☞ Capítulo Cinco

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Al día siguiente me despierto un tanto cansada, me levanto y bostezo, me pongo en pie y voy al baño.

Me miro, tengo unos pelos increíbles, y una cara bastante pálida, me lavo la cara y me peino, a continuación bajo, para mi sorpresa no hay nadie.

— ¿Mamá? - Grito, pero nadie me contesta.

Subo a la planta de arriba y miro en la habitación de Tyler, no está.

En la de mi madre, tampoco está.

Voy a mi habitación y miro el móvil

Después de comer llegaré

— Mamá 

¿Dónde se mete esta mujer? No... mejor no quiero saberlo,

Subo a la buhardilla, y él está ahí, en el sofá. Perece una pelotita, no tiene manta ni nada. Tendrá que haber pasado frío, bajo y cojo una manta, subo nuevamente y se la pongo.

— Rachel - me dice medio dormido - ven - me acerco - más cerca - me siento en el sofá.

Le observo con bastante curiosidad, me tumbo a su lado. Me rodea con su brazo, y se acomoda.

Como de costumbre, miro el reloj, las 8:26 a.m, cierro los ojos e intento dormir, pero no puedo.

Me levanto y me voy a la cocina, preparo unas tostadas y zumo de naranja, y por si acaso, hago un par de tortitas. Cuando termino, subo y le dejo el desayuno en la mesita que hay enfrente del sofá, le zarandeo un poco para que se despierte, y finalmente, lo consigo.

— ¡Qué pinta tiene! - dice Tyler ya levantado, me siento a su lado y comenzamos a comer.

Al terminar, él baja los platos y yo me quedo en el sofá.

(...)

— Hoy estamos a... - digo yo a manera de preguta

— Sábado - contesta él - ¿salimos a tomar algo?

— ¿Quiénes?

— Tú, yo, Dayana y Mike o Nike - propone

— Y si vamos, solo tú, y yo.

Afirma con la cabeza y seguimos viendo la televisión,

- Narra Tyler

Rachel, Rachel, Rachel, Rachel... Últimamente solo pienso en ella. Enamorado, no estoy, gustarme me gusta, pero ya está, no hay más.

Dayana... Dayana... Dayana es diferente, no sé, espero llegar a algo con ella.

Su pelo color avellana clarito, tan suave, y largo, sus ojos color miel, y esa sonrisa que tiene, es... casi perfecta, ese tatuaje del ancla en su muñeca en la parte derecha, me encanta, me encanta ella, su conjunto.

Me visto, y me peino un poco, me enciendo un cigarro, y me siento en la cama, contemplando el mal tiempo que está haciendo últimamente, a veces, parece que el frío me llega hasta los huesos, y da la sensación de que se paralicen o símil.

Las hojas caen, como si fuera lluvia, hay senderos cubiertos de ellas, su color marrón cubre las calles de Madrid.

— ¿Estoy bien así? - entra Rachel con un conjunto nuevo

— Perfecta - le guiño un ojo

— Tyler, si te cuento una cosa... ¿no se la dices a nadie? - niego con la cabeza, se sienta a mi lado y me susurra - quiero que llegue ya el verano

— ¿Y te cuento yo otro?- afirma con la cabeza - en dieciseis días os dan las vacaciones, y en veinticuatro Navidad

— ¡Es verdad! ¿Qué me vas a regalar? - me pregunta pícara

— ¿Qué quieres?

— A mi padre, pero bueno, a parte, un novio, y... algo material... ropa, y libros. Y ahora discúlpame, que me voy a maquillar.

(...)

A las ocho, o cosa así, Tyler y yo salimos de casa, y nos vamos al KFC.

— ¿Vas a comer tanto? - me pregunta cuando me ve con un gran cubo de alitas y pollo.

— También tengo que alimentar a Mini-Rachel - comienzo a comer

— ¿Estás... Tú... Estás embarazada? - me río

— Sí de tres meses - bromeo.

Después de comer, damos una vuelta por la ciudad, contemplando el tráfico, que mucho que contemplar no hay, y los adornos con lucecitas de navidad. 

Hoy hace más frío, y con diferencia, cuando llegue a casa, me voy a poner al lado del radiador con una manta o con dos, y voy a estar... súper bien,

— Me siento muy agusto con tigo - me dice

— Y yo con tigo, también - le sonrío

Caminamos rumbo a casa, y  yo casi estoy hecha un cubito de hielo.

Cuando llego, subo a mi cuarto y me cambio, hago lo que tenía previsto. Bendito Radiador. Y cuando ya he cogido calor, bajo y ahí está, Tyler esperándome con un Capuccino y un par de bollitos recién sacados del horno. Llego hacia él y le abrazo, le doy un beso en la mejilla

— Eres un cielo - le susurro

Mientras nosotros hablamos, mi madre y sus amigas también, no sé de que mierdas hablan, pero tengo claro que me pierdo en esos ojos verdosos que tiene Tyler...

Mi Chico Malo | SwingsBeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora