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Decidió no coger el teléfono en todo el fin de semana, hizo algo que nunca había hecho y para su sorpresa no murió; lo apagó y solo lo activó el domingo a última hora para ponerse la alarma de clase. Vio entonces que tenía un millar de llamadas pero no quiso mirar ni de quién ni de cuándo eran. Lo que hubiera ocurrido ese fin de semana le daba totalmente igual.

Ya era lunes por la mañana de nuevo y Mo estaba tranquilo esperando a que las clases no volvieran a empezar jamás. Comía despacio, llevaba tres bocados de su sándwich que esta vez era de atún y huevo; muy rico. Cuando de pronto notó como perdía el equilibrio y su cuerpo caía bruscamente al suelo, el sándwich se le escapó entre las manos y se clavó la mochila en la espalda. En unos segundos solo veía el cielo y el tejado del instituto y de nuevo, sin saber ni cómo, notó como un puño con fuerza impactó en su cara. No fue hasta segundos después que vio la cara furiosa de Xi sobre sí.

Fue como un micro déjà vu; Xi iracundo con muchas ganas de golpearle, eso ya lo había vivido pero ahora no sabía a qué se debía.

Su primer reflejo fue cubrirse el rostro pero no ocurrió nada, despacio se descubrió y se vio en el suelo frente a los pies de Xi, pero este no estaba solo.

—¿Qué mierda te pasa? —preguntó sin entender, al ver junto a él a Tian y Yi. Además de los mirones que no se lo pensaban perder.

Miró a Tian unos segundos y este le sostuvo la mirada. Mo notaba su cara arder; ardía por el puñetazo, por los nervios y por los oscuros ojos de Tian impasibles sobre él..

¿Por qué Xi le pegaba? ¿Por qué ninguno le defendía?

Tal vez llegaban con él, tal vez no habían tenido tiempo para frenarle o tal vez no habían querido hacerlo, pensó desilusionado, pues vio como ambos consintieron que le golpeara Antes de pensar más en eso, Xi se sentaba sobre él dispuesto a pegarle otra más fuerte.

Mo se preparó para pelear con él, sin embargo Tian y Yi intervinieron deteniendo a Xi. Tian le sujetó el puño a mientras Yi lo retenía por los hombros.

—Dijiste que primero le dejarías explicarse... —le comentó Yi a Xi.

—¿¡Qué mierda pasa!? —repitió Mo pues todo había ocurrido tan rápido que Xi aún no había abierto la boca.

En cuanto valoró la situación, hizo un intento de golpear de nuevo a Mo pero los otros dos le sujetaban con fuerza y no pudo. Frustrado no pudo más que dirigirse muy serio a Mo, con un odio que lo hacía irreconocible.

—¿¡Qué te pasa a ti!? ¿Qué edad crees que tiene mi hermana?

Mo no entendía por qué le venía con esas ahora, él ya sabía todo hacía días.¿Por qué la paliza ahora y no dos semanas atrás?

Los ojos desconcertados de Mo le hicieron pensar a Zhen que el pelirrojo se estaba haciendo el desentendido.

—¡Le he visto a mi hermana una marca en el cuello!

—Yo no sé nada de eso, no la veo desde la cena.

—¿¡Lo niegas, desgraciado!?
—¡Claro!

Tian le soltó el puño y Yi se levantó, oído eso le daban vía libre a Xi. Si Mo lo negaba no podían defenderle.

Los mirones comenzaron a rumorear y Mo podía oírles perfectamente.

«No, otra acusación así otra vez no...», pensó empezando a entrar en pánico, debía detener eso ahí mismo.
—Y... ¿Cómo que una marca? ¿De qué me hablas? Yo no le he pegado ni nada... —preguntó con tal desconcierto que Xi creyó por un momento que el pelirrojo no sabía nada y se detuvo.

MI MEDIO SÁNDWICHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora