No sabía que hacía ahí.
Puede que ella no fuese a venir, que estuviese enferma o se hubiese quedado dormida o...
Pero ya no podía irse. Desde que decidió levantarse, ante las caras estupefactas de sus amigos, y salir de ese autobús, supo que ya no iba a llegar al instituto. Pero, si la veía, si ella lo veía a él, si le preguntase que hacía ahí, hubiese valido la pena.
Si, si, si... Demasiadas suposiciones, dudas. ¿Y si ella no venía? ¿Y si ni siquiera se daba cuenta de que esta ahí?
Abrumado, se levanto, dispuesto a abandonar aquella estación solitaria. Se dió la vuelta, con la cabeza gacha, pero una exclamación ahogada le hizo levantar la mirada.