Parte 6

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-Acuéstate, eres muy grande para mí, no puedes empujarme ni alejarme, ni protestar, ni negarte a nada. Dijiste que puedo hacer lo que quiera hoy. -Se asegura de que cumpliré mi promesa, sus ojos acarician mi cuerpo mientras me observa con deseo. ¿Dónde quedó mi pequeño e inocente vecino?

Tras esto comienza a besarme, tengo todo su cuerpo sobre el mío, siento su dulce piel a lo largo de mi piel. Me besa y muerde el cuello y así sigue jugando con mi cuerpo. Mis pezones sufren la tortura de sus labios, no queda satisfecho hasta que están tan duros como él desea, sigue descendiendo y mordiendo, sus dientes van dejando marcas a lo largo de mi cuerpo, muerde el interior de mis muslos, los gemelos y yo solo gimo y me estremezco dejando que haga lo que quiera conmigo.

Bajo mi mirada buscando su cara, en sus ojos brillan una chispa de deseo loco antes de verle bajar la cabeza y sentir mi dureza sumergirse en su húmeda boca. Me la chupa con ansias para sacarla de su boca y hacer que su pequeña lengua la recorra a lo largo, lame y devora, me chupa y traga haciendo que esté próximo a tener un orgasmo.

-Aparta niño...ahhhhh...me corro ...ahhhhhh...

Para mi sorpresa no se aparta, me engulle con más ganas y le miro tragarse todo mi líquido. Me mira con una sonrisa mientras se relame.

-Veo que has disfrutado. Ahora me toca a mí. -Ordena.

Cambio lugares con él. Estoy algo nervioso, no porque no sepa que hacer, o piense que no pueda complacerlo. Hasta hace unos quince minutos era un niño al que quería cuidar y proteger. Ahora de repente es un hombre, es como si no supiera quien es. Aparte de sentirme culpable por hacer estas cosas. Pero también un gran deseo me tiene encendido, temo que si empiezo no podré parar.

Sus ojos verdes están clavados en mí con algo de burla, parece que me pregunta de si seré lo suficientemente valiente para cumplir mi promesa, miro ese cuerpo, tan delicado y sexy, si claro que puedo cumplir mi promesa, al menos por hoy.

Le beso la boca, en la que saboreo algo de mi esencia, mis manos acarician y recorren su cuerpo mientras voy descendiendo por su cuello, cuando estoy besando cerca de su oreja un fuerte estremecimiento le recorre y sus uñas se clavan en mi espalda. Encontrado un punto muy sensible. Sigo bajando y juego con sus pezones, da un salto en la cama y gime con fuerza sus uñas se clavan aún más en mí. Punto dos encontrado y degustado. Sigo con mi investigación, jadea entre mis brazos mientras recorro su ombligo y pequeño vientre, cuando mi lengua acaricia uno de los laterales de su estómago suelta otro gritito y las uñas de mi gatito vuelven a clavarse en mi cuerpo. Punto tres obtenido. Sus muslos abiertos para mí dejan a mi lengua jugar con su ingle y bajar mis dientes le van rozando los muslos y le doy par de chupetones en la parte de atrás de la rodilla, más gritos y gemidos salen de mi juguetón vecino. Tras estar satisfecho de mis primeros hallazgos decido centrarme en su pequeña vara, la pobre empapada deseando atención.

La recorro con la lengua, mojando más y limpiando de su dulce líquido. Los ojos verdes clavados en mí me miran como si lo estuviera torturando. Siento algo de pena así que me la meto por entero en la boca y comienzo a darle placer. Su cuerpo tan sensible a todo lo que le hago se estremece y tiembla ante mi ataque, levanta sus caderas y sigo devorando esa parte de su cuerpo, juego con sus testículos, el perineo le hace gemir cuando siente la presión de mi lengua y sigo adelante con mi lengua.

