Unos tontos muy tontos

CAP 1. Me llamo Héctor

Me llamo Héctor y soy un chico de las afueras de California, estoy terminando primero de bachillerato, quedan solo unos meses para las vacaciones de verano (los meses más locos de mi vida).

Esta mañana cuando he ido al instituto ha entrado a nuestra clase una niña, literal, una niña. Tiene 12 años y se llama Eli. Resulta que es superdotada o algo de eso porque tiene el cociente intelectual de una persona casi de universidad.
Me extrañó que se uniera a nuestra clase cuando faltaba solo un trimestre para terminar el curso, pero bueno cayó bastante simpática.

En el recreo se acercó a mí y me empezó a hablar en plan pues...de cosas, jaja.

Parecía muy lista y lo era. La verdad me hice amigo suyo, sí, me hice amigo de una niña de 11 o 12 años.

Me dijo que incluso podía ayudarme a estudiar, con los deberes o lo que quisiera y pues yo acepté porque tampoco es que vaya sobradito que se diga.

Estuvimos hablando varios días y bueno se unió un poco a mí grupo. En plan yo siempre voy con mi mejor amigo Jacob y pues ahora ella se unía un poco a nosotros. Por una parte la gente nos miraba raro y se reía porque íbamos con una chica bastante más pequeña, pero bueno ya se reían de nosotros antes osea que daba igual.

Yo es que siempre he sido muy tímido y Jacob es el tío más pringado de todo el instituto, es gordo, feo...
Todos se meten con nosotros. Jacob es mi único amigo aunque siempre me deja en vergüenza porque es un auténtico tarugo, pero es la única persona que se acercó a mí.

Él y yo quedamos todas las tardes en mi casa para jugar a videojuegos, tenemos que jugar a videojuegos de niños pequeños porque los padres de Jacob no le dejan jugar a videojuegos para más de 7 años. Menuda mierda, sus padres no le dejan hacer nada y por eso siempre quedamos en mi casa. Es más los días que toca educación física su madre le pone papel de burbujas debajo de la ropa por si se golpea. Es increíble.

Ahora como también quedamos con Eli la cosa es un poco más divertida. A pesar de que tenga 12 o 13 años es mucho más divertida que Jacob y sí le dejan jugar a juegos para más de 7 años.
Aparte, no es tan friki como nosotros, lo único es que es una empollona.

Conclusión: somos unos pringaos.