Parte 9

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Rápidamente me deshago de toda mi ropa y los zapatos, desnudo frente al furioso niño agarro mi polla y me masturbo sin apartar mis ojos de él. El agua fría me sigue empapando, pero yo estoy ardiendo por su culpa. Hasta cuando estaba con Natalia y a punto de follarla en mi mente era él.

Jadeo y grito cuándo por fin me corro. Me dejo caer y el agua sigue cayendo y limpiando todo. Poco a poco me sereno, el deseo va evaporándose y el alcohol no atonta ya tanto mi pobre cerebro. Rato después Rayco cierra el grifo y me tiende una toalla, mientras me envuelvo en ella, él toma toda mi ropa y los zapatos los lleva al balcón para que se sequen y me sigue a mi cuarto.

Estoy desnudo y acostado en la cama, algo mareado no me siento avergonzado, ni furioso ni nada, estoy a la expectativa de que pasara ahora.

-Tenemos que hablar Roberto. Mientras te hago un café haz el favor de ponerte un pijama.

-Siempre andas como te da la gana por mi casa y ¿ahora yo no puedo?

-Ya tenemos bastante de que hablar, deja de complicar las cosas para no hablar de lo realmente importante, vas a cumplir treinta y dos años, compórtate.

Se larga dejándome allí avergonzado, desde cuándo es tan maduro y serio mi pequeño. Joder ya no es mi pequeño, es realmente un hombre y más maduro y seguro de sus sentimientos que yo mismo. Con resignación me visto y seco el pelo. Voy a la cocina donde me espera Rayco con un café y un bocadillo. Se sienta en la silla frente a mi serio y enfadado. Sus ojos están muy hinchados y rojos ha estado llorando desde que se fue a su casa ayer.

-Me puedes explicar qué ha pasado en estos días que me fui con mis amigos. Me largué estando bien los dos, como siempre y regreso para encontrarte de un humor de perros, gritándome, nunca me has gritado y solo por llamarte Rob, no pensé que lo odiaras tanto. Pero eso me da igual. No te disculpas, pasas de mí y cuando vuelvo a verte estás a punto de follarte a una tía contra la puerta de tu casa, en el pasillo. Me explicas que quieres decirme haciendo algo tan horrible. Ni se te ocurra decir que no querías que me enterara, la llave estaba ya puesta en la cerradura, podrías follar aquí dentro sin yo enterarme de nada, pero gritabas y gemías como si fuera una porno, realmente querías que os viera ¿o es una perversión, te da morbo?

-No sé qué decirte, Rayco. ¿Qué deseas oír? Estoy cansado quiero ir a dormir.

- ¿Te da lo mismo ver el daño que me has hecho?

-La culpa de todo esto es tuya. ¿Qué has hecho conmigo?

-Lo único nuevo que he hecho fue dejar que me follaras y pareció que realmente lo disfrutaste, lo que paso después es lo que no entiendo.

-Tú eres un niño. Solo tengo que cuidar de ti un poco. No es normal, ni bueno lo que hicimos.

- ¿No fue bueno? ¿no te gustó?

-Sí, bueno fue y sí me gustó, pero eso no deberíamos haberlo hecho.

-Yo no hice nada que me avergüence, deseaba hacer el amor contigo, quería que fueras el primero, según yo si teníamos que hacerlo.

- ¿Desde cuándo te sientes así por mi, Rayco?

-Vamos Roberto, no seas necio. -Soy consciente que tras gritarle no deja de llamarme Roberto y en el fondo me duele. Extraño el Rob salir de sus labios.

-No te entiendo.

-Será que no quieres entender. Voy a ser claro. También debes serlo. Sé sincero con los dos. Si me rehúyes o no actúas como debes y eres sincero me vengaré.

-De acuerdo pongamos las cartas sobre la mesa. -Suspiro mientras me tiro de los pelos y me froto la cara, sé lo que va a decir, pero no sé qué diré yo. Tengo miedo.

-Cuando nos conocimos estabas tan solo y triste que me sentí responsable de traer tu felicidad. Jugando contigo y haciendo lo que me daba la gana, haciendo que me riñeras y cuidaras fue como te vi salir de tu apatía y progresar en tu vida, hasta tienes más clientes y estás más centrado -Mierda, parezco su mascota, pensaba que él era la mascota. -Varias chicas y algún chico se me han declarado en estos años. Me di cuenta de que estaba enamorado de ti. Al principio la edad era un problema real, sabía que no harías nada. Pero cuándo ese punto no tenía importancia legal empecé a acercarme a ti. Pensé que de verdad no sentías nada por mí. Pero tras nuestro maravilloso primer beso supe que tu cuerpo si reaccionaba a mí, que las cosas podían cambiar.

