas con un talento tan espectacular como el suyo- dijo notablemente nervioso- espero estar a la altura de ustedes.

-Te ayudo a identificarlas- dijo Juancho poniendo una mano en su hombro- la pelirroja es Camila Esguerra.

Cami se acerco a él con una sonrisa.

-¿Por casualidad tu no tienes un libro llamado insomnios?- dijo Santiago.

-¡Sí! ¿Juancho te lo dijo?- hablo ella emocionada.

-No, una de mis amigas lo tiene y siempre que nos vemos me dice que debería leerlo ya que sufro de insomnio- dijo con humor.

-Y la rubia es Olga Vives- siguió Juancho.

-Es un gusto conocerte Santiago.

-El gusto es mio- respondió él dándole un beso en la mejilla.

-La morena es Juliana Perez.

-Espero sea tan talentoso como lindo- dijo con una sonrisa coqueta.

Él baja un poco la cabeza tratando de esconder su sonrisa.

-Tu eres Makis...- dijo acercándose a mi con confianza.

-De Angulo- dije con una sonrisa.

-Pues es un gusto conocerte hermosa- dijo con una sonrisa.

Sentí el calor en mis mejillas y vi como su sonrisa se ampliaba junto con un pequeño brillo en sus ojos, me quede hipnotizada viendo ese color azul hasta que la voz de Juancho hizo que el contacto visual terminara.

-Y por ultimo pero no menos importante...-dijo volviendo a poner su mano en el hombro del castaño, que no parecía contento al respecto.

-Natalia Afanador- dijo Santiago en un susurro extendiendo la mano en forma de saludo.

Mientras Natalia lo miraba con el entrecejo fruncido y los brazos cruzados, la tensión de antes volvió y no pude hacer más que mirar a mis otras compañeras que veían la escena con la misma expresión de no entender nada que yo tenia, de pronto Olga me hacia señas para que me acercara a ellas, cuando la tuve al lado ella me susurro al oído.

-¿Él no es mismo sujeto del parque? ¿el que dejo con una actitud muy rara a Natalia?

Fruncí el ceño tratando de recordar ese día. Un portazo nos sorprende, ella se había ido dejando a todos los presentes completamente anonadados.

-Creo que no le cayo bien verme- dijo Santiago girándose hacia nosotras con expresión triste.

-¿Se conocen?- pregunto nuestro amigo incrédulo.

El castaño alzo la mirada, se veía avergonzado y algo molesto y tomando un profunda respiración dijo.

-Creo que no soy la persona correcta para contestarles eso... lamento todo esto, pero sera mejor que comencemos a trabajar otro día cuando ella este más calmada- dijo con voz seca.

Y sin más se fue dejándonos a todos en una confusión enorme.


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