Bienvenidas al palacio

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Finalmente llegamos a nuestro destino, mujeres de la élite,princesas y doncellas se abrían paso entre la multitud para ingresar al palacio, portaban las más finas telas al igual que las joyas que adornaban sutilmente su cuerpo.
Realmente sólo éramos 10 competidoras, fácilmente podíamos reconocernos entre nosotras, alguna tenían mi edad y otras se veían mayores por uno o dos años.
Pensé que sería buena idea intentar relacionarme con alguna de ellas, al fin y al cabo pasaría una semana en ese lugar.
Mi primer objetivo fue una joven de iris platinada, era realmente hermosa y una de las jóvenes mayores que yo, me alejé de mis acompañantes sin que ellos se percataran.

— Hola! Me presento, mi nombre es Yarad y...

— ¿Quién te crees tú para hablarme?

—¿Disculpa?

—Lo que oíste, soy la próxima esposa del faraón y no puedo relacionarme con personas de menor rango, ¿Entendido?, discúlpate ahora e intentaré no ser cruel contigo en el torneo

Su mirada era tan ruda como lo eran sus palabras, la ligera curva que se tornó en sus labios carmesí era de prepotencia y cinismo.

— En primer lugar, no te permitiré que me hables de esa forma y en segundo, ¿Por qué crees que serás tú la que triunfes?, cuando estás en un duelo poco importa tu "rango" o riquezas, lo único que importa es la agilidad y la fe que le tengas a tus monstruos, estoy completamente segura que Rá nunca permitiría que gobiernes a este pueblo

Apreté fuertemente mis puños manteniendo una postura firme, aunque realmente tuviese miedo, aunque me sentía insegura.

Ella estaba a punto de atacarme nuevamente hasta que el faraón se presentó con alguien a su lado, la luz que entraba por una de las grietas no me permitió observar con atención de quien se trataba.

— Te arrepentirás de lo que acabas de hacer, más de lo que imaginas

La ignoré y corrí nuevamente con mis acompañantes

— Joven Yarad, ¿¡dónde estaba!?

—Luego les explico

Fueron las últimas palabras que brotaron de mis labios para en seguida hincarme junto a los presentes ahí.

— Sean bienvenidas a éste torneo, cada una de ustedes representa al pueblo que las ha visto nacer y crecer, arriesgando todo lo que tienen sólo para ser pertenecientes a ésta dinastía y así conseguir la paz que tanto ansían, a partir de mañana por la mañana comenzaremos, mientras tanto, la gente del palacio las llevará a su habitación y posteriormente las llevará a la cena, eso ha sido todo por mi parte.

Todos se levantaron y en cuanto salió nuestro actual gobernante, las demás jóvenes comenzaron a murmurar entre ellas.

— ¿Notaron el peculiar cabello de Atem?
— Por supuesto que lo hice, es único en su clase
— El cabello? Yo veía sus hermosas pupilas.

Fue lo poco que pude escuchar de ellas, ahora sabía quién había sido la persona que estaba a lado del faraón.

Llegué a mi habitación y a lado se encontraba la de mi guardia, me recosté unos momentos intentando relajarme un poco, la pelea que tuve anteriormente me dejó pensando, ¿Qué clase de doncellas habrán venido?, la joven había sido bastante agresiva y maleducada pero sé que lamentablemente no podía ser la única.
Lo que también me llamó la atención fue que Atem no hablara, se supone que éste torneo es para elegir a su futura esposa, donde 8 participantes serían exiliadas para siempre del reino, ¿Por qué no se dignó en al menos desearnos suerte?, tal vez estoy sacando conclusiones apresuradas, probablemente él tome la palabra en la cena o al comienzo del torneo.
Ahora que lo reflexionaba más detalladamente, ¿Qué opinará Atem respecto a todo esto? De una u otra forma yo decidí que quería participar, pero, ¿Él también tuvo la oportunidad de elegir?

