Todos.
Todos odiaban los lunes.
Pero ella no era como todos.
Los lunes lo veía a él. Y un día en el que lo veía no podía ser odioso. Frustrante, confuso, pero no odioso.
Todos los lunes desenredaba su pelo, solo para él.
Todos los lunes buscaba la ropa que mejor le quedase, solo para él.
Todos los lunes se paraba ante el espejo, preguntándose como la vería él.
Pero él nunca la miraba.
O eso creía ella.