Coloco mejor su pequeño cuerpo le abro las piernas, ante su mirada sorprendida, le separo los glúteos y comienzo a jugar con su estrecho anillo, lo chupo y lamo luchando por suavizar esa parte de su cuerpo, mi mano sigue acariciando su dureza mientras mi lengua no deja de intentar que ese estrecho anillo vaya soltándose, entonces consigo introducir mi lengua, jugando con ese ardiente canal, su cuerpo se estremece y grita entre mis brazos, siento que está próximo a correrse así que le pongo de nuevo en una postura más cómoda y vuelo a comerme esa vara que satisfecha por la atención de mi boca, me llena de su sabor.

Le veo jadear en busca de aire, yo estoy de nuevo duro y mi mente está completamente desaparecida en un mar de deseo y lujuria. Me acerco a la dulce boca para que saboree su esencia y mientras nuestras lenguas juegan y se divierten, mi mano le pellizca sus pequeños pezones. Mientras abre la boca para gritar le meto mis dedos para que los lubrique perfectamente.

- ¿Vas hacerme el amor?

-Sí, te deseo, necesito estar en tu interior.

-Lo deseo tanto, desde hace tanto.

Poco a poco voy preparando su zona. Tengo mucho cuidado y presto especial atención. Pensaba que no era virgen tras como había jugado con mi cuerpo. Pero al ver lo estrecho que está es obvio que nadie ha profanado ese lugar antes, no sé por qué una ola de ego y posesividad me recorren. Llevo bastante tiempo preparando su cuerpo para mi invasión y parece que está preparado para recibir mi pasión, me coloco un condón y me recuesto sobre ese pequeño niño.

-No tengas miedo, relájate, te preparé muy bien para no hacerte daño, solo deja que te dé placer, los dos disfrutaremos mucho.

-Estoy algo nervioso, pero confió en ti. Intentaré estar sereno.

Procedo a besarle mientras mis manos juegan con su cuerpo, voy notando como se relaja y disfruta de lo que voy haciendo mis labios se presionan sobre los distintos puntos de placer que había encontrado.

Vuelvo a besar su boca mientras comienzo a presionar su estrecho anillo para que se abra a mí. Muy lentamente, con mucho cuidado, mientras beso, mimo y acaricio su cuerpo voy entrando hasta estar completamente dentro de ese calor. Joder, sin el condón no soportaría tanto calor sin avergonzarme de lo rápido que me habría corrido.

- ¿Estás bien? me quedaré quieto mientras te acostumbras a mí.

-Es tan grande, siento como si una roca se hubiera clavado en mis profundidades.

-Gatito, ya verás cómo te acostumbras y te gusta todo.

- ¿Cómo me has llamado?

-Gatito, ¿te molesta?

-Para nada.

Yo siempre le llamaba en mi mente así o mascota o mil cosas más, ahora con el placer inmenso de estar en su profundidad se me escapó decirle así, pero parecía gustarle.

Comencé mi suave vaivén y cuando ya estaba gimiendo, pudiendo clavar mis estocadas con más dureza contra su punto de alegría le hice que me rodeara con las piernas. Embestí y golpeé ese cuerpo mientras gritos de placer llenaban la habitación. Sus labios me besaban y gritaban dándome más ganas de seguir entrando con fuerza en su estrechez.

-...Ahhhhhhh.... Robbbbbb.... mi Rob.... ummmmmm... no puedo más.

-Ya voy gatito, sigue así, deja que te dé placer.

Mi mano bajó a su pequeño amigo y mientras le acariciaba nos salpicó y manchó con su esencia. Pocos empujones después yo también hallé el éxtasis en su pequeño cuerpo. Sudado, agotado y feliz me dejé caer, sus manos me abrazaban y sus labios besaban mi cara.

-Has estado muy bien. Me has hecho disfrutar mucho. Estoy muy satisfecho con tu trabajo.

-Eres genial también. Me has dado mucho placer.

Me dejé caer en la cama mirando al techo mientras recupero fuerzas y el pequeño gatito se tumba sobre mi cuerpo. Me besa y se restriega contra mi cuerpo como lo que es, un gatito feliz.

Continúa>>>

Que pesado eresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora