Teorias
Ahora bien, todo esto solo deja entender qué es Zalgo en líneas generales; si nos preguntamos sobre su naturaleza en términos concretos, existen algunas teorías y son las siguientes:
1) Un tulpa: al igual que Slenderman, Zalgo es una entidad incorpórea, creada por las mentes de muchas personas, que imaginan un mismo ente con determinadas características, dándole tanta energía a la idea, que ésta finalmente se transforma, en los mundos sutiles, en una entidad energética (inicialmente formada de sustancia astral) con características correspondientes a la idea que le dio vida; pero posteriormente, si residuos de sustancia mental (dejados cuando un fantasma deja la parte del más allá que se superpone a nuestro mundo) se aglomeran en torno a la misma, puede cobrar autonomía, y transformarse en un tulpa, que adquirirá más poder en la medida en que más personas piensen en él.
2) Un demonio: Aquí existen distintas posibilidades. La primera y más conocida, dice que Zalgo es un dios caído, esto es, que antiguamente fue un dios de algún culto pagano, y eso implicaría que es un demonio, al menos desde la demonología cristiana antigua, que considera que los dioses paganos eran en realidad demonios. En este primer caso, puede ser que antes ya se haya llamado “Zalgo”, o que ese sea su nombre actual. La segunda posibilidad, dentro de esta teoría, es que Zalgo sea un demonio independiente de gran poder, que en la era actual ha aprovechado la naturaleza del internet para actuar, ya que ésta es idónea para dar rienda suelta al poder propio de su capacidad metamórfica. Por último, y esto es poco probable, quizá Zalgo no sea más que una de las presentaciones que Satanás (capaz de tomar distintas formas) emplea para actuar en la cibercultura, creando así potenciales víctimas de posesión o influencia, principalmente entre aquellos que escriben sobre él o lo dibujan.
3) El ser absoluto del vacío primigenio: Esta teoría es la más interesante y espectacular de todas. Afirma que, antes de que Dios iniciara la Creación y llenara el vacío primigenio; allí, en ese vacío, estaba Zalgo. Ese vacío, por ende, no era ausencia absoluta de todo ser, no era un vacío en sentido absoluto. Dios creó la materia, la luz, la vida, el orden, y “vio que todo era bueno”; sin embargo, recapacitemos en lo siguiente: en el primer día (ese día es algo simbólico, esto es, se refiere a la primera etapa) Dios creó la luz, eso nos dice el Génesis, pero nunca nos dice que creó la oscuridad. Entonces se da lo siguiente: o bien creó la oscuridad pero la Biblia no lo dice, o bien no la creó y entonces, o bien preexistía, o bien no había ni luz ni oscuridad antes de que Dios creara la luz. Esta teoría de Zalgo, plantea que la oscuridad ya preexistía, al igual que el caos; y, por extensión, si se plantea a Zalgo como el principio de ausencia de lo creado por Dios en tanto que originalmente era oscuridad y caos y estos son ausencia de luz y orden, se verá que, posteriormente y en virtud de su propia esencia, Zalgo deviene en la ausencia de todo lo que fue creado por Dios, ya directamente, ya a través de lo que podría denominarse como la programación inherente a lo originalmente creado. Por esto, Zalgo es oscuridad (ausencia de luz), caos (ausencia de orden cósmico), locura (ausencia de orden mental), maldad (ausencia de bondad), muerte (ausencia de vida), destrucción (ausencia de creación), y así sucesivamente: todas ellas, cosas que parecieran no tener ser por su naturaleza de “ausencia de” tal o cual cosa; y, sin embargo, sabemos que Zalgo estaba allí, palpitando en las sombras primigenias, pues éste es a la creación lo que la antimateria a la materia, con la diferencia de que no libera gran cantidad de energía en la colisión. Y bien, finalmente el lector se preguntará cómo algo impersonal devino en un ser polimórfico y polipresencial, pero al fin y al cabo personal y dotado de conciencia: la respuesta es que, como consecuencia del proceso de evolución y complejización de la Creación, en Zalgo, a manera de respuesta adaptativa a su necesidad de subsistencia como principio activo de orden inverso a lo creado por Dios, surgió una segunda naturaleza, que ya no era absoluta sino concreta, y que no pertenecía a la esencia en sí de Zalgo, sino a la actividad de esta esencia en el universo: era, por así decirlo, una naturaleza secundaria y de carácter operativo, una naturaleza que permitía que Zalgo se manifestase en entidad dotada de conciencia, a fin de llevar a donde fuere la locura, la maldad, y cuanto le es propio, cosa esta que resultaría paradójica a nivel de su esencia en sí, ya que la conciencia es un atributo increado en tanto que es parte de la esencia de Dios; pero, como también apareció en una multiplicidad de seres cuando Dios creó la vida, Zalgo la incorporó (inconscientemente, mecánicamente), lógicamente no a su esencia, pero sí a su actuar, a su despliegue de principio activo y absoluto en un orden concreto y dotado de diversidad y de la concreción inherente a esa diversidad.