Tian les miraba con cara de interrogación, empezando a enfadarse por segundos. Yi miró a Mo y le dio unos minutos de cortesía por si prefería contar él «lo que había pasado», pero tal cosa no ocurrió y antes de que él pudiera abrir la boca, Xi apareció arreglado en el comedor y los hizo salir ya a todos de allí.
Para cuando la puerta del ascensor se abrió en la planta baja del edificio, la situación ya estaba normalizada o al menos casi. Tian no dejaba de mirar las sospechosas caras de Yi y Mo, seguro no era nada relevante pero no le gustaban los secretos. Además seguía sin explicarse el por qué la tirita infantil que de pronto Mo lleva en el dedo índice.
—Eh, chicos estáis un poco raros, ¿que ha pasado? —dijo Xi al pisar la calle, cuando Tian ya estaba a punto de pasar por alto todo el tema.
Mo y Yi se miraron.
—Nada, nada... ¿qué tiene que haber pasado? No ha pasado nada —contestó nervioso Yi.
—¡No actúes como si realmente hubiera pasado algo, estúpido! —le gritó Mo.
—Eso estoy diciendo; nada de nada.
—Esto es muy turbio... —murmuró Tian.
Yi enseguida cogió a Xi del brazo y se esforzó por disimular mejor.
—No es nada, de verdad. Olvídalo. A todo esto, ¿qué peli vamos a ver?
—¿Acaso vamos al cine? —protestó Xi soltándose de su agarre, y comenzaron a discutir y bromear entre los cuatro sobre cuál era la mejor manera de invertir esa tarde. Así poco a poco ese incidente fue quedando atrás y los cuatro tuvieron una quedada relativamente divertida.
Cerca de las ocho de la tarde decidieron que era hora de volver a casa. Yi traía aún un refresco grande en la mano y había estado todo el día más pegado a Xi de lo que a este le gustaba. Zhang Zhen era heterosexual y soltero, eso era de dominio público, pero cada vez que salía por ahí con Yi parecía justo todo lo contrario. Al principio pensó que ampliar el grupo e ir con Tian y Mo ayudaría a que no se vieran como una pareja sino como un grupo de amigos, pero la actitud de Tian para con Mo era exactamente igual, de modo que lo que ahora parecían eran dos parejitas de enamorados. Algo que estaba muy, pero que muy, lejos de la realidad.
Llegaron a una avenida principal donde hacían cruce los caminos a las casas de todos, así que se separaron. Yi y Xi se fueron juntos pues vivían más cerca el uno del otro y Tian se fue con Mo simple y llanamente porque quería acompañarle hasta la puerta de su casa.
Mo protestó com siempre y como siempre eso no le importó a Tian pues no se separó de él hasta verle entrar en el ascensor.
Mo le había despedido con un corte de manga antes de que se cerraran las puertas y Tian no pudo sino sonreír. Era muy tonto ese pelirrojo si creía que con eso disimulaba sus sonrojos.
Se giró para emprender camino a su apartamento pero entonces su teléfono sonó. Fue el "bip" breve de los mensajes.
«Tian, ¿ya has llegado a casa? Si no es así ven al parque de detrás de la casa del pelirrojo, tengo algo que deciros». Era de Yi.
Tuvo unos segundos de desconcierto en los que no sabía si aquello iba en serio. Se asomó al portal del edificio de Mo y la luz del rellano estaba apagada; seguramente ya estaba dentro de su piso.
Tian leyó de nuevo el mensaje. Yi se había molestado en poner «Tian», ¿había esperado a que no estuviera Mo para enviárselo? Guardó su móvil en el bolsillo y rodeó la manzana dirección al parque.
Al llegar vio a Yi de pie frente a Xi mientras este estaba sentado en el columpio. Tian se encendió un cigarro y se sentó en el otro columpio.
—Bien, ya estamos todos... ¿Os preguntaréis por qué os he reunido aquí? —dijo Yi dándole un toque interesante a las palabras.