- ¿A qué te refieres?

-Tus manos no dejaron de acariciarme y te pusiste tan duro. Joder sentí tu gran polla presionando mi culo, pensé que me habías agujereado el pantalón de lo fuerte que te clavaste en mí.

-Pero ¿qué dices?

-Más te vale que seas sincero. Te aseguro que no te dejaré pasar las mentiras. Te conozco perfectamente para saber cuándo mientes. No me enfades.

-Continua.

-Tras ese beso, empezaste a mirarme diferente, como a un hombre que te gustaba, no al niño que protegías. Estuve jugando y tentándote durante tanto tiempo para que me desearas, pero luchabas con todas tus fuerzas y cuándo por fin te tengo haces todas estas mierdas y rompes mi corazón. Con todo lo que te amo, como osas tratarme así y más cuando ya te dije que me perteneces.

-Será porque yo no te correspondo y quiero cortar todo esto. No deseo hacerte daño, tenemos que cortar todo y volver atrás.

- ¿Me estás diciendo que puedes tirarte a cualquier hombre, aunque no sientas nada por él?

-No, no quise decir eso. No lo sé. Yo nunca he estado con hombres.

- ¿Y lo del baño?

-Nada, estaba duro y lo solucioné.

- ¿Entonces afirmas que no sientes nada por mí, fue un calentón nada más y que en el baño no estabas tan duro al mirarme y ni te corriste pensando en nosotros?

-Efectivamente, son imaginaciones tuyas. - ¿Joder como sabe lo que siento en realidad?

-Pues por esa regla de tres, lo normal es que no te pongas duro haga lo que haga yo. Comprobemos si estás mintiendo.

-Ni se te ocurra tocarme.

-No lo necesito, te aseguro que te tendré duro y deseándome en nada de tiempo, estás loco por mí y haré que seas consciente de cuanto me quieres.

Se puso de pie y se fue quitando los pantalones, los calcetines y se acostó sobre la mesa, su cara bajo la mía y se restregó sobre la mesa como si fuera un gato, se estiró y se quitó la camiseta, solo llevaba su ropa interior negra, le quedaba muy bien. Sin dejar de mirar mis ojos sus manos empezaron a acariciar su cuerpo. Su hermoso y pequeño cuerpo blanco, tan exquisito y sexy. Se acarició los pezones pellizcando apenas, mierda yo lo habría hecho mejor. Su mano siguió bajando hasta perderse en su calzoncillo, yo deseaba meter mi mano ahí también, gira sobre sí mismo y deja la cabeza apoyada en la mesa mientras levantaba su hermoso y pequeño culo. Movía las caderas con suavidad mientras su mano acariciaba su dureza.

Me gustaría saber de dónde sale tanta sensualidad con lo joven y pequeño que es. Observo su otra mano dirigiéndose a su culito y se da una pequeña torta. Mierda yo ya estaba caliente, esa torta me mató. Todo mi cuerpo grita para que le agarre y le haga mío. Pero no puedo hacerlo, si me dejo ir tendré que confirmar todo lo que él dijo y reconocer que estoy locamente enamorado de él. Ya sé que este es el caso. Mierda mejor lo hago lo reconozco y acabo con todo. Lo que ha de ser será. Quiero que sea mío realmente, en cuerpo y en alma. Dejo caer un suspiro antes de hablar.

-Rayco, para y siéntate.

Me obedece y se pone la camiseta. Me mira esperando que le diga lo que sea, sus ojos tienen un brillo como si tuviera claro lo que voy a decir. Es demasiado listo para mí.

-Tienes razón, estoy enamorado de ti, me di cuenta de que como te percibía y veía desde aquel primer beso. Y sí, me empecé a tirar a Natalia en la puerta para que te enteraras y nos pararas. Te amo y quiero que vuelvas a llamarme Rob.

-Bien. Me voy a mi casa. Buenas noches.

-Espera ¿te vas así?

-Sí, es tarde y tengo sueño.

-Mierda estoy excitado, me has puesto muy duro.

-Casi te tiras a una tía hace un rato ¿piensas que no necesitas solucionar eso? Además, yo no follo con cualquiera, a mí solo me la puede meter mi novio. Me largo para mi casa. Descansa también, que te hace falta.

Se marchó dejándome con una erección, el menor de mis problemas y muchas dudas. ¿Cómo hago para disculparme por el daño que le he hecho? y resulta que tengo que pedirle salir. Bueno eso era obvio, también quiero que sea mi novio. Tengo mucho en lo que pensar y estoy muerto de sueño.

Continúa>>>

Que pesado eresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora