Capítulo XIII

9 2 0
                                    

-Una vez llegó al lugar acordado espero allí a Nieves-

Nieves: ¿Por qué me pediste que viniera? -Aun sigue evitando mirarme-

Para dejar en claro que apesar de que no me quieres, y me evitas por tus amigos estamos bien y no hay problema entre nosotros -Le acerco un pequeño anillo con unos escritos-

Nieves: Vale lo aceptaré solo para dejar estás peleas aquí -Lo toma y luego se lo pone- ¿Solo era eso lo que me tenías que decir?

Si, ¿Acaso esperabas que te diera un beso? -Le miro sonriendo, casi al borde de reír-

Nieves: ¡Para nada! -Gira y me da la espalda- Solo por estar y haber estado tan cercanos no creas que en gustas (Aunque. . . Nadie hace lo que él hizo por mí nisiquiera Dante me perdonaría de esta manera. . .)

Bueno, como ya no queda nada te puedes retirar, amenos que quieras estar sola esperando aquí en la puerta

Nieves: Adiós -Se retiro de forma rápida y precisa para estar el menor tiempo posible en contacto conmigo-

(Bien. . . El anillo anti hechizos de control esta listo. . .) -Cierró la puerta del cuarto y salgo del hotel evitó algunos guardias y camino por la playa- Estoy. . .

Pedro: -Da un golpe limpio con su katana apuntando a mí brazo-

-Con un simple movimiento evitó el golpe- Estás oxidado amigo -Giro y le doy una patada la cual es cubierta por su arma-

Pedro: Pero no tanto como tú -Me separa de el, y sigue intentando acercarme un simple corte-

Sabes yo cree esa arma, dudo que puedas llegar a lastimarme. . . -Soy interrumpido por un pequeño zumbido-

Luciana: -Lanza cuchillos desde la lejanías, hasta que en pocos segundos está a mí lado atancado del lado contrario a Pedro-

-Evito todos los ataques de Pedro pero algunos de Luciana me dan- ¿Que hacen aquí? No tiene sentido que el cuarto y la quinta estén intentando hacerme algo -Con un movimiento certero logro apartar a ambos- ¿Acaso vinieron por la revancha de aquel día?

Pedro: -Cierra el puño con fuerza y me mira, mientras habla sin titubear- Tu dejaste en ridículo a uno de nosotros, nos traicionaste. . . ¡Y mataste a uno de los nuestro!

Luciana: No dejaremos que sigas con esto, terminaremos lo que nuestro verdadero maestro nos enseñó

Pedro: Tu mismo lo dijiste el alumno supera al maestro, ¡Así que prepárate para caer!

-Niego con la cabeza y les miro- Supongo que no tengo opción más que acabar con ustedes una pena que la orden pierda tantos hermanos -Me acerco a ellos y doy dos simples golpes, uno a cada uno y les dejo en el suelo-

Pedro: ¿Que?. . . Tu no puedes usar esa técnica -Ya en el suelo demasiado débil como para moverse-

Luciana: L-lo siento maestro, falle en lo que prometí. . . -Al borde del llanto-

Tú -Doy una patada a Pedro en el estómago- bajaste la guardia y eso nunca tienes que hacerlo, y tú niña tienes que aprender a . . .

Luciana: -Se levanta y sus cuchillas se empiezan a alargar, y hacerse más grandes- ¡Nadie toca a mí Pedro! -Se lanza a hacer ataques muy rápidos y en demasiados puntos vitales por lo que apenas puedo esquivarlos-

Pedro: Si tú peleas con todo. . . ¡Yo no me quedaré atrás amor! - Se levanta y empieza a atacar al compás que Luciana por lo que solo evitó los ataques de Pedro-

¡Agh! -Saco mí escudo con el brazalete y así logró alejarlos un poco de mí mientras pienso como derrotarlos- (Sus poderes unidos son demasiado altos. . . Ni siquiera el Franco se compara a ellos)

La Historia Tras el Nuevo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora