El suave balanceo del animal en su regazo terminó por despertarla.
-Dios, Jack, ¡me has asustado!.
Con vivacidad se dio cuenta de que el felino había caído en los brazos de cupido también. Entonces Rai, mareada por la belleza que provocaba el reflejo fosforescente en su pelaje negruzco, recordó muchas preguntas que la atormentaban y que sin duda contestaría en cuanto el animal se encontrara en condiciones óptimas para la charla.
Justo entonces una figura oscura de 2 metros de altura entró en la cocina y con unos andares y formas que impresionaron a Rai, agarró un trozo de pastel y lo devoró en un abrir y cerrar de ojos. Rai, en ese entonces, no pudo frenar su lengua.
-¿Me puedes explicar que es este sitio?.
La mujer quedó en pausa por unos segundos cuando giró su cabeza y la miró directamente a los ojos.
-Me temo que yo no soy la indicada para hablaros de eso. Para empezar, no debéis fiaros de nadie mientras estéis aquí, ni siquiera de mi, si hubierais comido de esos manjares que se postran ante vos, tened por seguro que no habríais despertado del sueño del que acabasteis de salir- advirtió el ser con una solitaria lágrima manchada de rímel que caía por la mejilla sin que ella se inmutase -lo importante ahora es que seguís aquí, por lo que mi trabajo con vosotros ha terminado.
En un chasquido de dedos hizo desaparecer todos los alimentos elevados al infinito de la mesa excepto el pastel del que anteriormente había cogido un trozo. Mientras la señora cogía otro, Rai dejó escapar otra pregunta.
-Esta claro que usted es una bruja, ¿cómo es que usted puede comer mientras que la anciana de la otra casa se ve obligada a torturar infantes para saciar su hambre?.
Gula se chupó los dedos y, tras esto, se dirigió a paso lento hacia Rai.
-Para empezar- dijo lentamente en un tono que erizó el vello de Rai -No me llame de usted, me hace sentir vieja, a penas tengo 195000 años recién cumplidos. Yo puedo comer sin problemas por que mi castigo es otro, concretamente el hecho de no poder vivir en una temperatura superior a los 0 grados sin derretirme, y no hace falta que me hables de Limbo en presente, se que la matasteis, a decir verdad nos caía mal a todos, especialmente a mi...
Pero no entremos en detalles, estoy aquí para hablaros de otro asunto.
Rai quedó en silencio pues le asustó como sus colmillos se hicieron ligeramente más grandes cuando oyó hablar de la tal Limbo. "¡¿0 grados?!" Rai miró su muñeca y se fijo en que esta brillaba ligeramente en el color anaranjado que hacía juego con el cabello, ojos y amuleto del ser espectral que ante ellos se mostraba, Rai se dio cuenta también de que el pequeño animal ya había despertado y escuchaba con atención sin hablar las palabras de la bruja, como si volviera a ser ese gato fantasmagórico y angustiado que solía ser cuando estaba ante su antigua ama.
-Lo que ocurre es que- volvió a pronunciar Gula como si no hubiera ocurrido nada -en acontecimientos normales ya os habría echado del palacio, pero me temo que vuestro caso es un poco diferente, ¿podríais acompañarme, por favor?.
Rai se levantó de la butaca y acompañó a la bruja quienes, junto a Jack, subieron las escaleras principales hasta el segundo piso donde, al entrar por el umbral de un pasadizo, subieron unas escaleras de caracol por las cuales descendía un extraño polvo blanco que Rai reconoció como nieve, Rai se fijó también en que su amuleto ahora brillaba con mayor intensidad, como si la temperatura del edificio cayera en picado en esa zona del castillo. Rai miró la figura que iba delante suya y desveló una nueva pregunta.
-¿Por que estamos aquí?.
Gula tragó saliva y contestó.
-Tampoco me está permitido contestar a esa pregunta, pero si estás hablando de tus recuerdos, ¡no te preocupes!, nadie los tiene al llegar aquí, si tienes la fuerza, el coraje y la determinación suficientes para salir de este lugar lo descubrirás todo dentro de poco.
Continuaron subiendo la escalera de caracol hasta que llegaron a un pequeño ático lleno de absoluta oscuridad excepto por un pequeño cristal helado del tamaño de una canica que se hallaba en el suelo e iluminaba con una tenue luz que se perdía en la fuertes ráfagas de viento que recorrían el cubículo en forma circular, la causa de esto eran dos ventanales abiertos a ambos lados del cuarto, a través de ellos no se veía más que un cielo nocturno con palpitantes estrellas lo cual le pareció imposible a Rai pues en el cielo de ese lugar solo había una luna gigantesca que tapaba las estrellas, entonces Rai se dio cuenta de que lo que veía no era un cielo nocturno, sino que en su lugar, veía el interior de una caverna inmensa sumergida en las más profundas tinieblas solo alumbradas por las pequeñas piedras preciosas que brillaban las cuales Rai confundió con estrellas. El paisaje era hermoso y Rai se habría quedado observándolo por horas de no ser por que la voz de la dama llamó su atención. Rai y Jack atravesaron una gigantesca puerta que creyeron parte de la pared que los llebo a una inmensa biblioteca repleta de estanterías que, como los dulces de la cocina, se elevaban hasta donde alcanzaba la vista y mucho más. Gula, tras unos minutos en silencio, comenzó a expulsar hilillos de líquido negro parecido al petróleo que se convirtieron en riachuelos mientras un par de alas salieron de su espalda, su amuleto se abrió en un chasquido y liberó de nuevo el piropo que había en el interior soltando otra vez una llama anaranjada que bailaba en el aire, sus colmillos crecieron otra vez a proporciones mucho mayores y sus ojos se volvieron negros, de la llama de su pecho salieron disparadas varios hilos rojizos que la envolvieron demostrando algo parecido a su aura. La mujer se había convertido ahora en el monstruo que los salvó de la criatura hace tiempo.
-Esperadme- dijo en un tono casi ilegible.
En un movimiento de alas, la bestia salió disparada hacia lo más alto del lugar por lo que no pudieron verla hasta que aterrizó de nuevo con un libro cargado en uno de sus brazo. Las alas se volvieron polvo y desaparecieron a la vez que el amuleto se cerró ahogando la llama, los colmillos decrecieron y el aura se desvaneció. Volvió a abrir los ojos, ya normales, y se dirigió a Rai. Los tres regresaron al ático donde Gula se subió a un estandarte, abrió el libro por la mitad y comenzó a hablar.
-De acuerdo, para empezar, se supone que no me está permitido hacer más por ustedes que lo que realicé hasta ahora- dijo justo antes de levantar su mirada y dirigirla a los ojos de Rai -pero como en estos parajes todo el mundo desacata la normas y Uriel no hace nada -informó de forma irónica volviendo a bajar la mirada al libro -una pequeña falta no hará daño a nadie.
Rai pensó en el nombre de Uriel y le dio un par de vueltas en su cabeza, para cuando se dio cuenta de que nunca había escuchado ese nombre antes Gula volvió a abrir su boca creando un reluciente brillo con sus colmillo a la luz del cristal.
-Sabes lo que es una maldición, ¿no muchacha?.
Rai asentó con la cabeza y abrió un poco la boca inconscientemente.
-Pues el ser que los siguió hasta aquí es una.
Rai abrió los ojos de forma importante, esa frase que recién salió de la garganta de Gula la confundió y pensó que no tenía sentido, las maldiciones, como ella las imaginaba, no tenían forma corpórea y si la tenían, ¿a que la condenaba?. Por más vueltas que le diera no le encontraba el significado.
-Y según este libro una realmente poderosa. Antes de que calleras aquí alguien te maldijo.
Rai tragó saliva y soltó un tono agudo que precedía una pregunta la cual fue ahogada con otra potente oración afirmativa procedente de la garganta de Gula.
-Aun llegando al final de este lugar, aún haciéndolo todo correctamente, con esa maldición atormentandoos no podrás salir de aquí.
Gula hizo una pausa dramática y, tras haber respirado hondo como un ciervo moribundo, saltó de la repisa y caminó hacia la biblioteca cuya puerta cruzó y cerró tras de si. Rai y Jack aguardaron su retorno y después de un silencio terriblemente incómodo entre la humana y el gato la mujer de negro regresó con otro libro diferente color negro pedernal forrado en terciopelo del mismo color. Gula, quien observó el libro detenidamente como si este estuviera manchado, paso sin parar las páginas del manuscrito y, tras diez minutos en los que Gula no se movió para nada asemejandose a una estatua, alzó su sonriente rostro y retomó el sermón.
-Solo existe una manera de acabar con este maleficio, si el sello que dibujó el hechicero responsable de la maldición durante el ritual de invocación es destruido, la maldición será vulnerable a un ataque, solo uno, el cual deberá ser de una potencia muy alta.
Rai quedó con la boca totalmente abierta y Jack, escuchando con atención, se levantó.
-Escuchen con atención pues solo lo mencionaré una vez, En este bosque había originalmente diez habitantes: nueve pecados, guardianes de territorios, como Limbo o yo misma y nuestro guía Uriel, quien se podría decir que es nuestro jefe. Sin embargo, a causa de recientes acontecimientos, solo quedan ocho. Estos ocho tendrían el poder suficiente unidos para deshacer la maldición.
Rai entonces emanó un rayo de esperanza con sus ojos.
-Ciertamente, no me hallo consciente de la fuerza que habría de tener ese atentado.
Gula cerró sus ojos fuertemente como si estuviera pensado con seriedad absoluta lo que iba a decir.
-Debido a esto, me veo obligada a hacerte entrega de este obsequio.
Gula alzó su mano derecha y al abrir el puño asomó un cristal exactamente iguales a los que recubrian las paredes y los techos aportando luz y frío a la vez aunque este no brillaba y desde luego no enfriaba por lo que había adquirido un tono más negruzco.
-cuando quieras llamarme para asestar ese ataque final deberás romper este cristal y de esa forma apareceré al instante.
Rai quedó en letargo observando el misterioso cristal el cual, aunque no promovía luz, brillaba en un tenue tono de blanco manchado proyectado probablemente de la piedra hermana de esta que si brillaba y enfriaba. Tras esto, Gula le pidió gentil y correctamente que bajara y los esperara un poco, Rai bajó las escaleras de caracol por las que habían llegado a esta habitación y se perdió en la oscuridad.
-Jack, ¿puedo hablar un momento contigo?
El animal se acercó a la mujer y ambos entraron en la biblioteca. Gula y Jack pasearon entre la estanterías mientras hablaban.
-¿Usted desde cuando acompaña a Rai?.
El animal, aturdido por la repentina pregunta, movió la lengua como si no fuera suya.
-Voy con ella desde el territorio de Limbo quien me tenía como sirviente- terminó por decir.
-¿Y cuando planeas decirle la verdad sobre tu... verdadera naturaleza?.
Jack tragó saliva y volvió a hablar pero no le salieron palabras de la boca. Gula sonrió y resopló.
-Todos tenemos un pasado oscuro Jack, yo en particular tengo recuerdos de mi último, único y antiguo amante, el era Lujuria, un hombre apuesto y orgulloso, sus robustos cuernos siempre estaban ahí y me encantaba cuanto los chocaba tratando de pasar por las puertas de castillo, él era el amo de las tierras de fuego, por donde Rai y tú huyeron de la maldición.
Una lágrima cayó por su mejilla recorriendo el camino de muchas otras.
-La cosa es que su castigo era no poder controlar sus impulsos ante sus deseos por lo que se fue con Limbo y me abandonó para siempre- dijo con una expresión melancólica en el rostro.
El gato siguió completamente callado y se limitó a trotar por el pasillo.
Gula secó su lágrima y volvió a mirar al frente.
- De todas formas yo le he perdonado, entendía su castigo y era consciente de lo que podía pasar pero aún así recuerdo que me enfadé con el en sobremanera al momento que me enteré. Desde entonces lloro por los pasillos y se me corre el maquillaje formando estas líneas características mías
Gula hizo una pausa verbal y continuó.
-Lo que quiero decir es que tú se lo deberás contar a Rai tarde o temprano, el momento o forma en que lo descubra será responsabilidad tuya.
Caminaron hasta llegar a la puerta de la biblioteca de nuevo. En el vestíbulo ya estaba Rai con una bolsa azul a su espalda donde había metido su cuchillo y el cristal.
-Vamos...
Los tres bajaron la escalera de caracol y llegaron al tercer piso donde fueron directos a unas escaleras muy llanas que empezaron a subir sin demora. Tras varios minutos de escalera llegaron a una pared brillante al final del pasillo al que las escaleras los condujeron. Gula se puso delante de la pared y con su mano derecha la tocó, tras unos segundos un símbolo apareció en la pared y el muro se abrió en dos compuertas que se metieron en los laterales. Adentro había una cabina con el techo hecho de piedra luminosa que provocó gran luminiscencia.
-Hasta aquí puedo llegar, una vez subais con esto llegaréis al siguiente territorio.
Rai y Jack entraron al cubículo y las compuertas empezaron a cerrarse.
-Y recordad, ¿confío en vosotros?.
Justo entonces las puertas se cerraron dejando a Rai y Jack a solas de nuevo. El ascensor empezó a elevarse y conforme lo hacía, la piedra brillante del techo se apagaba creando de nuevo una absoluta oscuridad en la que Rai y Jack se sumergieron.
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El bosque de los Caídos
Misterio / SuspensoZacarías es un joven de 21 años recién graduado de la universidad que trabaja como detective en la comisaría de su pueblo, él vivo junto a su amigo Manuel con el que comparte piso desde hace unos días hasta que pueda encontrar trabajo. Zacarías se v...