La curiosidad mató al gato.

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La primavera había llegado y a pesar de que talvez en otros países ahora mismo estuviesen los niños correteando, viendo las flores y los árboles florecer, en Nottingham que es donde vivo, una lluvia torrencial chorreaba por las ventanas de cristal de mi casa, un rayo cruzó el cielo y a diferencia de los demás yo no me asustaba, ni siquiera podía oír el sonido, era sorda.

Vivíamos en una humilde casita a pesar de que mis padres hacían todo por mantenernos a flote era difícil ya que éramos 3 hermanos y tenía un pequeño hermanito con problemas respiratorios y según mi padre su enfermedad era prioritaria, además entre los gastos de la casa y el pobre trabajo de mi madre como secretaria y mi padre como operador de una fábrica no era suficiente.

Un ligero tope en mi hombro me hizo volver a la realidad, giré mi cabeza y me encontré a mi hermano Lucas quien hacia poco había cumplido 13 años diciéndome algo, inmediatamente bajé mi mirada a sus labios y los leí, así era como me comunicaba.

- Marie mamá llegó y esta preguntando si le diste la medicina a Joshua?

A pesar de ser sorda podía hablar ya que mi sordera no era de nacimiento sino producto según mis padres de una enfermedad que tuve cuando tenía 8, los doctores habían dicho que la operación era muy costosa y no era seguro que oyera de nuevo, así que mis padres no quisieron arriesgarse a hacer el intento y endeudarse sabiendo que tenían una familia que mantener.

Talvez sonará egoísta pero lo veía justo, sabía que ellos tenían muchos problemas, eso me había enseñado a ser fuerte y ayudarlos en lo que podía.

- Sí - le respondí- a la hora que ella me dijo.

- ya vamos a comer, vienes o te quedas?- asentí y salí de mi habitación con él.

Faltaban dos días para ir a la escuela y a pesar de que tenía este problema me aseguré de que me pusieran en una escuela normal, con chicos normales, profesores normales.

Asistía al Ellis Gildford School, trataba de ser invisible ya que la secundaria podría ser muy cruel, así que siempre estaba de bajo perfil y los maestros no me consideraban, sino que me hacían trabajar igual que los demás algo que agradecía.

Ya en la cocina mi madre nos sirvió un puré de papas con pollo frito y un poco de ensalada, me serví de todo un poco y comí silenciosamente, luego me paré, lavé mis platos y me fuí a mi cama.

Desperté a las 5 de la tarde, al mirar por la ventana ya no llovía así que me asomé y ví que había un camión en la esquina, al parecer pronto tendríamos nuevos vecinos lo cual ni me importaba ya que no salía, pero era bueno saber que la casa que una vez perteneció a la señora Loockwood había sido ocupada.

No le dí mucha importancia, aunque la curiosidad pudo más que yo, así que me puse un pequeño chaleco color beige para abrigarme y dar un" paseo por los alrededores".

Salí al jardín y comenzé a caminar en esa dirección, cuando llegué a un punti dónde tenía una buena vista del camión me llevé una grata sorpresa, allí parado en medio del camión y la acera estaba mi papá hablando con los que suponía serían mis nuevos vecinos.

Eran una hermosa pareja de algunos 40 años, el hombre era de tamaño intermedio con unos ojos marrones muy bonitos y cabellos negros con toques blancos por las canas, en cambio la esposa era una señora no muy alta con una cara rendondeada y un hermoso paje en el cabello de color chocolate.

Me acerqué silenciosamente para hacerme notar, así que todos miraron en mi dirección cuando estuve en su punto de visión.

- Está es mi hija Marie - leí los labios de mi papá.

- Hola Marie es un placer conocerte, yo soy Klauss Robinson y esta es mi esposa Jazmín.

Duré un poco para responder, aunque sabía leer los labios no era muy perfecta algunas veces. Cuando él se dio cuenta de que me quedaba mirando sus labios miró a mi padre extrañado.

- Soy sorda -le dije un poco avergonzada- pero puedo leer los labios, para mí también es un placer señor Robinson.

- Nos puedes llamar por nuestros nombres propios, ya que seremos vecinos.

- Está bien señor... Perdón Klauss y Jazmín.

Mi padre nos interrumpió diciendo que debíamos llegar a casa, así fue que nos despedimos y partimos hacia allí.

Ese encuentro más adelante cambiaría mi vida, me traería dolor, amor, paz, compresión y una tormenta de emociones las cuales les contaré a su tiempo . Espero que no me dejen sola en este camino.

Song from the soul. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora