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Minutos después Yi regresaba triunfal al arbusto.

—¿Dónde están yendo? ¡Vamos a seguirlos! —dijo Xi al ver que se alejaban.

—Van a tu casa. ¿Os lo podéis creer? Mo tenía que irse e iba a dejarla ahí. Menos mal que yo le he dicho que la acompañe a casa. Con esa actitud no llegaran a ser novios.

—¡De eso se trata, idiota!

—¿Tú en qué equipo estás? —protestó Tian.

Las ganas de golpear a alguien de ambos ahora se centraban en Yi. Pero no tuvieron tiempo de apalizarlo allí porque tenían que seguir a la pareja, y tuvieron que verlos pasear tomados del brazo de nuevo.

Xi no soportaba la idea de su hermana enredada así en el pelirrojo. Tian por su parte estaba frustrado y ansioso al ver que él no se oponía al contacto de ella. Eso le confirmaba que a Mo no le molestaban los abrazos, todo este tiempo le habían molestado únicamente sus abrazos.

*

Llegaron hasta la el portal y los tres espías se tuvieron que quedar en la esquina asomados uno encima de otro. Cualquiera que se acercara caminado vería la cabeza de Yi sudando porque ahora sentía que era culpa de él que la cita continuara, sobre esta la de Xi, con sus oscuras cejas fruncidas a más no poder, y encima de todo la de Tian, con una expresión tan difícil de describir que resultaba inquietante. En síntesis: cada uno con la mirada más intimidatoria que el anterior.

No decían nada porque sabían que ahora venía lo más importante. Larga o breve, el éxito de una cita se determinaba en el momento de la despedida en el portal.

—Ya he llegado. Gracias por acompañarme, supongo.

—Ese Yi es un entrometido... —masculló Mo.

—Lo sé —se quejó ella. Ambos rieron y los otros tres se desquiciaron. No podían oír lo que hablaban, pero esas risitas sí les habían llegado.

—Me voy ya. No me vuelvas a molestar con algo así en un fin de semana. De hecho creo ya hemos demostrado lo que pretendíamos y que...

—Calla —dijo ella interrumpiéndole y metiéndole a la entrada del portal junto con ella.

—¿¡Qué haces!?

—Espera —río—, desde aquí no pueden vernos... ¿Y qué crees que pensarán?

Mo se veía desconcertado, con la mirada idiota de un pez.

—Es malo lo que uno puede ver, pero siempre es peor lo que se puede imaginar... —dijo dándole unos golpes en la frente.

—¿¡Estás loca? ¡No creerán que nos hemos besado en la primera cita!

—Si gritas tanto desde luego que no... Bueno creo que ahora ya te puedes ir.

Mo se sintió ninguneado. Usado. ¡Manipulado! Esa niña de secundaria era igual que los mafiosos de Li y Tian... Mo se preguntó si acaso él era fácilmente influenciable o esa chica era el demonio.

—¿No te estás divirtiendo?

—Algo así...

—Pues sonríe un poco —le sacó la lengua y se metió en el edificio.

Mo salió con las manos en los bolsillos y la cabeza baja, aunque un poco rojo solo de pensar en lo que ellos debían pensar...

—Que serio sale... —comentó Xi.

—¿Creeis que le ha tocado las tetas? —preguntó Yi, ambos le miraron serios y al momento se autocorrigió—. Cierto... ¿qué tetas?

*

MI MEDIO SÁNDWICHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora