La prometida del Faraón

Desiciones. parte final

Después de la reunión que tuvieron las participantes (y la explicación que le dieron a ambos pueblos), Yarad y Aim prepararon lo necesario para su partida, y a diferencia de cuando se encontraban todas juntas, Aim no le volvió a dirigir palabra alguna, era como si ignorara su existencia o simplemente no le importara.

Aim y Yarad caminaban en la parte del frente y detrás de ellas estaba el líder de los hombres que las acompañaban, a pesar de que debían de liderar juntas no se dirigían la palabra y era como si estuvieses separadas por algún tipo de muro.

―Hemos llegado―

Declaró Aim al llegar a la cima, solo en ese momento Yarad alzó la mirada y sonrió al ver que estaba cerca de llegar también. Conocía la importancia de la misión que tenían y por lo tanto estaba alerta a casi cualquier cosa que sucediera pero eso no fue impedimento para que al estar en ese lugar se quedara unos momentos apreciando el paisaje, era realmente curioso el ver como los pueblos estaban en una zona casi desértica mientras que las montañas que los rodeaban estaban cubiertas de vegetación, sonrió y fue inevitable que pensara en la posibilidad de quedarse en ese lugar tan misterioso, aún si era imposible debido a que tristemente todo el lugar fuese una ilusión que acabaría en cuanto anocheciera.

sacudió un poco la cabeza volviendo a la normalidad y empezó a buscar Aim, pero ella ya se había adelantado mientras que sus acompañantes recién terminaban de subir, le pidió a su líder que las esperaran un momento para después ir detrás de su compañera. Había sido educada para tener paciencia, pero una cosa era ser paciente y otra tener que aguantar la falta de compromiso de sus semejantes. Corrió detrás de Aim y cuando loa alcanzó la tomó del brazo haciéndola detener.

― ¿¡Qué te sucede!?― Reclamó la mayor soltándose del agarre de su contraria

― ¡¿Qué te sucede a ti Aim!? Por más que trato de entenderte no puedo hacerlo, creí que hablabas en serio cuando dijiste que debíamos trabajar en equipo, realmente creí que estabas dispuesta a poner de tu parte

― Estoy dispuesta a trabajar en equipo, solo que no contigo― Se dio media vuelta y continuó caminando lo más rápido que podía

― ¡Creí que ya habías superado lo que pasó el primer día, pero al parecer eres más rencorosa de lo que pensaba! ―suspiró pesadamente y después murmuró― Ni siquiera sé que hice mal para que me odiaras de esa manera― se dio media vuelta caminando de regreso al punto de donde habían llegado, fue entonces que Aim se detuvo y comenzó a reír― ¿¡En serio crees que mi odio hacia a ti es por lo que pasó el primer día!? ¡No tienes ni idea Yarad, ni idea!

Yarad se detuvo y antes de decir palabra alguna la tierra comenzó a temblar haciendo que ambas chicas cayesen al suelo, se escuchó el grito de los hombres que las acompañaban y después de algunos momentos finalmente se detuvo aquél fuerte movimiento, ambas se levantaron y corrieron hacia el lugar donde estaban los demás pero nadie se encontraba ahí, por instinto Yarad y Aim corrieron la una hacia la otra manteniendo una posición de defensa, segundos después apareció frente a ellas una mujer hermosa que parecía de la edad de Aim, su piel brillaba como el bronce y su cabellera que le llegaba a la cintura era oscura como la noche, sus pupilas eran verdosas e hipnotizantes, sin duda era la mujer que buscaban, pero eso no hizo que bajaran la guardia

― Por favor, no se alteren, solo quiero que hablemos...

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Acceber y Mana se dirigieron a un lugar estratégico para pensar en lo que debían hacer.

― "Cuando se repita la historia" significa que otra vez dos hermanos se han enamorado de la misma persona