Mo y Ziqian caminaban rápido tratando de despistarlos pero ellos tres parecían entrenados, eso o los celos y la desesperación les guiaban. Cansados de no poder darles esquinazo decidieron sentarse en un banco de otro parque. Así los tres pesados acosadores verían claramente que Mo se iba por una llamada y no porque la cita hubiera sido un desastre.
Ellos tres se escondieron tras unos arbustos. Tian y Xi estaban concentrados en tratar de escuchar de qué hablaban y sólo Yi parecía preocupado por ese niño que había advertido a su madre de que había tres chicos extraños escondidos en un arbusto mirando hacia el parque... Había tratado de avisarles de que estaban dando el cantazo pero ellos no le escuchaban. Eso sí, tenía claro que si llegaba la policía pensaba salir corriendo sin esperar por ellos.
—¿No la va a invitar a ningún lado en la primera cita? Que cutre es el pelirrojo... Podéis estar tranquilos. Eso no durará... —comentó Yi volviendo a prestar atención a la cita. Se hizo hueco entre los hombros de los otros dos y vio a la feliz pareja sentados juntos.
Mo tenía las manos en el regazo y ella sin pensarlo fue a tomarle una de las manos, lo que de lejos se interpretó como que ella acercaba sus manos a un lugar inapropiado.
—¿¡Se tocan en público!? —gritó Yi y ambos le taparon la boca.
Mo se negó a sujetar su mano y se vio una pelea, que de lejos parecía tierna e inocente como de enamorados haciendo manitas pero de cerca era un batalla.
—No seas idiota, toma mi mano.
—No seas idiota tú, ya estamos aquí no hace falta tanto teatro.
Finalmente sujetó una de las muñecas de ella y la apartó un poco brusco.
Tras el arbusto la indignación no podía ser mayor.
—No aguanto más, mi plan es simple —dijo Xi—. Vamos allí y le pegamos.
—Estoy de acuerdo —dijo Tian.
Yi le miró extrañado, podía estar dolido pero ¿realmente iba a colaborar en pegarle una paliza en plena calle? El día anterior parecía enamorado de él.
—¿No te parece mal, Tian? —preguntó Yi.
—Un poco... pero ella se lo está buscando.
—Espera, ¿qué? —dijo Xi—. ¿Ella? No vamos a pegarle a ella.
—Yo sí... —remugó Tian, aunque no iba en serio sí que estaba empezando a notar la ira en su sangre.
—¡Quieto! —se interpuso Yi—, y tú también Xixi. Estáis los dos muy alterados, creo que debería ir yo e interrumpí ya esto.
Ambos se miraron y luego miraron a Yi, dejarle ir ya no podía empeorar las cosas.
*
Xi y Tian dejaron todo en sus manos y lo vieron alejarse. Al quedar a solas Xi sintió la necesidad de expresar algo que llevaba tiempo en su cabeza pero ahora era más obvio que nunca.
—Tian... ¿Yi sabe algo que yo no sepa...? Sé que no tengo por qué saberlo pero con lo que has dicho de mi hermana; estás molesto con ella entonces quiero saber si... ¿Tú y Mo...?
Tian le miró directamente. No le gustaba hablar así de sus cosas. Se sentía cómodo con Yi porque sentía que se entendía y que estaban en la misma situación, pero era obvio que Xi ya lo sabía.
—Bueno... yo creía que sí, que algo había pero... ves cómo están las cosas.
Xi tragó saliva. Era verdad, Tian era homosexual y sí tenía ese interés en Mo. En ese caso debía cuidar más sus palabras a partir de entonces para no herir a Tian. No sabía cómo salir de esa situación tan tensa cuando escuchó una discreta carcajada de Tian.
—Tranquilo, ¿qué es esa cara? ¿o estás molesto con eso?
—No. Para nada.
—Sería muy irónico que lo estuvieras.
—¿Por qué dices eso?
—Por nada... Oye ¿y por qué te molesta a ti que tú hermana salga con alguien? Es mona, un poco plana pero, si no fuera él hubiera empezado a salir con cualquier otro.
Xi dudó, no podía decirle a un homosexual recién declarado: "No quiero a mi hermana con un marica".
—El pelirrojo no es para ella —le dijo dándole una mirada a la que solo faltaba añadir "es para ti", pero no quiso ir tan lejos.
Tian le devolvió una sonrisa cómplice, era buen chico ese Zhan, ahora entendía porque Yi estaba tan colado por él.
*
Minutos antes la parejita vieron a Yi salir a empujones del matorral pero hicieron que no vieron nada. Así como fingieron ignorar esa hoja enredada en sus mechones cuando se plantó frente a ellos como si aquella fuera la casualidad más casualmente casual del planeta.
—Ey, chicos ¿qué hacéis por aquí? —dijo Yi interpretando su mejor papel. Pero no mejor que ellos.
—Oh, Jian Yi ¿cómo estás? ¿Hoy no has quedado con mi hermano?
«Era ese chico al que vi entre los arbustos mamá» escuchó a un niño murmurar a sus espaldas mientras la madre se lo llevaba a rastras del brazo.
Yi rió nervioso esperando que no lo hubieran oído y siguió hablando como si nada.
—Yo estoy bien. Solo pasaba por aquí y os he visto ¡que coincidencia! Pero... —fingió confusión y los señalo con el dedo, primero a uno y luego al otro varias veces—. Vosotros... ¿Interrumpo algo?
—Pues sí —dijo orgullosa ella—. Ya ves que puedes decirle a mi hermano que no hace falta que me espie cuando salgo. Voy bien acompañada.
—¡Nadie os espia! Que ridiculez. Nos...digo me da igual si esto es una cita de verdad... porque: ¿confirmás lejos de toda duda razonable que lo es?
Ella asintió pero a Yi no le valía solo la respuesta uno.
—¿Mo...? —dijo Yi a su amigo. Pero este solo quería meter la cabeza en la tierra.
Empezó a dudar sobre la respuesta mientras los ojos de Ziqian y Yi se clavaban con inquietud sobre él. Estaba acorralado... todo se estaba descontrolando y ya no sabía que alternativa le disgustaba más. Pero entonces su teléfono empezó a sonar.
Era la alarma que mientras paseaban disimuladamente había programado para que sonara en media hora y fingir una llamada, para terminar la cita.
¿Que si Yi se retiró al ver que estaba ocupado? No. Se quedó allí plantado esperando a que descolgara.
Mo metió la mano en el bolsillo; no podía sacarlo ahí porque Yi -de pie frente a él, atento con los ojos bien abiertos- vería que no era una llamada. Así que se levantó y lo cogió a varios metros.
Y allí estaba: junto a un árbol, hablando con la pantalla de bloqueo de su teléfono.
—Sí, mamá... ¿ahora? Estaba ocupado... Está bien.
Después regresó al banco. Confiaba en que en esos segundos el ambiente se hubiera destensado y Jian se despidiera de una vez, pero no... Yi y la desquiciada "Zhan 2" se miraban sin parpadear.
—Eh... chicos. Me ha llamado mi madre. Dice que necesita ayuda en unas cosas de casa. Lo siento pero tendremos que dejarlo aquí por hoy.
—Oh.. Que mal con la ilusión que me hacía —dramatizó ella, y tan rápido cómo se le pasó la sorpresa y posterior disgusto se puso de pie, se arregló la falda y se dispuso a irse.
—Nos vemos —gruñó Mo también con intención de desaparecer, pero en la dirección contraria a ella.
—Quieto ahí —dijo Yi muy serio.
Tanto ella como él sintieron un escalofrío. ¿Acaso Yi había descubierto que la llamada era falsa?
—Algo aquí no está bien...
La pareja se miró.