Mientras las participantes del torneo se encontraban reposando en sus habitaciones respectivas, había una discusión entre el faraón y su heredero

— Padre por favor, aún estamos a tiempo de detener estoy no quiero que terminen exiliadas para siempre, además usted ya sabe que no quiero contraer matrimonio

— Atem, ya hemos hablado de esto antes y no cambiaré de opinión
—¡Pero padre!
— ¡Sin "peros"! Además, no creas que no conozco por qué no quieres el torneo, si Mana es realmente digna de ser tu única esposa entonces deberá ganar el torneo

Se dio media vuelta y salió de la habitación dejando a su hijo solo, situación que aprovechó un joven de cabellos rubios para ingresar a la habitación de su mejor amigo.

— Ese es el problema, ¿Qué no entiende qué quiero que sea mi esposa por el simple hecho de que la amo?

Se recostó en su no tan cómoda cama soltando un suspiro de pesadez

— Atem, vamos levántate amigo, hay demasiadas mujeres lindas allá afuera como para que estés así

— Kafele! Me alegro que estés aquí

Se sentó rápidamente esbozando una sonrisa al verlo

— Vamos viejo, no me llames así, sabes que prefiero que me llames Joey, porque es mi nombre

"Joey" había llegado al reino cuando contaba con aproximadamente ocho años de edad, hablaba un idioma distinto al de la región sin contar lo blanca que era su piel, ni él ni nadie sabía el origen del joven, al principio se creyó que era una amenaza para el pueblo, pero finalmente lo recibieron como un regalo de los dioses. Fue adoptado por una familia de estatus similar a la familia de Yarad que vivía cerca del palacio.
A pesar de que habían transcurrido nueve años desde su llegada hasta ese punto, seguía usando de vez en cuando palabras que no tenían mucho sentido.

— Lo siento, aún no puedo pronunciar tu nombre correctamente

— Sí bueno, no importa

Se recargó en la pared cruzando los brazos mirándolo fijamente

— ¿Ya me vas a decir por qué tanta pelea con tu padre?

Levantó la ceja izquierda ligeramente esperando su respuesta

— Yo amo a Mana y no quiero casarme con alguien que no sea ella, mucho menos que sea exiliada por ese tonto torneo.
No entiendo porque hay tantas participantes, no tienen nada por lo que pelear...lo que digo es que, si estuviesen compitiendo por mi "afecto" la única participante sería Mana, por el simple hecho de conocerla desde que tengo memoria, las demás no saben nada de mí aparte de que soy el heredero del faraón

Al terminar de escuchar sus palabras, Joey no pudo contener su risa lo cual desconcertó por completar a su contrario

— No entiendo porque te ríes
— ¿En serio no lo entiendes? Sabes, si no fueras mi amigo (ni el hijo del faraón) ya te habría dado un puñetazo en el rostro.
— Kafele, por favor explícame
— Joey, bueno como sea, es sólo que es realmente divertido como piensas que todo gira en torno a ti, ¿En serio crees que todas ellas realmente quieren casarse contigo?¿Te has puesto tan siquiera por un solo momento como se sienten ellas respecto a esto? Por si no lo notaste, en éste torneo hay una niña de diez años, ¿Tú crees que a esa edad tomaría la decisión de convertirse en tu esposa sólo por "interés" en tus riquezas? Amigo, esto es más grande que tú y aún no te has dado cuenta, anímate, sal de aquí en intenta comprender el tormento por el que alguna de ellas está pasando.

Le guiñó el ojo izquierdo con una sonrisa firme y salió de la habitación.

La cena comenzó sin embargo en esa ocasión Atem no se presentó lo cual decepcionó a las presentes, pero sin valor para preguntar su paradero, ese sería el último día dónde todo sería alegría, donde las diez juntas estarían, pues al día siguiente el primer reto comenzaría...

La prometida del FaraónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora