La prometida del Faraón

Nuevas perspectivas (2/5)

A partir de hoy actualizaré todos los Lunes :)

Llegamos a un nuevo escenario,estábamos en la orilla del mar y la noche estrellada era más hermosa que nunca, bajé a mi acompañante y me estiré un poco.

—Bueno,ya que llegamos a la segunda fase del torneo debo retirarme

—¿Retirarte?¿Y a dónde irás? Es de noche y no sabemos que peligros hayan

—No te preocupes,yo sé lo que hago, tú solo preocúpate por seguir con vida,si es así,tal vez nos veamos más tarde

Rió y se alejó rápidamente, traté de seguirlo y detenerlo pero terminé tropezando con una piedra y para cuándo alcé la vista nuevamente, él ya no estaba.Solté un suspiro de pesadez y me dejé caer en la arena,me sentía tan pequeña comparada con el vasto manto de estrellas que había,pero era increíble pensar que era parte de un todo.Miré mi pulsera y fue inevitable sonreír.

—"Lo hice"

Susurré para mí misma y abracé delicadamente mi brazo, a pesar de todo había completado la primer prueba y aunque sabía que las siguientes tendrían una dificultad más grande, tenía la esperanza de aprobarlas.
Me levanté y junté un poco de leña para así encender una fogata durmiendo a lado de ella pensando en todo momento en un futuro donde nadie tuviese que morir por el torneo, aún si sólo era algo irreal.

P.O.V Atem

Mi obligación era quedarme en el palacio pero mi corazón me decía que fuese a dónde ellas, que de una vez por todas me quitase la venda de los ojos con la había crecido y así conocer la vida de aquellas que nacieron fuera del palacio y sus razones para arriesgar la vida que conocen para tener un matrimonio conmigo.
Fui a mi alcoba, dejé todas mis joyas y accesorios a excepción del rompecabezas del Milenio y una pulsera con seis perlas, había completado esa prueba años atrás para demostrarle a los dioses que era un digno heredero. Dejé mi habitación y regresé al enorme tablero, aún si ya había enfrentado los obstáculos que aquél tablero presentaba, tenía miedo, me di media vuelta, cerré los ojos, extendí mis brazos y sin más me dejé caer sintiendo como me transportaba a un mundo completamente distinto dónde no estaría mi padre y donde pasaría desapercibido.
Usé una vieja capa que había dejado tiempo atrás para cubrirme.
Empecé mi travesía y después de algunas horas pero entretenidas batallas llegué al templo donde se encontraba la primera perla para las participantes y recién era pasado del medio día, me quedé sentado en ese lugar muriendo de hambre y sed pero no me iría hasta conocer a algún de las jóvenes.

Encontrar a doncellas y conocer sobre su historia era más difícil de lo que imaginé, en primer lugar porque no podían saber quién era y en segundo lugar es que ellas estaban muy concentradas en ganar el torneo, tanto que cuando me presentaba como un vagabundo con hambre se disculpan o definitivamente me ignoraban, era molesto a decir verdad.
Cuando estaba anocheciendo y quedaban pocos minutos para que esa prueba concluyera pensaba en irme y lograr mi misión después, estaba cansado con hambre y molesto, hasta que llegaron tres mujeres, sólo quería irme, las trataría de manera maleducada para que se fueran lo antes posible y pasar al siguiente día detrás de ellas, pero no fue así, sorpresivamente una de ellas me ofreció ayuda y por más descortés que fui no se negó; habían momentos en las que era tan déspota que parecía natural, me convertía en una persona diferente y ese momento no fue la excepción
Al pasar a la siguiente etapa mi conciencia me estaba perjudicando, había abusado de la ayuda de ella y ya no encontraba modo de redimirme, me despedí con pocas palabras y me alejé antes de generar algún problema, aún si quería ayudarla no podía ya que eso iba contra las reglas del juego, lo único que podía hacer por ella es rezar a los dioses para que la protejan.
Durante el segundo día caminé junto a las demás competidoras siendo solamente una sombra, ya no quería acercarme ni relacionarme con alguna de ellas porque no todas pueden ganar ese torneo y en cualquier momento podían caer en el Reino de las sombras para después ser expulsadas de Egipto. Fue así que llegué a escuchar algunas historias, por ejemplo, las dos doncellas que acompañaban a la joven con la que llegué al segundo desafío, eran hermanas y ninguna se quedaría con el cargo de su padre ya que tenían un hermano mayor así que iban a ser una de las nueve esposas del siguiente faraón, pero al ya no existir ese puesto, decidieron entrar al torneo y que alguna de ellas se quedara con el lugar de "Gran esposa real". Después de terminar el día y pasar al tercer reto, decidí buscar un lugar apartado para pasar la noche, sin embargo, escuché a dos personas cerca del lugar de donde estaba por lo que fue inevitable acercarme un poco más.

