Capítulo 18

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" P e r o n a d i e v i n o ".

Sabía que ese "niño" estaba presente cuando el antiguo Nightmare le cubrió con su perturbadora oscuridad a manera de sanción después de lo que ocurrió con X-Gaster. A veces realmente repugnaba el arrinconarse en dichoso lugar cuya luz de pensamientos no alcanzaba, era su última alternativa en efecto, sin embargo, ahora sí que no pudo soportarlo. Imposible, intolerable. Desde el principio de su planificada pesadilla por garras ajenas se sintió ahogado y como una simple bolsa con órganos adentro. Inmóvil, inútil..., asustado; donde pequeñas ventanillas flotando alrededor del mar negruzco y atroz traslucían sus más dolorosas memorias escondidas, o eso creía —porque, en ese momento, parecía que aquella viscosidad con consciencia propia le conocía cada rincón, incluso más de lo que él había indagado en el "alguna vez"—. Salvavidas que no te salvaban de nada y sólo escupían escarnios con considerable lejanía. Gritó por ayuda, desgañitó todo tipo de plegarias, vociferó las disculpas más desgarradoras, susurró blasfemias, demás sañas desesperadas, y no es como si algún ser a mitad del océano moribundo se hubiera detenido con un resistente velero hasta su ubicación para rescatarlo de sus pecados. Nadie vino, tampoco esperanzas que enhorabuena le hubiesen abrazado desde los hombros y recordarle sus impuestas metas. Propósitos, ¿y qué propósitos? Los que destrozaron frente a sus ojos cuando el vial se dividió en incontables fragmentos de vidrio banal, liberando a quien desde entonces no se ha visto, aunque seguramente aún manipula sin un alto a sus seres queridos como a cualesquiera de muñecas, como a su humano especial, singular marioneta de trapo deshilado.

Es cierto que no ha pasado tanto, han transcurrido siglos. Es cierto que no quiere llorar, sólo llover un asco de persona ya no lozana* y todavía andante. Es cierto que no necesita a nadie, ninguno que sea como él, sólo requiere al original para poder aliviado suspirar y exclamar: "Al fin estoy completo, hermano".

...

No es un infante, ¿correcto? Pese a ello, le encantaría volver a sentir el trozo de suave y crujiente pie de caramelo y chocolate que preparaba su Toriel a diario. Oír las risas de Asriel. Volver a entrenar para perfeccionar tácticas de combate con Undyne. Hablar con su hermano, ver a su hermano, tocar a su hermano... saber que su hermano yace vivo y no como un alma rojiza y disipada que pidió como misericordia segundos antes de fallecer el no ser odiado. Transparencias brillantes de agua salada bajaban acumuladas y como carreras predestinadas por sobre sus pálidas —quizás tan muertas como sus ilusiones— mejillas que encorvaban su boca hacia abajo, creando una mueca de ira e impotencia, emociones fusionadas como la catarsis más insatisfactoria y denigrante del mundo; un líquido tan explosivamente negativo que, siendo rociada a nutridas flores silvestres, terminaría matándolas al rocío del alba siguiente. Sus nudillos se encuentran rubros y sus uñas casi rasgan la primera capa de piel. Sus dientes rechinan y la lengua se mueve por sí sola, chasqueando tiesa, siendo con disimulo mordida hasta sangrar (insignificante), todo con tal de olvidar un poco las malas hierbas que no se atreve a remover. Mejor dicho, que no sabe cómo remover —¿qué se puede esperar del que nunca ha aprendido a olvidar?—. El albahaca se remueve para catar* mejor el interior de su alma, alimentarse del esplín que ciego cultiva, pero lo único que le interesa es conseguir lo que tanto anhela. Y a esto, el lóbrego espacio no beneficia en nada; penumbras pesadas atacan su mente y cavilaciones que aturden, contraproducentes. El océano se lo come vivo —¡oh! ¿Lo está? Porque nadie lo ve—,

¿Hay manera de salvarlo? ¿Una pequeña linterna, antorcha encendida, la pupila de alguien que, aunque odie, haya venido a ayudarle en su miseria? Oh, dios, que la idiotez no le pegue tan fuerte como cree, por favor, que todavía no busca aventarse al suelo de la condena socavada. ¡Todavía es muy pronto para ello! Sus esfuerzos, sus intentos... ¡terminarían guardándose dentro de un ropero incendiado como a otros inertes y desechados de la historia universal! ¡Él no quiere acabar así! No es alguien joven en comparación a unos años atrás, no es enérgico como un cándido niño saltarín y almibarado, no es un triunfador como quien ganó el premio de oro dorado al otro extremo de la carrera, no se compara a ninguno de los anteriormente emocionados, ¡pese a ello, que las oportunidades no se le cierren en la cara, que aún no se rinde! Porque aún no se rinde, ¿correcto? Ni las aguas espesas y foscas pueden pararlo aunque se graben en sus pies como arena movediza, tampoco que el ícaro de su progenitor se encuentre como perro con rabia suelto alrededor de un espacio basado en recónditas probabilidades que conforma el multiverso con dos copias que los han de sustituir sin problemas. Su corazón arde como cualquier afónico envenenado con sañas y bellaquerías del destino. Está harto, muy, muy furibundo. Se enferma de esa furia, en parte causados por el menester de las mentiras que balbucean (balbucea) sollozando lo bien que todo saldrá.

¿Quién lo hubiera imaginado? (Nightmare!NoCorrupted X Bad Sanses)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora