Ya hacía varios días desde la visita a casa de mi abuela y en verdad no estaba del todo satisfecho por sus palabras puesto que por un lado era cierto que había obtenido respuestas, pero por otro lado estaba completamente seguro que mi abuela me había mentido, o al menos me había ocultado información. Desde aquel día había estado más intranquilo de lo normal, costando me dormirme y costando me mucho más el despertarme, por no decir que cada mañana me enfadaba conmigo mismo pues no recordaba nada, y así no podría saber si mis sueños eran como Elías, mi abuela y yo pensábamos.
El verano estaba a punto de acabarse y a menos de un mes para comenzar las clases aún no sabía en donde se encontraba aquella residencia, ni tampoco sabía en donde exactamente estaba situado el instituto de mi último año, y aunque por otro lado parecía ser el único inquieto por ello, Elías se había ofrecido a llevarme al día siguiente a la ciudad y así poder calmar todos los nervios, motivo por el cual ahora mismo se encontraba en mi casa durmiendo.
-Allan...- Me regañó por décima vez aquella noche.
-¿Qué pasa?-
-¿Vas a dejar de moverte o tengo que atarte? Que estaré en la cama de arriba pero no paro de escuchar como te mueves-
-Lo siento... Es que estoy nervioso-
-¿Por lo de mañana? Ni que empezaras las clases-
-No es solo por eso... - Suspiré cerrando los ojos, para unos segundos después abrirlos y mirar al techo – Creo que mi abuela me ha mentido sobre el anillo y sobre la leyenda-
-¿Y por qué iba a mentirte? - Preguntó extrañado encendiendo la luz y levantándose de la cama.
-¿Te acuerdas de eso que dices siempre? - Por su rostro sabía que no – Sí, de eso de que cada vez que miento tengo como un tic, pues mi abuela tiene otro cuando va a dar malas noticias, y créeme me dio más dulces de los que debería-
-Vale... ¿Y por qué crees eso?-
-Porque cuando murió mi perro solo me dio un pastel de chocolate blanco y zumo de manzana... Pero esta vez ha sido todo mucho más dulce...-
-Y la noticia no tiene para tanto, ya que incluso ha dado una pequeña oportunidad, diciendo que quizás tú seas quien esté destinado a ser feliz – Concluyó completando la frase – Así que sus actuaciones no encajan – Al final se había subido a mi cama, abrazandome con cuidado – Y luego yo osy el niño, no pienso dejar que te hagan daño... Además, si te lo hacen no te enamorarás y no perderás la virginidad -
-¡Elías! De verdad... ¿No puedes dejar pasar ese tema ni por un día?-
-Claro que si – Me miró ofendido pero sin dejar de abrazarme – Cuando no seas virgen-
Dejándolo por imposible, cerré mis ojos para ir quedándome dormido lentamente, notando como los firmes y protectores brazos de Elías me acompañarían en aquel sueño extraño. No tardé mucho en abrir los ojos para encontrarme rodeado por otros brazos a mi espalda.
-Gael... - Sonreí al reconocer aquel tacto y girándome para verlo – Buenas noches-
-Buenas noches –
Gael me había respondido con una amplia y cálida sonrisa, igual de cálida como nuestra relación se había vuelto, aunque si era bien cierto que no nos habíamos vuelto a besar y ambos intentábamos evitar el tema, por mucho que por mi parte deseara volver a tener aquel apetecible roce de labios una vez más, también parecía que nos conocíamos de toda la vida.
-¿Por qué Melime no se acerca? - Aquello me resultaba extraño así que me separé de Gael para acércame a ella - ¿Qué te pasa?-
Como ya ocurrió una vez, Melime no paraba de hablar, pero esta vez como si estuviera realmente cabreada, agitaba sus brazos y no paraba de señalar a Gael, para luego señalarme a mí. Una vez que hubo acabado se giró sin más... Pero yo no me había enterado nada, pues a mis oídos no había llegado sonido alguno.
![](https://img.wattpad.com/cover/10613035-288-k343823.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Crónicas de Un Sueño Perdido
FantasyAllan es un chico aparente mente normal... pero su familia es poseedora de una leyenda: Al cumplir los 17 puedes ver mediante sueños a aquella persona de la cual te enamorarás, la persona a quien estás destinado a compartir tu corazón, permitiéndote...