—Maldita sea, esto es más difícil de lo que pensé, ya quiero que terminemos esto Acceber y restregarle en la cara a mi padre que logré tener las riquezas que él nunca pudo conseguir, mientras tanto, al menos espero que ya haya sido desterrada la idiota con la que me encontré el primer día

Al escuchar el inicio de aquella conversación sentí cólera, el querer ganar solo para humillar a uno de los seres que te dio la vida y además desear que alguien sea desterrado del lugar que lo vio nacer y crecer, me parecía algo despreciable. Quería irme porque sabía que había ocasiones en las que no podía ocultar mi enojo y no quería lastimar a nadie, sin embargo, una parte de mí me decía que continuara escuchando hasta el final.

—Aim, sé que eres de pocos amigos y sé que esa chica parece despistada pero no para que la trataras como la trataste ¿Me dirás por qué?

—En serio, ¿no sabes quién es ella?

—No, ¿eso importa?

—Acceber, ¡ella es Yarad! La hija del enemigo de mi padre y la que había sido elegida para ser la gran esposa real

Sonrió y se acostó en el suelo a lado de la fogata mirando las estrellas con una ligera sonrisa en el rostro

—Pero esa zorra no se esperaba tener competencia

—Ahh ella es Yarad, había escuchado hablar de ella, pero no parecía muy relevante

contestó con indiferencia mientras degustaba un par de moras que había recolectado.

—Pues para mi padre lo era, cuando ella tenía cinco años la declararon prometida de Atem, ¿Y sabes qué hizo mi padre a partir de ese momento? Hablaba mal del padre de Yarad diciendo que él solo había tenido suerte, que si hubiera nacido en las mismas condiciones que el padre de Yarad nació habríamos tenido una mejor vida y hubiese sido incluso el mejor amigo del faraón, pero que los dioses lo habían castigado con una mala vida. Al inicio simplemente lo ignoraba, pero comenzó a molestarme diciéndome que Yarad sabía hacer más cosas que yo a pesar de tener menor edad, que era más inteligente y más bonita que yo, que sería la mejor esposa que un faraón podría tener y que ella era todo lo que yo nunca podría ser. ¿Sabes cómo me hizo sentir eso? Hizo que me odiara y aborreciera a tal punto de desear que Yarad no existiera porque quizás de esa forma mi padre me habría querido, porque de esa forma tal vez pude haber hecho que se sintiese orgulloso de mí

Se cubrió el rostro con su brazo y pequeñas gotas de agua salada resbalaban por sus mejillas hasta chocar contra el suelo

—Conforme crecí me di cuenta que mi padre era alguien que estaba lleno de odio hacia la vida misma desde que mi madre falleció al darme a luz y yo para él era un objeto para desquitarse de todas sus frustraciones

—Aim, yo... yo no sabía todo eso

La menor comenzó a sollozar y corrió a acostarse a lado de su mejor amiga, y ella, acarició ligeramente el escaso cabello de la menor sin evitar sonreír al recordar el verdadero motivo por el cual había entrado al torneo.

—Te prometo que ganaré el torneo y te salvaré a ti y a tu pequeño pueblo

musitó en voz baja al darse cuenta que la menor ya se encontraba dormida

———

Aim: Mai

———

Me alejé de aquella pareja de amigas recordando las palabras de mi extraño amigo "esto es más grande que tú y aún no te has dado cuenta", ahora sabía a lo que se refería.