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Gene despedía a un cliente cuando Tom apareció frente a ella llevando un ramo de flores. La chica lanzó un grito de emoción y se arrojó a los brazos del hombre para llenarlo de besos.
-¿Saliste temprano? – preguntó Gene conduciéndolo dentro del local y colocando el ramo de flores dentro de un hermoso jarrón de porcelana – Los girasoles son hermosos, ¿cómo sabías que me encantan?
-Hubo un evento en la Universidad y se me permitió salir un par de horas antes – respondió Tom sentándose junto a Gene quien le entregaba un vaso lleno de soda de lima/limón – Pase por una florería y vi esas enormes flores con hojas amarillas tan brillantes como el divino astro y al contemplarlas, tu hermosa sonrisa y tu bello rostro fue lo primero que vino a mi mente.
-¡Eres un amor! – exclamó Ginny y lo besó con dulzura – Tengo que maquillar a una chica que llegará en quince minutos. No tardaré más que una hora, ¿te gustaría acompañarme a comer?
-Me encantaría – respondió Tom poniéndose de pie – Iré a ver como se encuentra Bobby y regreso por ti dentro de una hora, pero antes quería hacerte una invitación.
-Me parece bien, de hecho me gustaría que Bobby nos acompañara. – dijo Genevieve y sonrió - ¿Qué tipo de invitación?
-Se estará presentando La Traviata en el LA Opera – suspiró Tom – Adoro esa ópera y me encantaría que me acompañaras este fin de semana.
-Nunca he ido a la ópera y... ¡sí! Te acompaño a verla. – respondió Gene – Será un gran honor para mí ser tu acompañante.
-De hecho hay varias obras que deseo ver – exclamó Tom – Pero se presentarán en los próximos meses, así que tendrás muchas invitaciones de mi parte – dijo guiñándole un ojo.
-¡Gracias! Así tendré la oportunidad de conocer tus gustos – respondió la chica y lo acompañó a la puerta - ¿Iremos sólo tú y yo?
-No, nos acompañarán Chase y Fiorella. – exclamó Tom con una bella sonrisa – Te veo en un rato, linda. – dijo y se despidió dejando un beso en el dorso de Gene.
La chica lanzó un suspiro y se llevó una de sus manos al pecho. Iba a comenzar a cantar de felicidad, pero ya no pudo hacerlo, debía atender a la chica que estaba esperando.
* * *
Genevieve se mordió la uña del pulgar mientras buscaba en su guardarropa el atuendo adecuado para lucir esa tarde. ¡Nunca había asistido a la ópera! Era una ignorante en muchos temas, pero se había dado a la tarea de investigar algunas cosas al respecto. Al menos sabía el nombre del compositor de La Traviata y el de los protagonistas. Leyó un poco sobre esa obra melodramática y conocía el número de actos y la duración de la misma. No quería quedar como una tonta delante de Tom y de sus amigos, ya que ellos parecían muy versados en el tema.
Continuó buscando en su armario algo más o menos formal y adecuado para asistir al teatro, mientras que de fondo se escuchaba la melodía "Libiamo ne'lieti calici". Gene suspiró, ¡todo era tan hermoso! Luego sonrió al escuchar el atuendo perfecto. Se trataba de un palazzo halter en color negro y un gran escote, además de unos largos aretes, pulseras delgadas y sandalias de tacón. Alació su cabello, peinándolo hacia atrás y se maquilló ligeramente. Miró su reloj y suspiró... ¡terminó de alistarse justo a tiempo! Ya que faltaban unos minutos para que Tom apareciera y él era muy puntual.
