8. Tu refugio

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Bueno, pues sin que sirva de precedente esta cortísima espera a la que no estáis acostumbrados, ¡aquí está el nuevo capítulo! No podía esperar más, ¡sé que estáis sufriendo! Y además sé que el siguiente va a tardar bastante más, así voy compensando. ¡Espero que os guste tanto como a mí, y que me lo contéis después, por favor, que esa es la mejor parte de todo!

Como siempre os digo, por favor, por favor, escuchad las canciones. Para mí esta historia no sería lo mismo sin ellas. Muchísimas gracias por pasaros, por leer los desvaríos que salen de mi cabeza y yo escribo y por contarme cositas después.

Seguimos en Madrid, Paulina y María José todavía están juntas, y ya va siendo hora de que empiecen a pasar cosas. ¡Espero que disfrutéis de este nuevo capítulo! ¡Nos leemos pronto!

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La fuente de inspiración: No sin ti - Borja Navarro (https://www.youtube.com/watch?v=JLQ9orNTWnk)

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Banda sonora: Tu refugio - Pablo Alborán (https://www.youtube.com/watch?v=Bz2F-VXB7DA)

En la historia: Vivir sin aire - Maná (https://www.youtube.com/watch?v=g3uxeG1rrlE)

Bendita tu luz - Maná (https://www.youtube.com/watch?v=44kityInDvM)

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Paulina se dirigió decidida hacia la puerta. Escuchó piar a los pájaros y el repiqueteo de las campanas cuando se cerró tras ella. Inspiró profundamente y se encaminó hacia el metro. Había sobrevivido. Estaba sobreviviendo. Todo iba bien. En realidad, y para ser completamente sincera, no podía ir mejor.

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No hay nada mejor que desearte, eres como el Sol caliente, yo soy Marte.

Nunca es suficiente, nunca sé corresponderte,

pero no hay nada más bello que intentarlo mil veces.

Soy desordenado cuando quiero, no recogeré los besos que dejé anoche en tu cuello.

Somos un desastre, pero es cierto, nos queremos,

si pasas por mi lado aún se congela el tiempo.

¿Quién me iba a decir a mí que todo esto existiría?

Déjame ser tu refugio, déjame que yo te ayudo.

Aguantémonos la vida, te recuerdo si lo olvidas

que hemos crecido peleando y sin quererlo nos gustamos.

Cuántas cosas han pasado y ya no hay miedo de decir te amo. 


Paulina introdujo la llave en la cerradura con cautela. Se sentía como una intrusa profanando la intimidad de quien, sin embargo, le había cedido gustosamente las llaves de su ático. Ella nunca había estado allí, y tenía la sensación de estar invadiendo su hogar sin permiso. Se había entretenido todo lo que había podido con la esperanza de que alguno de los dos llegase a casa antes que ella, para que la situación no le resultase tan violenta. Pero el frío de un invierno que su cuerpo ya había olvidado por la falta de costumbre y el cansancio que inevitablemente arrastraba terminaron por minar su aguante, y no le quedó más remedio que dirigir sus pasos hacia la dirección que llevaba cuidadosamente apuntada. Sus llamadas al timbre no habían obtenido respuesta, y las dos vueltas de la llave en la cerradura junto con el sonido del cierre blindado terminaron por confirmarle que la casa todavía estaba vacía.

Querer (No sin ti)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora