Desiciones. parte 1

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A partir de aquí narraré en tercera persona.

Aparecieron cuatro participantes al lado de un río y las restantes del otro lado, al inicio fue confuso lo que debían de hacer en el lugar o en qué consistía el reto. De un lado se encontraba Mana, Aim, Samaria y Asenet mientras que del otro lado estaban Acceber, Keket, Yarad y Maibe. En el lugar había dos pueblos, uno de cada lado del río.

Yarad, Keket y Acceber se saludaron y se alegraron de encontrarse nuevamente, aunque parecía que Keket y Acceber se decepcionaron y entristecieron, realmente querían estar con las personas con las que habían llegado. Intentaron hablar con la otra participante, pero ella solamente dijo su nombre, a pesar de no querer hablar era notable que no quería entablar relación alguna con ellas, más allá del trabajo en equipo.

Después de las presentaciones. se dieron cuenta de algo muy importante, no tenían ningún lanzador de capsulas y tampoco la armadura que se utilizan en los duelos de monstruos

― ¿Qué clase de broma es ésta?

Preguntó Acceber en voz baja

En ese momento, un grupo de personas se acercaron a ellas con una sonrisa

― Tenía razón la profecía! ¡Están aquí, están aquí!

Exclamaron un par de niños con emoción y de entre la multitud, un hombre que parecía ser el líder de aquellas personas se acercó a las cuatro

― Me alegro que finalmente llegaran, cuatro damiselas capaces de terminar con la escasez de comida de nuestro pueblo y terminar con el pueblo enemigo

― ¿Y cómo se supone que lo haremos?

Cuestionó Yarad

― Síganme por favor

Al inicio las cuatro desconfiaron hasta darse cuenta que no había otra opción, al llegar a una cueva subterránea se ayudaron de antorchas para poder mirar las inscripciones que estaban talladas en piedra, el hombre que las acompañaba les explicó que desde que comenzó la rivalidad entre los pueblos había existido esa lápida en la que decía que terminarían para siempre con la escasez del lugar y unirían las dos tierras en un solo pueblo. También les narró sobre como siempre había existido conflictos entre ambos lados del río.

Al parecer, habían podido coexistir dificultosamente debido a que había una reserva de cada lado dejando el río principal sin tocar, sin embargo, un día comenzó a escasear el agua incluso en el río principal, siendo suficiente únicamente para un pueblo por lo que ambos comenzaron a pelear por el agua lanzando flechas y rocas destruyéndose entre ambos sobreviviendo con las pequeñas reservas que estaban a punto de acabarse, pero, afortunadamente, con la ayuda de las cuatro ganarían la guerra de una vez por todas por lo cual, él y su pueblo seguirían sus órdenes al pie de la letra

Para Yarad, Acceber, Keket y Maibe ya tenían en claro de qué iba el reto, Liderazgo. Cuando el faraón no se encontraba en disposición de gobernar, su esposa principal tenía que tomar las riendas en su gobierno y esa era una prueba clara de que debían saber cómo liderar y trabajar en equipo para un beneficio en común, por lo que las cuatro pusieron manos a la obra para poder elaborar un plan contra el pueblo enemigo. En el otro lado del río ocurría la misma historia y aunque Aim no estaba del todo de acuerdo, aceptó trabajar en equipo con las otras tres. Mientras ambos bandos se preparaban para la guerra un joven de cabello tricolor los miraba desde lejos sabiendo que ambos clanes terminarían en el reino de las sombras si no se daban cuenta de su grave falta, fue así que tuvo una idea y dejó el lugar en donde estaba.

― Tenemos todo listo, las mujeres, los niños y ancianos están en el refugio, esperamos sus órdenes para atacar

― Bien, saldremos en un momento―contestó Yarad quien estaba alrededor de una mesa con Acceber y Keket a su lado

La prometida del FaraónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora